Donald Trump, presidente de Estados Unidos, lanzó uno de sus tuits más polémicos este domingo. En él decía que acababa de escuchar el discurso en las Naciones Unidas del ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Norte, Ri Yong-ho, y aseguraba que “si está transmitiendo las ideas del Pequeño Hombre Cohete, no estarán mucho tiempo más por aquí”.
El tuit fue criticado no solo por sus posibles consecuencias internacionales, sino por contravenir las normas de Twitter, que prohíben las “amenazas violentas”.
No es la primera vez que alguno se pregunta por qué hay manga ancha con Trump en esta red social. En agosto, otro tuit similar amenazando a Corea con acciones militares fue criticado por el actor Kal Penn, que recordaba que la prohibición de las amenazas en Twitter incluye “las amenazas de asesinato masivo vía guerra nuclear”.
Esta vez Twitter sí ha contestado. Lo ha hecho con un hilo en el que explica que "todas las cuentas se rigen por las mismas normas”, pero que también valora varios factores a la hora de juzgar los tuits polémicos. “Entre estas consideraciones está el ‘valor noticioso’ y si ese tuit es o no de interés público”. La red social añade que esto había sido “política interna” desde hace tiempo y que “adaptará sus normas públicas para recogerlo”.
Algunos opinan que esta solución es injusta, ya que parece que el presidente de Estados Unidos tiene privilegios como usuario que no tienen los demás. Pero no deja de tener sentido: que Trump amenace a Corea del Norte con una guerra nuclear es un hecho noticioso y preocupante, lo haga en Twitter o en una rueda de prensa. Otro asunto es si un jefe de Estado debe usar la que aún es su cuenta personal para hacer este tipo de anuncios que, en muchas ocasiones, parecen improvisados.
Trump ya se ha defendido en otras ocasiones de esta acusación: después de las críticas que recibió tras compartir un videomontaje en el que aparece golpeando en un ring a una persona con el logo de la CNN superpuesto en la cabeza, el presidente tuiteó que su uso de las redes sociales “no es presidencial, es MODERNAMENTE PRESIDENCIAL”.
No parece que vaya a cambiar. John Kelly, jefe de gabinete del presidente desde principios de agosto, intentó que Trump moderara su entusiasmo por la red social. Al menos quería saber qué pensaba tuitear antes de que lo hiciera, según recogía la web Politico. De hecho, lo logró durante unos días. Pero todo apunta a que fue un logro efímero. Y el anuncio de que Twitter permitirá mensajes de hasta 280 caracteres no resulta muy tranquilizador en este contexto.
Cierra los ojos. Imagina a Trump usando Twitter. Ahora imagina a Trump usando Twitter con 280 caracteres. Ahora cierra Twitter.