El perfil de Quiero y no puedo en Instagram se creó este 6 de marzo. Dos días después, ya supera los 4.000 seguidores y las 300 publicaciones. En ellas recopilan motivos, recogidos de forma anónima, de mujeres que no pueden hacer huelga a causa de presiones sociales, académicas o laborales. "Todas las cosas que hacen que haya mujeres que no pueden hacer huelga son más motivos por los que debemos hacerla", explica a Verne Natalia Mirapeix, una de las personas detrás del proyecto.
Quiero y no puedo está formado por un grupo de mujeres de diferentes ámbitos, desde el marketing, el diseño y la comunicación a la banca. "Llevábamos bastante tiempo pensando en hacer algo para el 8M", explica Mirapeix. "Nos eran muy cercanas historias de gente que no iba a hacer huelga porque no podía, ya fuera por presiones laborales, de cuidados... Así que pensamos en visibilizar todas esas historias". Además de en Instagram, también han creado perfiles de Twitter y Facebook.
Entre las más de 300 historias que Quiero y no puedo ha recopilado hay autónomas que no pueden permitirse parar un día. También mujeres a cargo de personas dependientes, o trabajadoras que temen hacer huelga por miedo al despido u otras coacciones.
Mirapeix cuenta que las primeras frases –las de los ocho primeros post– que publicaron no eran testimonios reales, sino frases creadas por ellas para "echar a andar el proyecto". El resto, asegura, son historias reales. "Nos están llegando muchísimas, tanto a través del correo electrónico como a través de Twitter, Instagram...".
Las mujeres tras Quiero y no puedo recopilan las frases en un documento que utilizan para organizarse. "Ahí vamos marcando las que ya están ilustradas, las que están por ilustrar...", cuenta Mirapeix. "Además, tenemos también una abogada y en algunas publicaciones –sobre todo de Twitter– damos argumentos legales para desmontar algunas de las situaciones por las que las mujeres no pueden hacer huelga".
A continuación, puedes leer algunas de las historias que Quiero y no puedo ha recopilado y que demuestran que el 8M sigue siendo necesario: