Los balcones de España también se están llenando de banderas, siguiendo con la iniciativa de servicio público que nació hace un tiempo en Cataluña. Y menos mal, porque hacían falta. Hace unos meses me perdí y no tenía ni idea de dónde estaba. Si eso me pasara hoy en día, solo tendría que levantar la cabeza: en caso de ver un montón de banderas de España, sabría que estoy en España, y si veo un montón de esteladas (y también alguna rojigualda), pues estoy en Cataluña. Tendrían que hacerlo en todo el mundo.
-A ver, Jaime, podrías haber preguntado.
-Menuda tontería. Si no sé dónde estoy, tampoco puedo saber en qué idioma preguntar. ¿Y si llego a estar en Rusia, por ejemplo? ¡No me habrían entendido!
El sistema es mejorable, por lo que desde Verne proponemos algunas banderas que se pueden colgar desde el balcón, ya sea con propósitos prácticos o simplemente sentimentales.
1. Una bandera con el nombre de la calle y un mapa de los alrededores. Así podremos orientarnos algo mejor. En ocasiones, aunque no siempre, necesitamos algo más de información además del nombre del país. Ejemplo:
-Disculpe, ¿sabe dónde queda la calle Provença?
-Eso está en Cataluña.
-Pues muchas gracias, ¿eh? Me ha quedado muy claro.
2. Una bandera de España con Piolín. El águila de San Juan es muy agresiva y trae recuerdos desagradables, pero Piolín es un canario dulce y simpático. Con esta propuesta mantenemos el pollo, pero cambiamos por completo su significado. Además, Piolín ha quedado unido a la historia tanto de España como de Cataluña, después de que la Policía Nacional se alojara en un ferry decorado con los personajes de Looney Tunes. Los libros de texto hablarán del barco de Piolín. Y nosotros podremos decir: "Te juro que pasó. No es una leyenda urbana. ¡Salió por la tele! ¡Nadie me cree cuando lo cuento!".
3. La bandera de Freedonia. Es el país liderado por Rufus T. Firefly (Groucho Marx) en Sopa de Ganso. La bandera es en blanco y negro, pero Firefly es el líder que necesitamos: “No permitiré injusticias, ni juego sucio -afirma-, pero si se pilla a alguien practicando la corrupción sin que yo reciba una comisión, lo pondremos contra la pared... ¡Y daremos la orden de disparar!”.
Firefly también es un claro partidario del diálogo: “No merecería la confianza que se me ha depositado si no hiciera todo lo posible para mantener a nuestra querida Freedonia en paz. Me complacerá recibir al embajador Trentino y ofrecerle en nombre de mi país la mano derecha de la amistad. Estoy seguro de que la aceptará como un gesto de buena voluntad. Pero… ¿Y si no lo hace? Sería un desastre. ¡Yo con la mano extendida y él sin aceptarla! ¡Eso disminuiría mi prestigio! ¡Yo, el presidente, desairado por un embajador extranjero! ¿Quién se ha creído que es, viniendo aquí y dejándome en ridículo delante de mi pueblo? Piénsalo: yo, extendiendo la mano y esa hiena extranjera negándose a aceptarla. ¡Ese cerdo embajador no se saldrá con la suya!”.
4. La bandera de Finlandia. Siempre está bien provocar el caos y la confusión.
-¿Pero usted es finlandés? -Preguntarán los vecinos.
-Qué va, yo soy de Sants de toda la vida. Estuve hace años en Estocolmo. Muy bonito. Me encantó la Sirenita.
-Estocolmo es Suecia. Y la Sirenita está en Copenhague.
-¿Y?
-Pues que la bandera es de Finlandia.
-Ya lo sé, la he puesto yo.
Alguno quizás apunte que esta opción desorientará a transeúntes extraviados, pero eso solo ocurriría si la mayoría de banderas fueran finlandesas, y aún no corremos ese riesgo. También se pueden colocar todas en la calle Finlandia de Barcelona.
5. La bandera de la escuela universitaria de Greendale. La bandera aparece en el cuarto episodio de la segunda temporada de la serie Community. Tiene el lema “e pluribus anus” y fue el diseño presentado por el grupo de estudiantes protagonista de la serie. Es un símbolo del esfuerzo de estos estudiantes por aprender y salir al mundo en todas las direcciones para convertirlo en un sitio mejor.
-Un momento, ¿es no es un…?
6. Una bandera con el logo del Pa.Cu. El Pa. Cu. es el Partido Cuadrado, que aparecía en Los cabecicubos, una de las aventuras de Superlópez. En esta obra de Jan, unos huevos contaminados provocan que a algunas personas se les ponga la cabeza cuadrada. Al principio se les margina, pero poco después fundan este partido y ganan las elecciones. Triunfan gracias a su programa de orden, a su lema “cuadremos el país” y a su campaña para fomentar el miedo a la “amenaza cabecirredonda”.
7. Un sobre. A ser posible, con varios billetes de 500 euros. En memoria de los buenos tiempos, cuando España y Cataluña crecían tanto que medían como 100.000 kilómetros cuadrados más, todos llenos de pisos nuevos y rotondas. Los políticos de ambos países estaban hermanados por el cobro de comisiones, hasta el punto de que muchos de ellos ahora no están ni a favor ni en contra del procés, sino simplemente procesados.
Por cierto, no sería mala idea terminar de construir esos edificios que se han quedado a medias por culpa de la burbuja inmobiliaria y llenar todos los balcones de banderas.
8. La colada. Muchas ordenanzas municipales impiden colgar ropa a la vista, por aquello de que queda feo, pero si tenemos poco espacio en casa, es el momento de aprovechar.
-Oiga -dirá el agente municipal que subirá a casa a llamarnos la atención-, que no se puede colgar la ropa a la vista.
-No es ropa. Es una bandera.
-¿Sus calcetines son una bandera?
-No, los calcetines solos no. Toda la colada. Si la ve desde la terraza del bar de enfrente, parece la bandera de Finlandia.
-¿Finlandia?
-Sí, me encantó Estocolmo.
-Pero Estocolmo es Suecia.
-No empecemos.