La escritora y analista legal Rebecca Buckwalter-Poza, de Washington DC, decidió contestar el pasado 6 de diciembre a un tuit de Donald Trump. El presidente, desde su cuenta de Twitter personal, lanzaba un nuevo ataque contra los medios de comunicación: "Lo siento chicos, pero si me hubiera fiado de las noticias falsas de CNN, NBC, ABC, CBS, Washington Post o NYTimes, habría tenido cero oportunidades de ganar la Casa Blanca". Ella le contestó: "Para ser justos, no ganaste la Casa Blanca: Rusia la ganó por ti". Su mensaje era una más de las 38.000 respuestas que recibió el presidente, pero tuvo relativo éxito y fue retuiteado más de 3.400 veces. Después, la cuenta del presidente la bloqueó.
El día en que Donald Trump se convirtió en presidente de Estados Unidos, recibió la contraseña de la cuenta de Twitter que corresponde a su cargo y que en los últimos años había utilizado Barack Obama: @Potus. Pero Trump era tuitero antes de ser presidente y ha seguido utilizando su cuenta personal @realDonaldTrump de manera intensiva y por encima de la oficial, también para temas presidenciales como anunciar que Christopher A. Wray sería el nuevo director del FBI.
La cuenta personal de Trump en Twitter tiene 33 millones de seguidores. La oficial, 19. Desde la primera, el presidente contesta a algunos tuiteros, retuitea a otros y bloquea a los que considera molestos. Ahora, un grupo de siete tuiteros bloqueados por @realDonaldTrump -la cuenta personal- han presentado una demanda ante un tribunal de Nueva York al considerar que ha violado la libertad de expresión. A la denuncia se ha sumado el Knight First Amendment Institute (Instituto Knight para la Primera Enmienda) de la Universidad de Columbia. Los demandantes, al estar bloqueados, no pueden leer los mensajes de Trump ni tampoco interactuar con él y reclaman su derecho a estar informados de los anuncios del presidente.
La demanda defiende que todos los ciudadanos deberían tener acceso a los mensajes de Trump porque este los usa no a título personal, sino para “hacer anuncios oficiales, defender decisiones y acciones oficiales del presidente, rendir cuentas de encuentros con dirigentes extranjeros y promover las posiciones del gobierno sobre la cobertura sanitaria para inmigrantes, asuntos extranjeros y otros temas”, según el texto del Knight Institute.
Twitter no ha querido hacer declaraciones al respecto, aunque otro de los argumentos de los tuiteros bloqueados es que esta red social cumple una función de foro digital y que no permitir participar supone un ataque a la Primera Enmienda, que defiende la libertad de expresión. "Twitter permite a ciudadanos corrientes hablar directamente con funcionarios públicos y escuchar y debatir con otros sobre asuntos públicos de una forma similar a cómo lo harían en una acera, un parque público o una reunión ciudadana", añade en el citado documento.
Las cuentas de Trump
El primer tuit que publicó Donald Trump como presidente de EE UU, el mismo 20 de enero que tomó posesión del cargo, no lo hizo desde la cuenta de @POTUS, sino desde la que había usado para calentar su candidatura y atacar a Hillary Clinton y a la prensa. Ni su tono duro ni su asiduidad -Trump comienza a tuitear nada más despertar, a veces antes de las 6 de la mañana- han cambiado desde que se ha convertido en presidente.
Hace unos días, Trump usaba este medio para decir que sus mensajes eran personales y no oficiales. “Mi uso de las redes sociales no es presidencial, es MODERNAMENTE PRESIDENCIAL”, escribió. Lo publicaba tras la que ha sido una de sus mayores polémicas en redes: la publicación de un videomontaje en el que Trump aparece golpeando junto a un ring a una persona con el logo de la CNN superpuesto en la cabeza.
La dualidad de cuentas no es casual. Mientras que la "privada", de momento, solo corresponde al ámbito personal de Trump, la segunda es un canal de comunicación oficial del presidente de Estados Unidos. De hecho, los tuits que Barack y Michelle Obama publicaron desde @POTUS y @FLOTUS se archivaron en otras cuentas (@POSTUS44 Y @FLOTUS44) que son propiedad de la Administración Nacional de Archivos y Documentos.
¿Quiénes son los bloqueados?
Los siete tuiteros que reclaman volver a tener acceso a los tuits de Trump y a interactuar con el presidente tienen perfiles muy distintos: desde policías a escritores. Son: Philip Cohen (profesor universitario), Eugene Gu (médico cirujano residente), Holly Figueroa (compositora musical), Nicholas Pappas (escritor), Joseph Papp (escritor y exciclista), Rebecca Buckwalter-Poza (escritra y analista legal) y Brandon Neely (oficial de policía). En la página del Knight Institute cuentan su historia en un artículo llamado A mí me boqueó @realDonaldTrump.