Más de tres millones de espectadores hicieron que el estreno de Fariña en Antena 3 fuera lo más visto de la noche. La serie basada en el libro de Nacho Carretero, secuestrado tras la denuncia de un alcalde gallego, llegó a la pequeña pantalla cargada de palabras y expresiones en gallego, como "quita esa cara de toxo", "cara de cona" o el mítico "carallo". Algunos ya ven en “fillodeputa” el próximo “hijueputas”, el insulto que puso de moda la serie Narcos.
Henrique Monteagudo, académico y secretario de la Real Academia Gallega, resalta a Verne por teléfono el gran acierto que supone que los actores principales de la serie sean gallegos: “El acento no suena para nada impostado, como suele ocurrir cuando se intenta imitar a los gallegos; no nos solemos sentir identificados con la exageraciones y las caricaturizaciones que a veces vemos en televisión”.
El académico cree que la utilización de algunas palabras y expresiones en gallego ayuda a ambientar la historia que cuenta la serie. Aunque el idioma principal sea el español, ve muy positivo la utilización de palabras en gallego. Sin embargo, Monteagudo asegura que algunos de sus colegas temen que si se popularizan los tacos la gente piense que su lengua es ordinaria y grosera. Al contar este temor no puede dejar de poner de ejemplo el "hijueputa, malparido" colombiano popularizado por la serie Narcos.
"Los jóvenes gallegos estaban expectantes por el estreno de la ficción", dice Monteagudo, padre de dos adolescentes y natural de la Costa da Morte. “La serie ha conseguido reflejar muy bien la sociedad de esa época, cómo eran esos grupos y cómo se movían, es un legado estupendo para que los chavales conozcan esa realidad”, afirma. Además, cree que puede ayudar a que los adolescentes pongan en valor la lengua cooficial: “En los últimos años se está viviendo un proceso acelerado del abandono del gallego, son muy pocos los jóvenes que la utilizan y la serie puede ayudar a que la valoren más”.
El académico habla del desprestigio social que tiene el gallego desde que en el siglo XIX el español se consolidase como “la lengua del progreso” y que la lengua propia quedara relegada para las clases inferiores, como marineros, artesanos o pescadores. Cree que esa idea de que para prosperar en la sociedad los gallegos tienen que hablar un español perfecto y con poco acento sigue presente tanto en la sociedad gallega, como en la española, algo que, en su opinión, nunca se ha llegado a superar porque no ha habido buenas políticas que lo respaldaran.
En Galicia ven con preocupación cómo sus niños y jóvenes cada vez utilizan menos su lengua propia. Solo uno de cada cuatro menores de 15 años hablaba habitualmente en 2013 la lengua cooficial. Según el Instituto Galego de Estadística, mientras que el 31% de los gallegos utiliza siempre la lengua propia para hablar, solo el 13% de los jóvenes la emplea con esa frecuencia.