Animales como leones, tigres, osos o elefantes han estado ligados a los circos desde siempre. Hasta hace poco tiempo no resultaba extraño ver a una de esas especies jugando con una pelota u obedeciendo sin rechistar a su domador. Las entradas se agotaban y a la mayoría de gente le parecía divertido el espectáculo. El accidente de un camión que transportaba elefantes por la A-30, a la altura de Pozo Cañada (Albacete), ha reabierto el debate sobre la situación de estos animales salvajes que viven en circos itinerantes.
“Es muy difícil calcular cuántos circos incorporan animales en sus espectáculos”, cuenta a Verne por teléfono Marta Merchand, coordinadora de Infocircos, una coalición formada por entidades de protección de animales y fauna salvaje. Ellos calculan que alrededor de ocho aún no han suprimido estas exhibiciones, aunque no es una cifra oficial porque ni siquiera existe un registro de circos en España. “Hay que tener en cuenta que muchos alquilan números determinados, por ejemplo, al dueño de un león, y que algunos circos vienen de otros países”, dice.
Expertos en zoología y veterinaria llevan años recopilando estudios sobre el impacto negativo de los circos en la vida de los animales salvajes. Problemas de estrés, sufrimiento físico, aparición de comportamientos anormales, riesgos a la salud por una higiene y dietas inapropiadas son algunas de las consecuencias que han percibido en los animales que viven de espectáculo en espectáculo. “Los circos no pueden proporcionar los entornos específicos requeridos para cada especie animal” fue la conclusión de uno de los estudios que aún se citan como referencia (Pautas para la manutención de animales salvajes en los circos, 1996). Años después, en 2004, la Organización Mundial de Sanidad Animal adoptó las llamadas Cinco Libertades: los animales tienen derecho a un ambiente apropiado, una dieta adecuada, oportunidades para expresar comportamientos naturales, protección del miedo y los estados angustiosos y protección del dolor, daños o enfermedades.
¿Qué dice la legislación española?
No existe una legislación específica que se aplique a los circos con animales en España, medidas concretas pensadas para el cuidado, la protección o el transporte de estos animales. Desde Infocircos aseguran que ese vacío legal hace que tanto el sector circense, como los inspectores, desconozcan cuáles son los baremos y las normas que deben cumplir, como sí ocurre en ámbitos como los zoos, que cuentan con su propia ley y, por ejemplo, saben a cuánta distancia tiene que estar el público de los animales o detalles sobre los barrotes de los jaulas.
Por lo tanto, para hablar de leyes y de circos con animales hay que abordar diferentes reglamentos y decretos según cuatro aspectos: el de la conservación, el de la sanidad animal, el de la seguridad y el del bienestar. El primero de ellos está regulado por leyes que aplican la legislación CITES (Convenio Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas) y controlan la documentación y las transacciones de los animales de los empresarios circenses.
Sin embargo, si analizamos la sanidad de los animales, su seguridad y el bienestar tenemos que recurrir a leyes que al no ser específicas es muy difícil que se apliquen a estas especies. Por ejemplo, la ley de animales potencialmente peligrosos, como podrían considerarse a los tigres o leones que aparecen en números de algunos circos, es muy difícil de adaptar en estos casos, ya que está prácticamente pensada para los perros.
Merchand explica que, en cuanto a sanidad, los dueños de los animales del circo se acogen a una ley para el cuidado de los animales, en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio que está pensada para animales de granjas. “Por eso no basta cuando escuchamos decir que ese circo cumple con las leyes, porque no existe una legislación en concreto que diga a cuántos metros puede estar el público de esos animales y otras especificaciones necesarias”, afirma la coordinadora de Infocircos.
Comunidades autónomas libres de circos con animales
En algunas regiones de España están prohibidos los números con animales en los circos, ya que la protección de los animales es una competencia transferida a las comunidades autónomas. Cataluña fue la pionera en 2015 en aprobar una ley de protección animal que incluye la prohibición de los circos con animales en todo el territorio autonómico. Tres regiones más se sumaron en 2017: Baleares, Galicia y Murcia.
Aunque el resto de autonomías aún no han legislado para eliminar los circos con animales salvajes, en torno a 470 municipios españoles de esas regiones han incorporado a sus ordenanzas municipales que no volverán a autorizar a circos que incluyan espectáculos de ese tipo. Entre ellos están Vitoria, Pamplona, Alcobendas, Parla, Alcalá de Henares, Badajoz, Alicante, Valencia, Albacete, Toledo, Oviedo, Zaragoza, Málaga...
¿Y en Europa?
España es de los pocos países europeos en los que se permiten este tipo de espectáculos, que están ya prohibidos en la mayoría de la Unión Europea: Austria, Bélgica, Bosnia, Bulgaria, República Checa, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Holanda, Hungría, Irlanda, Letonia, Malta, Noruega, Polonia, Portugal, Rumanía y Suecia.
Tampoco pueden celebrarse en lugares como Bolivia, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, India, Irán, Israel, Macedonia, México, Panamá, Paraguay, Perú, Singapur o Taiwán.