Fátima Loaiza tiene 25 años, es maestra de primaria y fan de los libros de Harry Potter. Trabaja en una escuela pública de Huamantla (Tlaxcala), donde estuvo al frente del quinto grado -con estudiantes de 10 y 11 años- en este último ciclo escolar. Como su grupo ya había terminado el programa obligatorio, la profesora decidió dedicar los últimos 18 días de clase a leer Harry Potter y la piedra filosofal, el primer ejemplar de la saga de magia. El material le sirvió para trabajar ejercicios de comprensión lectora, inglés y matemáticas.
Loaiza compartió los resultados de su “experimento” en el grupo cerrado de Facebook Harry Potter Latinoamérica - Potterheads, que tiene más de 44.000 miembros fanáticos de la saga. Allí contó que desde que se graduó como profesora de primaria quería utilizar los libros de J.K. Rowling para hacer un proyecto de lectura con sus estudiantes. Por eso le regaló una copia del libro a cada uno de sus 21 alumnos. La historia de Loaiza se hizo pública gracias a otra página de fans de Harry Potter, donde se ha compartido más de 4.900 veces desde el 13 de julio.
La maestra originaria de Tlaxcala también compartió fotografías de algunos ejercicios que hacían sus alumnos después de leer un capítulo por día. Para asegurarse de que los chicos entendían la lectura, Loaiza hacía preguntas abiertas como ¿Quién es Nicolas Flamel? o ¿Por qué Harry, Ron y Hermione están nerviosos por el siguiente partido de quidditch? En el siguiente ejemplo, les pidió dibujar y nombrar a tres personas importantes en la vida de Harry.
Para trabajar las operaciones matemáticas básicas, los estudiantes debían resolver problemas relacionados con la historia. Por ejemplo: El sombrero seleccionador sorteó 5024 nuevos estudiantes de Hogwarts. Si los repartieron en las cuatro casas en partes iguales, ¿cuántos fueron a cada casa?
Del inglés repasaron algunos verbos y los colores, como en este ejercicio de dibujo:
Cuando terminaron la lectura, vieron la película todos juntos en clase.
La profesora de primaria explicó a Verne vía telefónica que los recursos didácticos que utilizó con sus alumnos los encontró en la página Teachers pay Teachers, una plataforma de intercambio de materiales entre docentes que puede ser gratuito o de pago. En este caso, Loaiza pagó alrededor de 16 dólares (unos 280 pesos) de su bolsillo para descargar las propuestas de tres usuarios estadounidenses.
Loaiza dijo que presentó los ejercicios a sus alumnos como un repaso sin calificación, para que no se sintieran presionados y se concentraran en disfrutar el libro. “Creo que lo más importante es que la lectura sea por placer. Podemos hacer miles de actividades, pero si los niños sienten que es algo obligatorio, nunca le van a encontrar el gusto”, agregó.
La docente sabe esto por su propia experiencia. Ella contó que su madre le regaló el primer libro de Harry Potter cuando tenía nueve años, pero no le emocionó especialmente y lo dejó intacto en el librero. Cuando vio la película, tiempo después, se enamoró del mundo mágico de Hogwarts y comenzó a leer un libro tras otro hasta terminar la serie. A su colección se han añadido ejemplares menos conocidos como la versión ilustrada de La piedra filosofal, que llevó al aula para mostrar a sus alumnos.
Según Loaiza, la respuesta de la mayoría de sus estudiantes a estas actividades fue positiva: “Me comentaban cosas que les llamaban la atención… Cuando vimos la película, algunos niños me decían el nombre del capítulo. Otros preguntaban si lo que sucedía en el libro era realidad”. La profesora les explicó que era ficción y que si este libro no era su favorito, podían encontrar otros miles de títulos en bibliotecas físicas y virtuales. Ella espera, dijo, que los 21 alumnos que tuvo este ciclo escolar les haya gustado la experiencia “y se animen a seguir leyendo”.