El último accidente de avión en México ha terminado sin víctimas mortales pese a que la aeronave casi se estrella debido a la fuerte lluvia y el viento a la hora del despegue. Los testigos y supervivientes del desplome califican lo sucedido como un "milagro".
El vuelo de la compañía Aeroméxico despegó rumbo a Ciudad de México en medio de una fuerte tormenta. Minutos después, fuera de control y sin motores, la nave cayó dentro de los terrenos aledaños del aeropuerto Guadalupe Victoria, próximos a la pista. La pericia del piloto y del personal a bordo evitó que el accidente acabara de forma trágica gracias a un aterrizaje de emergencia.
Estos son otros ejemplos de maniobras de emergencia que salvaron la vida de las personas que viajaban a bordo de vuelos comerciales y acabaron con un final feliz :
Amerizaje sobre el río Hudson en Nueva York
El 15 de enero de 2009, el vuelo 1549 de US Airways que cubría la ruta Nueva York - Charlotte (Carolina del Norte) tuvo un problema a escasos dos minutos de despegar mientras tomaba altura sobre la ciudad. Una parvada de gansos chocaron contra el avión y dañaron los dos motores, sin opciones para llegar al aeropuerto más próximo donde realizar un aterrizaje de emergencia, el comandante Chesley Sullenberger, decidió amerizar en pleno río Hudson con 148 pasajeros y 5 tripulantes a bordo. Todas las personas salieron ilesas y la tripulación fue condecorada por esta heroica hazaña.
Frenar en un acantilado en Turquía
El 13 de enero de 2018, un Boeing 737-800 de la compañía Pegasus quedó a escasos metros de caer al mar Negro en la ciudad de Trebisonda (Turquía) cuando se salió de la pista de aterrizaje y estuvo a punto de precipitarse por un acantilado. Las 168 personas que viajaban desde Ankara a bordo consiguieron salvar su vida.
Un avión partido por la mitad
En julio de 2011, un aparato de la aerolínea Caribbean Airlines realizó un aterrizaje de emergencia en Georgetown (Guyana) procedente de Nueva York después de que tuviera problemas al descender. Pese a que la aeronave se partió por la mitad, el avión no se incendió y los 163 ocupantes de la nave salieron con vida de este aparatoso accidente.
El capitán, con medio cuerpo fuera del avión
El 10 de junio de 1990, el vuelo de British Airways que realizaba el trayecto Birmingham - Málaga (España) vivió un complejo accidente en el que el piloto, Tim Lancaster, quedó con el torso fuera del avión y las piernas dentro de la cabina después de que su parabrisas delantero no resisitiera la presión. Con la ayuda de la tripulación el comandante consiguió salir con vida del accidente pese a las bajas temperaturas mientras el copiloto, Alastair Atchison, comenzó el rápido descenso y llevó a cabo el aterrizaje de emergencia. Ninguno de los 81 pasajeros sufrió ningún daño. El problema del parabrisas del piloto fue originado porque los tornillos que sujetaban el cristal eran más pequeños de lo necesario.
"Les habla el comandante. Los cuatro motores se han parado"
En 1982, un avión B747 de la compañía British Airways perdió la potencia de sus cuatro motores al atravesar una nube de ceniza volcánica del monte Galunggung (Indonesia), mientras volaba desde Kuala Lumpur, Malasia hacia Perth, Australia. En escasos minutos la aeronave perdió altura desde 11.000 metros a unos 3.650, momento en el que el piloto mientras planeaba logró poner en marcha tres de los motores y realizar un aterrizaje de emergencia en Jakarta, Indonesia, sin heridos ni víctimas mortales. Las palabras del capitán Moody pasarán a la historia de la aviación como un ejemplo de mantener la calma en medio de la tragedia: "Señoras y señores, les habla el comandante. Tenemos un pequeño problema. Los cuatro motores se han detenido. Estamos haciendo lo imposible para que vuelvan a funcionar. Confío en que no se angustien demasiado". Después de este suceso y marcados de por vida, los supervivientes fundaron el Club de vuelo sin motor Galunggung para seguir en contacto.
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