El juego de Los Sims ha cumplido este año la mayoría de edad. Sí: ya han pasado 18 años desde su exitoso lanzamiento, que se ha traducido en más de medio centenar de productos relacionados entre secuelas, expansiones y paquetes de accesorios. Muchos de ellos pagados todavía en pesetas. El juego, que tuvo enganchada a toda generación, es un simulador de vida familiar que no se parece demasiado a la vida real. ¿Dónde está el dinero que aparece presionando dos teclas? ¿Y conseguir trabajo con dos clics? Ahora que somos adultos, recordamos 11 cosas del juego que nos encantaría poder aplicar en la vida real.
1. Ganar dinero presionando dos teclas
Si no sabes lo que es "klapaucius" es que no has jugado lo suficiente a Los Sims... O no has sido muy tramposo. Al introducir esta palabra en el juego ganabas automáticamente 1.000 simoleones (la moneda Sim), pero es que luego ni te tenías que molestar en repetirlo. Por cada vez que escribieras “!;” obtenías 1.000 más. Ni la lotería en la vida real te hace ganar dinero tan rápido.
2. Con leer uno o dos libros te haces un buen cocinero
Horas viendo tutoriales en YouTube de cocina y el arroz sigue sin quedar bien. Los Sims se sentaban unos minutos a leer un libro y en tres o cuatro sesiones tenían habilidades de chef. Eso sin mencionar que si tienen la alarma de humo instalada los bomberos llegaban inmediatamente.
3. Evitar la muerte de un familiar
Cuando algún Sim iba a morir, se aparecía la muerte y algún otro miembro de la familia podía pedir benevolencia para evitar el fallecimiento. La muerte a veces accedía a escuchar la plegaria y jugaba a piedra, papel o tijera por la vida en cuestión. Si el Sim ganaba, el familiar se quedaba vivo. En la vida real la muerte es inevitable, aunque al menos te ahorras el susto de que se te aparezca.
4. Escuchar música relajante mientras haces reformas en casa
Las reformas en tu casa –o en cualquier piso de tu comunidad de vecinos– supone tener durante varios días una banda sonora continua de martillazos, ruido de taladros, mobiliario arrastrándose… En Los Sims, mientras construías o reformabas tu hogar, todo lo que escuchabas era jazz. Aunque tiraras un tabique.
5. Mejor que la epidural: parir en Los Sims
¿Te imaginas poder olvidarte del embarazo de nueve meses y el parto? En el juego de simulación tener un hijo era una de las cosas más sencillas. En la primera versión, al besarse una feliz pareja se preguntaba “¿quieres tener un bebé?”. Al responder que sí, aparecía una cuna. En la segunda versión del juego el embarazo para una Sim duraba tres días. Al finalizar el rombo verde se dividía y aparecía un bebé en los brazos de la madre.
6. Idioma universal
Todos los Sims hablaban un idioma unificado. Como el esperanto, pero en versión Sim. Este dialecto llama simlish y es una mezcla de ucraniano, rumano, navajo, irlandés y tagalo. Aunque tú no pudieras descifrar qué estaban diciendo tus Sims, todos ellos se entendían entre sí. Siempre. Aunque se fueran a otra parte. Y tú dejándote el cerebro y los codos en la escuela de idiomas.
7. La facilidad de conseguir trabajo
En Los Sims había, básicamente, dos formas de conseguir empleo, o usando el ordenador o usando el periódico. No hacía falta repartir currículums ni superar entrevistas de trabajo. Y lo que es mejor: da igual el trabajo que escogieras, nunca había que pagar cuota de autónomos.
8. Acelerar los momentos aburridos de tu vida
El tiempo es un concepto cambiante en Los Sims. Se puede acelerar y desacelerar al antojo del jugador. Imagina llegar al trabajo en la vida real y decir “esto va a ocurrir en velocidad 2” y que, en solo cuatro horas, te hubieras ventilado una jornada laboral completa. Sueño cumplido. También podrías utilizarlo en el sentido contrario y poner el modo pausa para poder echarte una siesta infinita.
9. Fuegos artificiales en las relaciones
Imposible olvidar que en Los Sims le llamaban al sexo “ñiqui-ñiqui”. Tus Sims se metían juntos en la cama y aparecían las opciones “jugar” o “tener un bebé”. En la vida real el romance puede ser un poco más complicado. Además, difícilmente hay fuegos artificiales cuando te enamoras o tienes relaciones.
10. Poder cambiar de familia cuando todo falla
En Los Sims podías crear tu propia familia desde cero o elegir alguna de las que el juego traía por defecto. Cuando todo fallaba –morían de hambre, no tenías dinero, los fantasmas te hacían la vida imposible...– siempre había una solución: olvidarse de todo y empezar con una nueva familia. Los Lápida siempre estaban encantados de acogerte en su siniestra familia.
11. Modernizar tu vida con una expansión
Imagina que necesitas un cambio en tu vida: unas vacaciones, una pareja estable, una mascota… O incluso dejarlo todo y dedicarte a ser el rey de la fiesta. O de la magia. En Los Sims, estos cambios drásticos valían menos de 30 euros, el precio de una expansión: podías decantarte por Primera Cita, House Party, Animales a Raudales, Magia Potagia… Hasta sus nombres se parecen a los de los cofres experiencia de la vida real.