La discusión sobre los límites de vuelo que tienen los drones en México sigue dando de qué hablar en las redes sociales. El fotógrafo mexicano Santiago Arau recientemente publicó una fotografía aérea de la zona de Los Pinos en la Ciudad de México, la residencia del presidente del país, y la comparó con una fotografía del área de barrancas en la delegación Álvaro Obregón, ubicada a cinco kilómetros de distancia.
La imagen de la residencia oficial ha suscitado un centenar de comentarios en la cuenta de Instagram del fotógrafo a menos de veinticuatro horas de su publicación. Algunos de los mensajes son sumamente ofensivos para Arau. Incluso contienen amenazas, ya que señalan que este tipo de fotografías entorpecen el uso libre de drones. Al respecto, el fotógrafo justifica la realización de la pieza. “Conozco la ley y cuento con los permisos. Si llego a violar una ley, asumo las consecuencias de mis actos”, dice el fotógrafo a Verne, vía telefónica. “Esta imagen tiene varias lecturas que van desde la desigualdad, la regulación, la privacidad y la seguridad”, argumenta.
En Twitter, Arau publicó ambas fotografías, mientras que en Instagram lo hizo por separado. En esta imagen se pueden observar los comentarios ofensivos y las críticas al fotógrafo.
Espacio Aéreo Restringido
Uno de los señalamientos que se han hecho al mexicano se centra en la prohibición de volar sobre Los Pinos. De acuerdo con la circular emitida por la Dirección General de Aeronáutica Civil en julio de 2017, el piloto de un Sistema de Aeronaves Pilotadas a Distancia (RPAS, por sus siglas en inglés Remotely Piloted Aircraft Systems) debe tener en cuenta que existen zonas prohibidas, restringidas y peligrosas para sobrevolar un dron.
La Publicación de Información Aeronáutica (PIA) en México, a la que refiere la circular, establece en su sección ENR 5.1 que el espacio aéreo de Los Pinos, entre otras zonas federales, se encuentra prohibido para cualquier tipo de aeronave, incluyendo los helicópteros de ambulancia o emergencias. Sin embargo, Arau indica que este trabajo lo hizo de la mano de la Secretaría de Cultura, para un proyecto artístico que se exhibirá este año en la Ciudad de México, por lo que cuenta con el visto bueno de la autoridad.
El debate entre autoridades y usuarios por el uso de drones en espacios arqueológicos o sitios históricos está en uno de sus puntos más álgidos. En noviembre pasado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia determinó que una fotografía tomada por el fotógrafo César Mendiburu en el área de Chichén Itzá es ilegal, al no contar con un permiso por escrito de la dependencia.
La controversia causada por esa imagen derivó en una propuesta de reforma a la ley para sancionar a quien realice tomas fotográficas, videograbaciones y filmaciones de monumentos, zonas arqueológicas, artísticas e históricas usando drones y sin licencia emitida por la Dirección General de Aeronáutica Civil. Esta iniciativa fue presentada por el diputado Benjamín Medrano, del Partido Revolucionario Institucional, y ha señalado que “la falta de experiencia, conocimientos y/o destreza al utilizarlos puede derivar en un potencial accidente de graves e irreparables consecuencias”.
Los propietarios de este tipo de aeronaves se han basado en esta experiencia para enviar comentarios ofensivos y en tono de amenaza a Arau, ya que consideran que obstaculizan su utilización futura ante un exceso de regulación. “Conozco a estos grupos de droneros y no pertenezco a ellos. No les quiero causar ningún problema, pero prefiero alzar la voz y señalar un problema de desigualdad que quedarme callado”, explica el fotógrafo.
Problemáticas sociales desde el aire
Arau detalla que el propósito principal de su publicación fue comparar la desigualdad que existe entre dos zonas muy cercanas: por un lado, los jardines de la residencia oficial de Los Pinos y por otro, los asentamientos humanos de las barrancas al poniente de la Ciudad de México.
“El hacer este trabajo documental me llevó a las barrancas en Álvaro Obregón, uno de los lugares más peligrosos de la Ciudad, con mayores índices de pobreza y donde hay mucha densidad de población y problemas de basura. Me parece horroroso el hecho de ver lo que hemos hecho con la ciudad”, dice.
Datos de la Secretaría del Medio Ambiente de la capital indican que la zona de barrancas en el poniente cuenta con diversas problemáticas, entre las que destacan la acumulación de residuos sólidos y asentamientos de viviendas en zonas de peligro. La colonia Olivar del Conde, que se ubica en esta zona y que está a cinco kilómetros de la residencia oficial de Los Pinos, fue señalada como una de las colonias más peligrosas según un informe de la Asamblea Legislativa local en 2016. Los comentarios en la imagen también apoyan la postura de Arau.