“¿Cuánto es lo menos?”, es una de las frases que con más frecuencia escuchan los artesanos mexicanos al momento de comercializar sus productos. “Las personas solo ven los precios, no valoran el trabajo artesanal y me veo en la necesidad de bajar el precio dependiendo de los lugares a donde vamos a vender”, dice a Verne Magdiel Montalvo, directora de la Red de Artesanos y Productores Manos Creativas.
El colectivo Mensajeros Urbanos, conocido por realizar diversos experimentos sociales para crear consciencia entre los ciudadanos sobre diversas problemáticas sociales, ha realizado un nuevo ejercicio con un grupo de artesanos de Oaxaca. “Vendimos las artesanías de otra manera, diciendo el tiempo que costaba elaborar una pieza para mostrar el número de horas que se necesita”, dice a Verne Gerardo Alcobendas, creador de este colectivo.
El video, donde aparecen varios artesanos vendiendo sus productos en el centro de la Ciudad de México, ha sido compartido más de 135.000 veces en Facebook y acumula más de 3,4 millones de reproducciones en los primeros cinco días tras su publicación.
Pedir que se baje el precio de una pieza de arte es algo común entre los creadores mexicanos, quienes frecuentemente forman parte de una comunidad indígena y viven de la venta de sus productos. Un sondeo realizado por la Red de Artesanos y Productores para Verne entre 285 artesanos del centro de México, muestra que entre 85% y 90% de las personas que quiere adquirir una pieza de arte pide que se le rebaje el precio.
El descuento que se pide a los creadores no es menor. El sondeo arroja que se pide un descuento de entre 25% y 30%, lo que afecta la ganancia de los artesanos en el corto y largo plazo. “El arte en general no está bien valorado y no hemos aprendido a apreciar que lleva tiempo, creatividad y esfuerzo de una persona que vive de ello”, dice Alcobendas.
Según la Encuesta Nacional de Consumo Cultural de México elaborada por el INEGI, casi 12 millones de personas ejerce el comercio de artesanías en varios materiales como papel, cartón, cerámica, vidrio, textiles, esculturas de piedra o madera y pintura, por mencionar algunos. “Hay una frase que dice ‘Al Oxxo le redondeas y al artesano le regateas’ que vi en un mercado de Morelia y que describe muy bien lo que nos pasa”, dice Montalvo.
El regateo no es una práctica exclusiva de los mexicanos. “Hay extranjeros y nacionales que lo hacen de distintas maneras y motivos, es cuestión de educación o de gente que les aconseja”, dice Montalvo. Para Alcobendas no se trata de malinchismo o de que las personas busquen aprovecharse. “Cuando les haces ver que el producto artesanal requiere de mucho trabajo las personas no regatean, lo importante es crear esa consciencia”, dice.
Al finalizar el experimento de este colectivo, el regateo disminuyó del 70% al 10% e incluso hubo personas que buscaron pagar más del precio inicial al considerar que lo valía. “Se trata de apreciar nuestro trabajo”, finaliza Montalvo.