En cuestión de segundos, Sergio Gutiérrez perdió a su hija Valeria para siempre. Viajaban en bicicleta por las calles de Nezahualcóyotl, uno de los municipios del Estado de México más peligrosos para las mujeres. El padre subió a la niña de 11 años a una combi pública para protegerla de la fuerte lluvia. De repente, la camioneta arrancó y Gutiérrez la perdió de vista. El chofer Octavio N. violó y asesinó a Valeria. La policía estatal encontró el cuerpo de la niña al día siguiente.
El caso ha provocado indignación a nivel nacional y se considera uno de los más graves que se han registrado en Estado de México, la entidad con mayor incidencia de feminicidios en el país. Este jueves, las autoridades han anunciado que el presunto violador y asesino de la niña fue hallado muerto en prisión. Aún se desconoce si se trata de un suicidio. Por esa razón, el nombre de Valeria se volvió trending topic desde la mañana y continuó siéndolo cerca del mediodía (hora de la Ciudad de México).
La dibujante Eréndira Derbez creó y tuiteó una ilustración que expone la poca o nula colaboración de la policía para atender el caso. Los moneros mexicanos Rictus, Rapé y Alarcón han creado cartones para denunciar la inseguridad que viven las mujeres en el Estado de México y el resto del país.
El cuerpo de Valeria fue hallado el 9 de junio, no el 12.
Decenas de usuarios en Twitter han expresado su indignación y frustración por la reacción de las autoridades ante la denuncia del secuestro de la niña. Jaqueline Ortiz, madre de Valeria, ha dicho a la prensa que la policía negó buscarla calle por calle. “Me decían que fuera yo a hablar con sus amigos, con su novio”, dijo en una entrevista con el diario El Universal.
Los mexicanos también exigen justicia para Valeria y sus familiares. También piden que el caso no se cierre simplemente porque el presunto responsable ha muerto.
En los comentarios sobre el caso en las redes, varios han culpado al padre de la niña de subirla a la combi sola, pero otros han salido a su defensa. Argumentan que no se puede responsabilizar a los padres por la inseguridad sistemática por la que las niñas son extremadamente vulnerables a la violencia.