Las rebajas te llaman y la publicidad ha conseguido convencerte: hay que comprar. Y hay que comprar justo ahora, en el fin de semana que va desde este viernes al próximo lunes: primero en tiendas y, llegados al lunes, en la web de las tiendas virtuales. Si estás dispuesto a cortar el viento con tu tarjeta de crédito en los próximos días, al menos entérate de todo lo que se esconde bajo la expresión “viernes negro”. Considera estas cuatro cuestiones lingüísticas:
1. Mejor, hispaniza el viernes. El origen del Black Friday es estadounidense. Se celebra siempre el día posterior a Acción de Gracias (que cae el cuarto jueves de noviembre) cuando se hacen rebajas especiales para incentivar la compra de regalos con la vista en las Navidades... Pese a su origen en la lengua inglesa, nada nos impide hispanizar el vocablo y decir en español “viernes negro” en lugar de “Black Friday”. Al fin y al cabo, además de traducir, estamos hablando de un mismo origen, ya que el viernes (dies veneris en latín) era originariamente el día dedicado a Venus, diosa del amor, y el “Friday” inglés reproduce esa veneración (Frīgedæg, en inglés antiguo, o día dedicado a la diosa Frigg, que daba nombre al planeta Venus).
Si estás en Mexico, tienes una versión propia que te exime de traducir y es más recomendable que hables del “Buen Fin”: aunque no corresponda exactamente en fecha, sí lo hace en propósito comercial con el evento de los estadounidenses.
2. El viernes es negro solo para tu bolsillo. Dicen que el uso de la expresión “Black Friday” se inició en la jerga profesional de los policías para aludir a los atascos que provocaba la masiva afluencia de coches por las calles de Filadelfia en el día posterior a Acción de Gracias. Pero aplicarlo a este evento comercial es chocante, ya que poco tiene de siniestro o negro en sí mismo que te compres por fin tu último capricho.
De hecho, como en español llamar “negro” a un día evoca una tragedia o un mal final, se ha propuesto reemplazar “viernes negro” por “viernes de descuentos”, “viernes de compras” o “viernes feliz”. Eso nos evitaría alinear al viernes negro con otros días de la semana infaustos y justamente calificados de negros en las obras de historia, como el lunes negro dublinés de 1209 (que recuerda la masacre que un clan galés practicó sobre un grupo de colonos de Bristol), el martes negro (día del ataque terrorista a las Torres Gemelas), el miércoles negro (16 de septiembre de 1992, cuando el gobierno británico sacó a la libra esterlina del Mecanismo Europeo de Cambio debido a su devaluación), el jueves negro (24 de octubre de 1929, cuando cayó masivamente la Bolsa de Nueva York y se dio por iniciada la Gran Depresión), el sábado negro (o 29 de junio de 1946, por las detenciones de judíos ocurridas en el Mandato británico de Palestina) y el domingo negro (que conocemos por la película del mismo nombre que narra los atentados de Múnich de 1972 contra el equipo olímpico de Israel).
3. Hispaniza también el lunes. El origen del “Cyber Monday” (o lunes siguiente al viernes negro) está también en los Estados Unidos, donde al menos desde 2005 se da la explotación comercial del lunes después de Acción de Gracias, cuando las rebajas se trasladan a los portales virtuales de compras. Aquí también debemos optar por hispanizar y decir “ciberlunes”, adaptando el elemento “cyber” con i latina y escribiendo el resultado en una sola palabra, como escribíamos “cibercafé” (cuando los cibercafés existían) y ciberpaís (durante los doce años en que se publicó un suplemento de tal nombre en EL PAÍS), o como escribimos ahora “cibertienda”, “cibernauta”, “ciberespacio” o “ciberestafa”.
El elemento compositivo cíber deriva del griego kibernetes (κυβερνήτης) que significaba ‘timonel’, ‘piloto del barco’, y se usó con traslación metafórica para aludir al estadista que gobierna (así hace Platón y tras él aisladamente algún pensador). El significado que le damos hoy viene por otra vía y con distinto sentido: se trata de un acortamiento de la palabra inglesa cybernetic, que designaba a la ciencia relativa a redes informáticas y automatizadas. Este valor le dio por primera vez el matemático Norbert Wiener (1894-1964) en 1948, cuando investigaba sobre la automatización de funciones que podían asumir los robots.
4. Ponte etimológico. También tiene sentido que atendamos al núcleo último del significado de las palabras que hemos importado para nombrar al Black Friday y al Cyber Monday. La misma raíz griega que alimenta al elemento cíber que usamos para componer el ciberlunes está en el origen de la palabra “gubernare”, que el latín adaptó desde el griego y de la que viene el verbo castellano gobernar, usado desde los orígenes de nuestro idioma sobre todo dentro del lenguaje de la marinería. Y, por otra parte, la raíz de “lunes” está en el dies lunae de los romanos o día de la luna. Así que gobiérnate con serenidad en el proceloso mar que te empuja a comprar. Al fin y al cabo, mirar la luna, gran placer estático de la vida, es gratis.