Aviso: este artículo incluye spoilers de El sexto sentido, El imperio contraataca, Narcos y Verano azul.
El escritor Chuck Klosterman se preguntaba ya en 2011 si se podría rodar otra película como El sexto sentido en tiempos de internet y redes sociales. Basta una actualización de Facebook para que centenares de personas sepan que (ojo, que lo cuento) Bruce Willis está muerto desde la primera escena de la película. En su opinión, esto podría afectar incluso a los propios guionistas, que no se plantearían escribir una película cuyo éxito se basara en un final fácilmente destripable en un tuit.
Es cierto que las redes han cambiado nuestra actitud hacia los spoilers. En redes sociales nos solemos comportar como en una conversación informal, por lo que es normal que, nada más terminar de ver el último episodio de Juego de tronos, queramos comentar lo que ha pasado. Pero hay una diferencia: no siempre sabemos a quién le puede llegar nuestro mensaje y no podemos preguntar a todos nuestros seguidores si ya lo han visto. En consecuencia, a veces hablamos de más.
Con las series es peor
Hace no tantos años, nos teníamos que conformar con lo que echaran en televisión, además de con paseos ocasionales al cine o al videoclub. Pero hoy en día tenemos decenas de canales y plataformas.
Natxo López, guionista que ha trabajado en series y películas como Allí Abajo, Hispania y Acantilado, recuerda que hace años él y sus amigos incluso se contaban películas si alguno de ellos no la había visto: “No me molestaba porque no sabía si la iba a poder ver o no”.
Hoy la cosa ha cambiado tanto que no se puede decir nada de ninguna serie, por si a la otra persona se le ocurre verla en algún momento de su vida. Todo parece estar a nuestra disposición y para siempre. Por ejemplo, todavía se avisa de spoilers antes de hablar de la última escena de Los Soprano, que no solo se emitió el 10 de junio de 2007, sino que quizás sea uno de los más comentados de la historia de la televisión, con permiso del último capítulo de Lost. ¿Esto significa que no podremos hablar nunca de nada de lo que pase en ninguna serie sin hacer advertencias previas? ¿Y qué ocurre con una novela o una película clásicas? ¿Se puede hablar del final de Madame Bovary?
López cree que actualmente “hay una cultura audiovisual distinta”. Se trata de “otra forma de ver, con más inmediatez”. Sobre todo en el caso de capítulos esperados, como los estrenos y los finales de temporada, “que todo el mundo ve a la vez. La conversación es muy rápida”.
En su opinión hay “cultura del respeto” en lo que se refiere a los spoilers, pero es inevitable acabar tragándose alguno. Aunque seamos cuidadosos, a menudo comentamos las series como cuando las echaban un día de la semana a una hora concreta. Y ya no es así siempre.
Pablo Escobar muere
Con todo esto, queda claro que los spoilers son en gran medida inevitables, pero en lugar de relajarnos ante una realidad que no podemos cambiar, hemos aumentado el celo. En 2008, la revista New York proponía un código para revelar detalles de las tramas. Aseguraban que debería estar permitido llevar un spoiler en el titular tres días después de la emisión del episodio. En el cuerpo del artículo estaría permitido al día siguiente.
Hoy suena a poco tiempo, pero años antes se era incluso más permisivo: la revista Supertele del 6 febrero de 1982 salió pocos días antes del último episodio de Verano azul. Su titular de portada era: “Chanquete se muere el domingo”. Si eso lo hiciera un periódico hoy en día, habría revueltas, saqueos, manifestaciones, boicots.
Las críticas airadas a los spoilers llegan incluso cuando un medio publica una foto supuestamente reveladora o cuando se dice que un episodio es emocionante o tiene un final espectacular. Incluso cuando algún trending topic da más información de la necesaria, como pasó hace pocas semanas con un episodio de Juego de tronos. “Es verdad que se dan pistas -explica López- y que la sorpresa hace que sea más agradable. Pero también se exagera la gravedad del asunto”.
Saber el final de El sexto sentido cambia por completo la experiencia de ver la película, pero en opinión de López, muchas veces los supuestos spoilers no estropean de verdad los episodios: “Hay que tener en cuenta la narración en total, los personajes, la historia... y no solo las sorpresas, que a veces son trucos de naipes. Son un elemento más”. ¿La muerte de Chanquete fue menos mítica para los lectores de Supertele?
Las quejas sobre spoilers no se limitan solo a la ficción: una campaña de Netflix de la segunda temporada de Narcos jugaba con esa idea. En las respuestas al tuit en el que se decía que Escobar muere hay más de un comentario enfadado por el spoiler. Pero no es un spoiler si pasó de verdad: no es que Pablo Escobar muera, es que murió.
Cuando el spoiler no importa
Aparte de cuando se trata de hechos reales, a menudo sabemos el final de las películas que vamos a ver y eso no nos importa mucho: por ejemplo, nadie se enfadaría si le dijeran que en Thor 3 ganan los buenos después de pelearse contra los malos durante unos 20 o 25 minutos en una batalla final muy espectacular. (Ni se ha estrenado ni la he visto, pero imagino que será como el resto de películas de Marvel).
No siempre es tan evidente. Uno de los spoilers más bestias del cine es la frase: “Luke, yo soy tu padre”. Es un momento que se presentaba como impactante en El imperio contraataca, pero que difícilmente pillará por sorpresa a quien vea hoy en día la película por primera vez. Y nadie se queja.
Un estudio de hace un par de años sostiene que los spoilers podrían incluso mejorar la experiencia. Lo aseguran los investigadores Jonathan D.Leavitt y Nicholas J.S. Christensen en un trabajo publicado en la revista Psychological Science, en el que daban a leer relatos cortos a los participantes. A la mitad de ellos se les destripaba la historia en un párrafo que estaba al principio. Según estas personas, saber el final les permitía concentrarse en cómo estaba escrito el relato. Pasaba incluso con las historias de misterio.
Y a veces incluso se buscan y se pregunta por ellos: sé de alguno que se leyó en la Wikipedia los resúmenes de los libros de Juego de tronos para no sufrir entre temporada y temporada. Otro ejemplo que no es solo una anécdota personal: Charles Dickens publicó La tienda de antigüedades por entregas entre 1840 y 1841. La historia fue un exitazo. También en Estados Unidos, donde muchos esperaban en el puerto a que llegara la siguiente parte y ni siquiera eran capaces de aguantar a que la descargaran, prefiriendo gritar a los pasajeros aún a bordo: “¿Ha muerto la pequeña Nell?”. No haremos spoilers, pero el final se comentó casi tanto como el de Lost.
Según explica a Verne la psicóloga Amaya Terrón, quienes prefieren saber qué va a ocurrir son los menos: puede tratarse de personas inseguras y a quienes la incertidumbre puede recordarles experiencias pasadas, o al contrario, de gente más obsesiva y que necesita mantener el control constantemente. También se puede preferir saber el final si uno piensa que no podrá contener las emociones.
¿Por qué nos molestan los spoilers?
De todas formas y a pesar de lo dicho, es normal que nos enfademos cuando nos cuentan quién muere en Juego de tronos. Como explica Terrón, un destripe nos roba “la experiencia y las emociones asociadas”. Cuando alguien nos cuenta el final de una película o de una serie, no nos deja disfrutar de “la sorpresa, el miedo, la intriga…” que ellos sí han experimentado. De hecho, las series a menudo nos enganchan por estas sorpresas, explica, ya sea porque estas sorpresas nos resultan gratificantes o porque nos ponemos el reto de deducir qué va a ocurrir y nos sentimos satisfechos cuando lo logramos.
Otro motivo por el que nos molestan los spoilers es porque nos sentimos identificados con las situaciones por las que pasa el personaje y nos ponemos en su lugar, explica Terrón. No en vano la ficción nos ayuda a desarrollar la empatía. Pero, como sugería Jennifer Richler en The Atlantic, un spoiler nos recuerda que “solo es una historia”. Es decir, le resta importancia a todos estos sentimientos de identificación.
Sí, te puedes centrar mejor en lo bien que están construidos esos personajes, pero si sabes que Bruce Willis está muerto, quizás te importe menos su relación con Haley Joel Osment. Y si te has enterado por un tuit (o por este artículo), es normal que además te enfades. Lo siento, pero avisé. Y se estrenó hace 17 años en España. Se estrenó en pesetas.