Muchos conductores no puede evitar mirar un accidente cuando pasan al lado de uno en la autopista. No es buena idea: levantar el pie del acelerador y girar la cabeza no solo hace que el tráfico sea aún más lento, sino que puede provocar otro accidente.
Algo parecido ocurre con los vídeos de Leticia Sabater, salvando todas las distancias y aclarando que nadie resulta herido por reproducirlos, que sepamos. Pero el caso es que no podemos dejar de verlos aunque sepamos, más o menos, con qué nos vamos a encontrar y que ni siquiera deberíamos hacerlo. Esto explicaría que sume 45.000 reproducciones en 24 horas una canción que muchos solo escuchan para poder criticar.
Toma pepinazo narra la superación de una ruptura en la que ha habido terceras personas (rubias de Ibiza, para ser concretos) gracias a una noche de alcohol y amoríos. La estética del vídeo es la habitual en los vídeos de Sabater: cromas, bikinis de diseño llamativo, alguna imagen grabada en Punta Cana (o eso se nos asegura) y efectos especiales que incluyen un Pikachu verde y un montón de pepinos voladores.
El vídeo aún no es viral por lo que respecta a la cantidad de veces que se ha visto, pero, como suele ocurrir con sus canciones, está creciendo gracias a una variante un tanto cruel del boca a boca: ya hay más de un millar de comentarios en YouTube, la mayor parte de ellos muy desagradables. Algunos ejemplos:
- Qué mierda de antivirus tiene que tener YouTube en sus servidores para no detectar esto.
- Asume que cantar no es lo tuyo y que quizás tu época en televisión ya pasó, deja de estropear tu buena labor en el pasado.
- EEUU tiene pensado poner esta canción como método de tortura en Guantánamo.
- No sé qué hace mejor este video, si el Pikachu radiactivo del minuto 3:25, los pepinos voladores, los tatuajes de los cheetos o los bikinis brillantes…
En Twitter, la artista ha llegado a ser trending topic fugaz la mañana del martes, gracias a mensajes en un tono parecido.
Estas críticas poco constructivas de la obra de Sabater no son una novedad. El año pasado ya hablamos con ella cuando publicó La salchipapa y nos dijo que no acababa de entender tanta inquina: “Será que les pone cachondos meterse conmigo, que eso les alivia”. Aunque aseguraba leer pocos comentarios, “por salud mental”, Sabater ya nos decía que meterse con ella es tradición, “como los polvorones de Navidad”. De hecho, algunas de las críticas parecen escritas de forma casi automática, porque lo que toca es meterse con Leticia Sabater.
Tanta crueldad puede parecer innecesaria: al fin y al cabo, Sabater solo es autora de una canción sin más pretensiones que hacer reír y, por supuesto, no obliga a nadie a escucharla.
Eso sí, el efecto de estos comentarios no es del todo negativo, ya que ayudan a que sus vídeos acaben haciéndose conocidos. Tanto, que no descartaría que la propia Sabater prefiera esas críticas desagradables al silencio y que muchos de quienes los firman lo hagan con cierto cariño. Un poco en plan “te estoy insultando, pero lo hago por tu bien, para que te pases todo el verano dando bolos. Si actúas en Benidorm iré fijo”.