Julio es un joven wixárika (o huichol) que vive en la Sierra del Nayar (Nayarit) y acaba de cumplir 14 años. Su maestra en la telesecundaria Juan Escutia sabía que él nunca había tenido ni una fiesta ni un pastel de cumpleaños, así que decidió darle una sorpresa. "La mayoría de los alumnos viven en un albergue, sin sus papás. Julio iba a pasar su cumpleaños lejos de su famlia por lo que quise que fuera un día especial para él", dice a Verne la profesora Iris García González, a través de mensajes de texto.
La reacción de Julio al regalo de su maestra fue de total emoción, y ella publicó las fotografías de ese momento en su cuenta de Facebook. "¡Sonrisas que llegan al alma! #SuPrimerPastel. Porque nadie nacimos sabiendo como partir uno. Tú pártelo, sabe igual", escribió García junto a las imágenes. Su publicación se ha compartido más de 1.700 veces en ocho días. Otras cuentas que han retomado la historia han obtenido más de 12.000 reacciones en la red social.
La docente originaria de Tepic responde a las preguntas de Verne desde la localidad de Huaynamota, donde se encuentra la telesecundaria. Se trata de una zona aislada y con sistemas de comunicación deficientes. García cuenta que solo puede conectarse a internet una hora al día, y que para llegar hasta la escuela desde la capital del Estado debe realizar un trayecto de cuatro horas por tierra y por agua.
Por esa razón, ella y sus cinco colegas -cuatro maestras y un director técnico- se han instalado en una bodega dentro de la escuela, y regresan a Tepic solo algunos fines de semana. Las dificultades para llegar hasta la telesecundaria pública también han sido mostradas por García en su cuenta de Facebook, junto a la leyenda "Amamos nuestra profesión".
Ella explica después que los ríos (Huaynamota y Lerma) "se llenan de troncos y ramas de los cerros cuando llueve, y se quedan ahí estancados hasta que el viento los dispersa". En este mapa se aprecia la ubicación de la telesecundaria y su cercanía con ambos ríos.
Iris García llevó hasta allí el pastel de Julio, desde Tepic. "Sobrevivió a los tres trasbordos que hacemos", cuenta. También hasta allí han llegado varios regalos para el joven huichol, de personas que han conocido su historia a través de las redes. Mexicanos y extranjeros le han mandado ropa y un balón. "Entregarle estos regalos a Julio nos hace confiar y creer en la humanidad. En que como mexicanos y seres humanos podemos transformar la vida de nuestros niños", expresa García.
La profesora de primer año de secundaria se dice preocupada por las condiciones en las que viven y estudian sus alumnos, todos de origen wixárika. Los estudiantes se quedan en un albergue federal durante la semana escolar (gestionado por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas), ya que sus familias viven en comunidades aún más adentradas en la sierra donde no hay acceso a la educación, explica la docente.
También confiesa que le preocupan la precariedad de las instalaciones educativas y las expulsiones que ha habido en el albergue por faltas menores, "que se podrían solucionar mediante el diálogo". El propio Julio fue suspendido durante una semana, y en ese tiempo tuvo que caminar dos horas de ida y dos de vuelta a diario para poder estudiar, dice su maestra. Eso no impide que los chicos tengan grandes sueños: "Algunos quieren ser doctores, otros enfermeros, pilotos, licenciados y maestros", cuenta García. "Por desgracia, muchos de estos niños desertan con el tiempo".
"Enseñar es mi vida", sostiene Iris García, convencida de la importancia de su labor en la Sierra del Nayar. "Llegar aquí me ha demostrado que tenemos una misión con nuestros niños que más nos necesitan: es impresionante ver sus caritas al mostrarles conocimiento. Como maestros, podemos transformar a nuestros alumnos en personitas de bien".