Tras una controvertida consulta nacional en torno a la construcción del nuevo aeropuerto internacional de México, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha decidido cancelar las obras de construcción en la zona de Texcoco. Un total de 748.355 votos se inclinaron por reacondicionar los aeropuertos en la Ciudad de México y Toluca (Estado de México) y construir dos pistas en la base militar de Santa Lucía (también en el Estado de México).
Días previos a la consulta, un nutrido grupo de usuarios en Twitter se manifestó en contra de continuar con el proyecto aéreo en Texcoco, usando el hashtag #YoPrefieroElLago, ya que argumentaban que el proyecto dejaría importantes daños ambientales en la zona lacustre. Otros advertían de un daño irreparable al ecosistema.
Especialistas consultados por Verne señalan que a esta altura del proyecto (que registra un avance del 32,5%), aún es posible revertir los daños casi en su totalidad, por lo que aplaudieron su cancelación.
Fernando Córdova Tapia, doctor en Ecología de la UNAM y miembro de la organización México Sostenible, indica a Verne que el polígono del aeropuerto abarca 13.000 hectáreas y de ellas solo unas 100 no podrán rehabilitarse. “El único cambio que no es compatible con ningún proyecto de recuperación ambiental es la cimentación de la plancha de concreto de la terminal aérea, la que tiene forma de equis”, precisa vía telefónica.
Sin embargo, las labores de recuperación ecológica de la zona no serán sencillas. Gustavo Ampugnani, director ejecutivo de Greenpeace México cuenta a Verne que la obra se realizó en la parte más profunda de la zona del lago, por lo que se tuvo que nivelar añadiendo materiales para facilitar la entrada de pasajeros y aterrizaje de aviones. “Es posible revertirlo, pero tendrá un costo y llevará bastante tiempo, aunque las expectativas son mejores que si llevara más de 50% de avance”, cuenta.
Hasta el momento, ninguna organización ha cuantificado el daño realizado al ecosistema de Texcoco. Organismos como la Comisión Nacional de Agua o la Secretaría de Medio Ambiente no realizaron ningún estudio después de que comenzara la construcción en 2015. Por otro lado, la extracción de materiales de los cerros cercanos a la obra, está generando desechos en la zona oriente del polígono del aeropuerto, detalla el director de Greenpeace. “Se habla de contaminantes como arsénico, aunque se debe de hacer estudios para determinar el impacto crónico e inmediato”, dice Ampugnani.
Fernando Gómez Suárez, analista independiente del sector aeroportuario y académico de la Universidad Panamericana, dice a Verne que del costo de cancelar el proyecto del aeropuerto en Texcoco (estimado por la iniciativa privada en alrededor de 100.000 millones de pesos), 40.000 serán usados para demoler y remover lo que ya está en pie. “Hay una oportunidad para que se mejore y se optimice la zona”, comenta, vía telefónica.
Los tres especialistas coinciden en que la zona puede ser rehabilitada, pero deberá permanecer como un terreno con fines de recuperación ecológica para que vuelva a ser un ecosistema lacustre.