“Mujer asesinada”, “mujer apuñalada”, “feminicidio”, “restos de mujer”, “cadáver de mujer”, “niña asesinada”, “mujer descuartizada”. María Salguero ha configurado la función de alertas de Google con etiquetas como las anteriores. Así, cada mañana, el buscador le notifica si se han registrado nuevos casos de feminicidios en México. La ingeniera geofísica, originaria de la capital del país, utiliza esa información para actualizar un mapa interactivo que registra los asesinatos de mujeres en territorio mexicano desde enero de 2016.
El proyecto personal comenzó con la página web Los feminicidios en México, cuenta Salguero a Verne vía telefónica. Ahí aparece el primer mapa que creó, cuya información está segmentada en categorías como Rango de edad de las víctimas, Relación del feminicidio con la víctima, Modo en que fueron asesinadas, Escenario del crimen y Estatus del feminicida. Sin embargo, explica, esta primera herramienta sólo permite la visualización de datos por regiones. En Ciudad Juárez, por ejemplo, se puede ver un círculo rojo con 459 casos registrados.
Con el objetivo de visualizar caso por caso, Salguero trasladó la información al mapa de Google que se muestra más arriba. Las cruces en círculos rojos corresponden a los 1985 casos registrados en 2016. Las cruces en círculos morados dan cuenta de 369 crímenes cometidos entre enero y marzo de 2017. Al hacer click en cada marcador, la información de la víctima y del presunto asesino aparece en una pestaña del lado izquierdo de la pantalla.
Salguero, de 38 años, comenzó a hacer activismo en las redes desde los inicios de Twitter en México. A través de su cuenta @Princesabathory -donde hoy tiene más de 11.000 seguidores- abrazó causas diversas, como la tragedia de los 49 menores que murieron quemados en la guardería ABC. Ella y otros usuarios organizaron marchas y recolectaron firmas para que el entonces presidente Felipe Calderón se reuniera con los padres de las víctimas.
“Una vez que empiezas a hacer activismo y te pones a ayudar, dan ganas de seguir haciéndolo y no sólo de salir a marchar”, cuenta Salguero, cuya formación en Ingeniería Geofísica le dio las herramientas para trabajar con mapas y datos. Es algo que disfruta hacer, por eso le dedica de tres a cuatro horas al día sin recibir nada a cambio. “Hay que ser empáticos con las víctimas: no me podía quedar cruzada de brazos ante la barbarie”, comenta sobre la motivación detrás de su proyecto.
Además de utilizar las alertas de Google, Salguero revisa a diario la nota roja de algunas publicaciones locales: El Gráfico, de la Ciudad de México, el Periódico Central de Puebla, o el diario A fondo, del Estado de México. “Muchos de estos medios ya tienen sensibilidad para titular, pero muchos otros no”, advierte la autora del mapa de feminicidios, quien recuerda titulares como “Souvenirs en el desierto” para referirse al hallazgo de una mujer asesinada.
El Modelo de Protocolo de investigación de ONU Mujeres define feminicidio como “la muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión”.
Con base en esta definición, Salguero recolecta la información y la vuelca en sus mapas. También le da seguimiento a los casos ya registrados, para actualizar los datos si es necesario. Por ejemplo, si se llega a conocer la identidad de una víctima o si cambia el estatus legal del presunto asesino. La intención de la activista es que su proyecto siga creciendo, al añadir información de años anteriores o incorporar nuevas categorías que permitan otorgarle mayor sentido humano a las cifras.
Hasta hoy, solo un caso entre más de 2.000 cuenta con una fotografía e historia personal de la víctima. Se llamaba Daniela Jiménez Covarrubias y tenía 15 años cuando su amigo la mató a puñaladas por negarse a besarlo. Tiempo después, la madre de Daniela contactó con la autora del mapa de feminicidios para agradecerle por contribuir a visibilizar el caso de su hija. Salguero le pidió que escribiera un texto para recordarla, el cual se puede leer en la página del proyecto.
María Salguero dice que tuvo pesadillas recurrentes durante los primeros meses que trabajó en Los feminicidios en México. Hoy son menos frecuentes los malos sueños, pero la información trágica que revisa a diario todavía le causa malestar. Cuando eso sucede, la activista abandona por un rato el trabajo y se va a dar la vuelta en bicicleta.
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