Una niña de 12 años y su hermana pequeña se acercan a Laura P. Picazo, portavoz de Greenpeace que acaba de participar en un panel sobre activismo en el Tubecon, evento sobre youtubers celebrado este sábado en Madrid. Le preguntan si conoce en persona a YellowMellow, la estrella de la plataforma de vídeos con la que la organización colaboró en mayo de 2016 para mostrar a sus seguidores el deshielo en el Ártico. El compromiso social encuentra en YouTube a un poderoso aliado entre las nuevas generaciones.
"Es muy fuerte lo que pasa ahí", le dice la joven, que minutos antes, durante el turno de micrófono abierto, le ha cuestionado para qué sirve una firma en una campaña en internet. Para Greenpeace, YouTube se ha convertido en un valioso recurso. "En la nuestra, como en el resto de organizaciones similares, la media de edad de los socios es cada vez más alta. Necesitamos atraer a los jóvenes", dice Picazo durante su intervención. La campaña ecologista logró recopilar más de 200.000 firmas para salvar esta zona del planeta.
En el Tubecon, que ha invitado a más de 100 youtubers a romper la pared virtual y encontrarse en vivo con sus seguidores, se habla de solidaridad, literatura, familia y ciencia. Son temáticas muy alejadas a las bromas y demás episodios negativos que reciben más atención mediática y que dan mala imagen al colectivo.
Una madre asistente a la convención explica que compró tres tickets de 15 euros cada uno para que sus dos hijos pudieran acceder al recinto, ya que no se permite la entrada a menores de 16 años si no van acompañados de un adulto. "Ellos me enseñan a mí lo que pasa en YouTube y yo me encargo de hacerles discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Cuando ven a alguien como el caraanchoa, tienen criterio para rechazar ese tipo de contenidos", comenta a Verne.
Asistentes al Tubecon, a la espera de conocer a uno de sus ídolos en un Meet & Greet / Santi Burgos
Bolli, youtuber que lucha contra el bullying y defiende los derechos del colectivo LGTB+ desde las redes sociales, es algo escéptica con respecto a la relación de las grandes ONG y YouTube. "Creo que se han apuntado a un carro incipiente y que intentan ayudar con más voluntad que cabeza pero, de momento, sus acciones solo aportan retuits", comenta a Verne en el WiZink Center, el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid, donde se celebra el Tubecon.
"No era consciente de la potencia de las redes sociales hasta que un día un niño me contactó por Snapchat. Aprovechaba la privacidad de este medio para contarme que quería suicidarse por el acoso que estaba sufriendo en el colegio. Quedé con él en Barcelona y pude comprobar que vivía un auténtico estado depresivo que sus padres no habían sabido detectar. Logré convencerle para que se comunicara con ellos y que denunciara", asegura Bolli.
Para ella, internet, aunque no cumple el papel de los padres y las instituciones, "sí resulta un recurso más accesible" para los jóvenes. "El Gobierno español ha tardado demasiados años en crear un teléfono de atención frente al acoso. En cambio, yo nunca imaginé que un vídeo en el que contaba con normalidad que era lesbiana pudiera ayudar a tanta gente", dice.
Algo similar contaba a Verne Nathan, un adolescente transexual canario que encontró una explicación a lo que le ocurría a través de las redes, además de una comprensión y un sentimiento de pertenencia que, en principio, no le ofrecían sus padres ni los organismos públicos.
Alba Vidal, de 25 años y conocida en YouTube como Koala Rabioso, considera a este nuevo medio como una herramienta poderosa para hacer activismo, aunque no la panacea definitiva. "Si buscamos entre los 20 canales más exitosos y que más seguidores arrastran en YouTube, los temas sociales no son lo que se lleva. Queda mucho por hacer", comenta en el panel sobre activismo de Tubecon del que también forma parte ante un centenar de asistentes, en su gran mayoría menores de 25 años.
En su canal no aborda un solo tema y habla sobre la sostenibilidad, la diversidad sexual y el abuso animal. "Yo me creé una conciencia política en el 15-M, pero mi hermana pequeña lo hizo gracias a las redes sociales y a ver gente como Bolli", comenta. "El 17 de mayo de 2011 [durante los desalojos de la acampada en la Puerta del Sol], me pusieron una multa por estar en la calle. Me pregunté cómo seguir luchando sin ser perseguida. Como me he formado en el campo de la Comunicación Audiovisual, decidí grabar vídeos en internet".
Vidal considera que YouTube, la empresa detrás de la herramienta que está colaborando en una nueva forma de activismo, no apoya tanto como debiera a este tipo de creadores de contenidos. "Hace poco se me censuró un vídeo porque salía un topless de fondo, sin importar de qué trataba el contenido. De haberle pasado a un youtuber más famoso que les diera más dinero, estoy segura de que la empresa lo hubiera pasado por alto", asegura Koala rabioso.
Ella cuenta con 135.000 suscriptores. Se trata de una audiencia masiva, aunque muy alejada de los millones de admiradores que arrastran las máximas estrellas de este medio. Aunque de forma discreta, Pla presencia de canales como el suyo es una realidad creciente en la paltaforma de vídeos.