"¡Le ha dado a la abuela!". Varias personas ríen en un vídeo de un chimpancé lanzando sus excrementos al público que le jalea en un zoo de Michigan. Hay vídeos similares en YouTube pero este ha viralizado porque le da en toda la cara a una señora mayor sentada en su silla, y las carcajadas que se oyeron en el zoo se multiplican ahora en redes.
Pero el chimpancé no está jugando. Lo está pasando mal. Y si hubiera tenido otro objeto a mano -una piedra o un palo, por ejemplo- lo habría arrojado a la cara de los visitantes del zoo.
Según explica a Verne Federico Bogdanowicz, presidente del Instituto Jane Goodall España, esa conducta es un despliegue de fuerza, "una conducta agonística que realizan cuando se sienten amenazados o quieren reforzar su posición (no es un juego con el público)".
Y añade, en respuesta por correo electrónico: "No es de extrañar que teniendo a tanto público asomado a su recinto, mirándolo, haciendo ruido o riendo", el simio acuse "ese cúmulo de presiones (que ocurren a diario y a toda hora)" y acabe sintiendo "que debe proteger su territorio o su grupo". Y añaden que los visitantes están en "una posición de altura, que es más intimidante". Se trata de "un error de diseño del recinto, pensado más para el público que para el grupo de chimpancés".
Los simios también llevan a cabo este tipo de despliegues de fuerza en la naturaleza y no solo en cautividad, pero "sacudiendo ramas, tirando piedras, o golpeando con pies y manos en el suelo o tronco de árboles". También "golpeando a otros, para intimidar a congéneres o reforzar y mejorar su posición en la jerarquía del grupo. No teniendo otro objeto contundente a mano en cautividad (que los cuidadores quitan para protección del público, aunque a veces encuentran piedras), distintos simios han sido observados arrojando heces".
Miquel Llorente, presidente de la Asociación Primatológica de España, recuerda que el vídeo puede parecer gracioso, pero el chimpancé está pasando por una situación "de sufrimiento". Se trata, explica, de "animales muy inteligentes capaces de ponerse en el lugar del otro y de comprender que se están riendo de él". Estos simios han aprendido que "lanzar heces provoca rechazo y hace que el público se aleje", con lo que consigue algo de tranquilidad.
Añade que se trata de una situación "común en muchos zoológicos", donde hay muchas visitas y poco espacio. Esto puede ser "una fuente de estrés para el animal", que "se siente invadido". No ayuda, como decía Bogdanowicz, que los visitantes estén a mayor altura. Los cristales que hay en muchos zoos tampoco son buena idea: "Son muy invasivos, muchas veces es lo único que los separa y además no tienen espacio para esconderse del público", que a menudo es "invasivo y maleducado", especialmente cuando se dedica a "aporrear el cristar y gritar para llamar la atención de los animales".
Llorente cree que el interés por los animales es positivo, pero hay que mejorar los espacios en los que viven: "Es cuestión de alejar al público y limitar el número de visitantes". Pone como ejemplo la Fundación Mona, donde se cuida de primates maltratados. Esta entidad de Girona organiza visitas guiadas, pero para grupos reducidos.
Tres de las cuatro subespecies de chimpacés en África están en peligro de extinción, según recuerda el Instituto Jane Goodall. En cautividad pueden vivir hasta 60 años y en libertad, alrededor de 35.
Los autores del vídeo: "La cosa más divertida que he visto"
En YouTube, el vídeo aparece repetido ya infinidad de veces. En el que más reproducciones lleva, superando los dos millones, el usuario Jacob Mitchell ha escrito que la publicación "pretende visibilizar la importancia de no burlarse de animales en zoológicos", siendo especialmente importante "no golpear los cristales, gritarles o alimentarles", e incluye además enlaces para donar al zoo donde vive el chimpacé de la grabación. Mitchell indica que el vídeo original pertenece a su amiga Erin Vargo, quien se identifica en Facebook como extrabajadora del mencionado zoo y en prácticas en una fundación de protección de leopardos.
En su publicación de Facebook, Erin Vargo dice: "Jake y yo pensábamos que iba a ser el típico día en el zoo y resulta que se convirtió en la cosa más divertida que he visto en mi vida. De verdad que me muero de la risa. Y no puedo creer haberlo grabado en vídeo". De paso también pide donaciones para mejorar las instalaciones del zoo.