Richard Garfield es un matemático estadounidense conocido por ser el creador del popular juego de cartas Magic, el encuentro. Aunque dedicó parte de su vida a la docencia universitaria, en los años 90 lo dejó para dedicarse a tiempo completo a crear juegos de mesa, y ha sido muy prolífico en el negocio: ha sacado un nuevo juego por año desde 2011 y, aunque Magic sigue siendo su título más conocido, su último lanzamiento se ha convertido en un éxito de ventas en sus primeras semanas de vida. Desde su publicación el pasado 16 de noviembre la caja básica del juego se ha agotado en varios países y, al igual que ocurriera con Magic, ha empezaro un mercado paralelo de compra-venta de cartas de cientos de euros. Así es Keyforge, el "juego de mazos únicos".
De qué va
Keyforge es un juego de cartas para dos personas –uno contra uno, cada uno con su mazo– en el que los jugadores encarnan a arcontes (gobernantes) de El Crisol, un mundo imaginario compuesto por fragmentos de todos los planetas. Cada arconte domina a tres de las siete casas o familias que viven en El Crisol, y deben utilizarlas para recolectar ambar, una sustancia que se utiliza para forjar llaves. El primer jugador que forja tres llaves, gana.
Una innovación de Keyforge que lo diferencia de la inmensa mayoría de juegos es que cada mazo es único. "Cada uno es diferente, con una combinación de cartas irrepetible, independientemente del idioma", cuenta a Verne Rocío Martínez, responsable de comunicación de la distribuidora del juego en España, Asmodee. La primera colección del juego tiene 370 cartas, y cada mazo tiene 36 cartas elegidas en una combinación que no vuelve a repetirse. Hay miles de billones de posibilidades.
Cada uno de estos mazos únicos –cuestan 9,99 euros– no pueden modificarse con cartas de otros mazos. Para evitarlo, cada mazo tiene un dorso con un color, nombre y dibujo diferente, por lo que una trampa introduciendo una carta ajena salta a la vista.
Qué se necesita para jugar
Para jugar a Keyforge cada jugador debe tener un mazo y diferentes marcadores que representen las llaves forjadas, los puntos de daño y el ámbar. Pueden utilizarse dados, botones o trozos de papel como marcadores, aunque la Caja de Inicio del juego también los incluye. Esta caja contiene un manual de instrucciones básico –también puede consultarse online–, los contadores y cuatro mazos, y que no te extrañe si te cuesta encontrarla en tiendas: "La demanda ha sido mucho más alta de lo que esperábamos y actualmente la tenemos agotada", cuenta Martínez. En España, lanzaron 6.000 de estos packs de inicio, con un precio de 39,95 euros. En Estados Unidos se agotó el primer fin de semana tras su salida, y en Italia en la preventa, según aseguran desde Asmodee. En España, por el momento no hay fecha de reedición.
Aunque la caja de inicio esté agotada –en la editorial, pero pueden quedar ejemplares en tiendas–, sí pueden encontrarse mazos sueltos a la venta, que son suficiente para comenzar a jugar. Estos también han sido un éxito de ventas: según Asmodee, solo en España se han vendido más de 20.000 desde el lanzamiento.
Cómo se juega
Las partidas de Keyforge se desarrollan por turnos en los que los jugadores, con las habilidades de sus cartas de acciones, criaturas y artefactos, tratan de llenar su reserva de ámbar –es lo que hace falta para forjar las llaves que dan la victoria de la partida– y vacíar la del rival. Cada mazo de Keyforge tiene cartas de tres de las siete familias del crisol y, durante cada turno, se podrán jugar todas las cartas que el jugador desee, pero de una única familia que debe elegirse al inicio del turno.
A diferencia de Magic, donde el formato más jugado es construido (es decir, que cada jugador construye su propio mazo con las cartas que él desee), en Keyforge no existe la creación de mazos. En los torneos hay dos modos básicos de juego: arconte, donde los jugadores traen a la competición su propio mazo –que, recordemos, no puede modificarse–, o sellado, donde los jugadores compran mazos sin abrir y los usan en el campeonato.
Keyforge ya tiene sus Black Lotus
Richard Garfield explicaba en una entrevista previa al lanzamiento del juego que, en el diseño de Keyforge, "lo fundamental era que cada mazo pudiera jugarse en cuanto lo sacases de la caja, y que bastase con uno para jugar". Aunque esta mecánica, tal y como comentaban muchos jugadores tras el lanzamiento en redes sociales, parecía evitar la especulación que hay en juegos de cartas de construcción de mazos (como Magic, donde algunas cartas, como el Black Lotus, superan los 30.000 euros), finalmente no ha sido así: ya hay mazos a la venta por más de 1.000 euros en Ebay.
En vez de especular con las cartas, se especula directamente con mazos completos que, debido al azar de la creación de mazos, contienen alguna combinación de cartas muy poderosa. Por el momento, algunos de los más demandados son los que contienen las cuatro cartas de jinetes del apocalipsis, que se venden (según el número de jinetes y el resto de cartas del mazo) entre los 50 y los 500 euros.
Retirada de cartas "racistas"
Para evitar que los mazos de Keyforge puedan modificarse, cada uno tiene un dorso de carta diferente, con un nombre de arconte creado con un generador que "incluye decenas de miles de palabras", según explican desde la editorial del juego FantasyFlight. Sin embargo, tal y como tuvo que reconocer la propia empresa en un comunicado, este generador (en su versión inglesa) incluía algunas palabras "desafortunadas" que han provocado la retirada de algunos mazos, con nombres como "el granjero de racismo" o "el que golpea elefantes" Tras el lanzamiento de Keyforge, muchos jugadores han publicado en Twitter o Reddit las imágenes de algunos de estos mazos.
La editorial del juego ha anunciado que estos mazos estarán prohibidos en las competiciones y que los usuarios que posean uno pueden devolverlo. A cambio, recibirán dos mazos.