Cuando era niño, al artista mexicano Gabriel Dawe no se le permitía tejer. "Mi abuela creía firmemente que las mujeres debían estar en la cocina y los hombres no; que las mujeres bordaban y los hombres no", recuerda él mismo a Verne. Ahora se desquita de las prohibiciones de infancia creando ilusiones ópticas con miles de hilos entrelazados, que juegan con la luz y el color. Con ellas hace que lo etéreo se torne permanente, rinde tributo al folclore mexicano y logra una victoria personal ante el machismo que todavía rige en la sociedad de su país.
[Puedes ver más instalaciones a lo largo del artículo]
La última de sus luminosas y coloridas instalaciones que componen la serie llamada Plexus se rodea de las obras de maestros de la pintura clásica en el estadounidense Museo de Arte de Toledo (Ohio) y ha tenido repercusión en varias webs especializadas en arte. En su perfil de Instagram recopila muchas de ellas, con sus distintas formas y contextos.
Sus trabajos ya han viajado del Lago Como italiano a Washington y necesita para elaborarlos una herramienta diseñada por él mismo, similar a una aguja gigante, con la que hilvana hilos kilométricos. para instalarlos, son necesarias en torno a diez horas de trabajo. Con ese proceso, Gabriel Dawe cose literalmente los arcoíris al espacio en el que se exponen: "Comencé a trabajar con textiles para rebelarme en cierta manera de mi infancia en México y desafiar las normas de género con las que crecí. La serie 'Plexus' es una evolución de mis trabajos con bordados anteriores, que siempre he usado con mis instalaciones".
Su abuela pudo ver algunos de esos bordados antes de morir. "Yo ya vivía fuera de México y exponía en museos. El tiempo y la distancia suavizaron el impacto, así que me dio su aprobación", explica a través del teléfono.
No todas las influencias de México en su obra son resultado de sus frustraciones. También el haberse "criado en un país tan luminoso y colorista" ha influido en sus obras. La artesanía mexicana que coleccionada su madre en brillantes tonalidades es uno de los recuerdos que traduce en sus piezas. Así regresa también al país que abandonó hace 16 años para vivir en Canadá y en Estados Unidos.
"No intento imitar la naturaleza, aunque sí juego con los elementos propios del arcoíris, que mantiene un orden en su gama cromática. Equivale a narrar una historia que tiene principio y final", dice el mexicano.
Esa explosión de color que define sus instalaciones conecta su obra con la de Anish Kapoor, quien suele trasladar los colores de su India natal y que es el autor de la torre mirador de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Una tuitera británica, Hannah Hill, reivindicó el pasado mes de octubre el bordado como un arte "relegado por ser de mujeres". Lo hizo cosiendo un meme y compartiéndolo en redes sociales. La imagen se hizo viral.