Aunque no estés al corriente de todas las batallas de la música urbana española, quizás hayas oído hablar estos días del tema Yo soy el rey de C. Tangana (Madrid, 1990). El madrileño lo publicó después de sus declaraciones contra el Rey en un encuentro con la prensa organizado por el Primavera Sound. Y no fue la última polémica que nació ese día: también tuvo lugar el beef (pique) con Yung Beef (Granada, 1990), uno de los miembros de Pxxr Gvng (ahora Los Santos).
Una de las cosas que ambos tienen en común es haber elegido un sinónimo de bronca como nombre artístico. Ahora han publicado temas lanzándose indirectas el uno al otro, y el de Yung Beef ha llegado al nº1 de las tendencias de Google España. ¿Te acuerdas de cuando estrenaron Civil War y la gente tuiteaba si iban con #TeamCapi o #TeamIronMan? Pues está pasando lo mismo.
Es un debate con cruce de declaraciones encerrados en canciones, en el que ambos defienden su forma de entender la industria musical. Casi podrían ser parte de una discusión que tuvieran dos políticos sobre teorías económicas, pero mucho más divertido que un rifirafe sobre el IVA cultural. Por eso nos imaginamos como sería una hipotética campaña elctoral que les enfrentara a ambos:
El debate: ¿merece la pena ser comercial?
En el año 2015, Yung Beef y su banda Pxxr Gvng publicaron un disco con Sony. Un año después, presentó su propio sello, La Vendición. “Es mi manera de luchar, de avanzar [...] no quiero crear una industria que dependamos de gente de etiqueta, de gente con traje, de hijos de puta”, contaba el músico en la conferencia de prensa del Primavera Sound del 30 de mayo. “Yo quiero crear una industria de gente a la que le guste la música”. Ahí empezó el debate con C. Tangana, que actualmente está en Sony e imparte clases de cómo ser tu propia marca. Puedes escucharlo a partir del minuto 19:20.
Son dos músicos con posturas opuestas sobre la industria. Yung Beef, que dijo no a una multinacional, defendiendo un sistema horizontal, contrario al actual. Por otro lado, C. Tangana apuesta por aprovechar el sistema existente: “Solo hay un mercado, y el mercado es donde está el dinero”, afirma. Poco después, dice a Yung Beef que está “intentando competir en una guerra en la que hay bazokas y misiles con piedras”. Si lo lleváramos al terreno político, Yung Beef estaría en posiciones más progresistas, mientras que C. Tangana sería el liberal que apuesta por el mercado.
Campaña electoral: no se pegan carteles, se suben temas
El 10 de junio, aprovechando el ruido sobre sus declaraciones sobre el Rey de España y su defenda al rapero Valtonyc en la conferencia de prensa del Primavera Sound, C. Tangana publica nuevo tema: El rey soy yo / I feel like Kanye. En el minuto 1:52, el músico le dedica unas palabras a Yung Beef: “Si yo hablo, se convierte el agua en vino / si yo hablo, Sony ficha a Fernandito”. Yung Beef (cuyo nombre real es Fernando Gálvez) se dio por aludido.
El de C. Tangana fue un guiño sutil, una indirecta. La respuesta de Yung Beef, no: tres días después de que saliera el tema de El rey soy yo / I feel like Kanye, él publicaba Yes indeed / I feel like Kim K - Rip Pucho. Por si el mensaje no fuera bastante claro (Pucho es el apodo con el que muchos conocen a C. Tangana) escribía a Tangana en Twitter: “Hay cosas que no se compran con dinero, majestad”.
De nuevo se puede establecer el paralelismo con la política. C. Tangana no solo admite , sino que alardea de su influencia en las grandes empresas. Vendría a presentarse como el partido político del Ibex y de las grandes corporaciones, garantes de la buena marcha de la economía. En cambio, Yung Beef apostaría por la defensa de otros valores, además de los económicos.
Los partidos: #TeamBeefie o #TeamPucho
No ha habido jornada de reflexión. Después de que Yung Beef publicara su canción, algunos de los seguidores comenzaban a tuitear sobre los raperos como si fueran los bandos: #TeamBeef (o #TeamBeefie) o #TeamPucho. No hay papeletas, sino tuits.
Además, C. Tangana hacia otro movimiento: ponía en preventa camisetas imitando a las icónicas del Che pero con la cara de Yung Beef. “Te ha pasado como a la imagen del Che, el sistema ha sabido aprovecharse de ti para sacar partido a tus followers y ya solo te queda el discurso, no hay nada que puedas cambiar desde esa postura. Vas a la guerra con piedras y palos”, escribía en un comunicado en su Instagram.
¿Ha terminado la cosa? No: C. Tangana dice que seguirá la batalla si vende 1.000 camisetas. “No todo se compra con dinero, pero yo no muevo el culo por menos de 20.000”, escribía.
En breve sabremos si ambos cierran el enfrentamiento con un pacto de Estado o una coalición que les beneficie a ambos (¿quizás una canción conjunta?) o si habrá una segunda vuelta. ¿Terminará C. Tangana arrastrando a Yung Beef al liberalismo? Como en la política, tendrán difícil contentar a todos sus votantes.
Piques, política y música
Héctor Llanos Martínez
Las rivalidades musicales nacidas como una campaña de márketing no son nada nuevo en la industria. De hecho, los seguidores de C.Tangana y de Yung Beef barajan la posibilidad de que este intercambio de pullas desemboque en una colaboración conjunta. Aunque sea una estratagema publicitaria, estos enfrentamientos suelen tener un componente sociológico; son algo más que una artista diciéndole a otro que su música es basura.
Los Beatles, los Rolling y el futuro del rock
El futuro del rock estaba en juego en los años 60 y ambos grupos se encontraban en bandos opuestos. Ya existían estrellas de la música popular antes de que la banda británica conquistara el mundo con sus canciones. Lo eran Elvis y Frank Sinatra. Pero los Beatles, además de ser estrellas del pop, fueron los primeros en sonar a música pop. Desde entonces cuelgan con el sambenito de haber destruido el rock and roll. A pesar de tener éxitos como Come Together y I am the Walrus, la mayor parte de su repertorio consagró un género mucho más melódico.
Cambiaron las reglas del juego tal y como se conocían hasta ese momento y, por tanto, a una industria millonaria que se veía obligada a adaptarse a los nuevos tiempos. Incluso aportaron la ironía propia del humor británico del que carecían las estrellas del rock. Casi a la par surgieron los Rolling Stones, defendiendo a la vieja escuela y a una concepción del rock basada en lo sexy y en las raíces de la cultura estadounidense.
La lucha de clases de Blur y Oasis
Décadas después, Blur y Oasis emularon esa batalla, para mayor gloria del Britpop de los 90. En este caso, el enfrentamiento no tenía que ver con identidad nacional o musical. Era una lucha de clases. Acabada la era de Margaret Thatcher, ambos grupos llegaron al estrellato en los años finales del Gobierno conservador de John Major y el inicio del laborismo de Tony Blair.
A un lado del ring, Damon Albarn, un burgués londinense que decidió montar una banda mientras estudiaba en la Goldsmith College, la universidad por la que habían pasado Lucian Freud y Damien Hirst. Al otro, los hermanos Gallagher, la clase obrera de la gris e industrial Manchester. Los insultos copaban los titulares de los tabloides británicos mientras se alternaban en los puestos 1 y 2 de las listas de éxitos.
La muerte de Tupac Shakur y Notorious B.I.G.
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, dos raperos se repartían el mercado estadounidense. A principios de los 90, Notorious B.I.G. y Tupac Shakur eran amigos condenados a la rivalidad. El primero lideraba la escena de la costa Este, con su discográfica Bad Boy Records cuyo dueño era Puff Daddy. El segundo dominaba en la costa Oeste como estrella de Death Row Records, de Dr. Dre. El asunto, que suena a capítulo de Juego de Tronos o de Boardwalk Empire, acabó de forma trágica. Fue la batalla de Brooklyn contra Los Ángeles.
Se conocieron en 1993, cuando Notorious B.I.G. visitó California por negocios. Allí pidió a un traficante de drogas local que le presentara a Tupac Shakur, explica el libro Original Gangstas. Se fueron de fiesta y Shakur le devolvió la visita cuando pasó por Nueva York. Llegaron a actuar juntos en el Madison Square Garden. Shakur fue tiroteado un año después y sospechó que B.I.G. sabía del ataque con antelación. Que su rival artístico lanzara poco después un tema titulado Who Shot Ya? (¿Quién te disparó?) no mejoró la situación. Ambos murieron en tiroteos con seis meses de diferencia.