El Black Lotus es una carta de Magic: The Gathering (Magic: el encuentro) que cuesta entre 800 y 30.000 euros. He jugado a Magic durante más de cinco años y solo la he visto en fotos. Y aun así, la reacción más común cuando le dices a alguien que eres magiquero, es: “Eso es lo de las cartas de más de mil euros, ¿no?”. A pesar de su fama, este naipe es tan caro porque hay poquísimos. Pertenece a las primeras ediciones de Magic y, para tener una, debería haber empezado a jugar hace 25 años. Este agosto, el juego cumplió un cuarto de siglo.
Magic es un juego de cartas creado por Richard Garfield, un matemático estadounidense, en el que los jugadores encarnan a dos magos que se baten en duelo. Ambos comienzan con 20 vidas y deben utilizar sus cartas de invocación de criaturas, encantamientos, conjuros, etc, para derrotar al adversario. La primera colección de Magic (conocida como Alpha) constaba de 295 cartas y fue lanzada en 1993. 25 años después, hay más de 26.000 cartas diferentes publicadas. Según Wizards of the Coast, editorial que publica el juego, solo en los ocho años que van de 2008 a 2016 se han impreso más de 20 millones de copias. De esos 20 millones, yo debo tener cerca de 2.000. Y no sé muy bien qué hacer con ellas.
Conocí Magic cuando era un adolescente gracias a la publicidad que aparecía en las revistas de videojuegos y en los cómics de Dragon Ball. Era así:
Aunque el juego podía conseguirse en España casi desde sus inicios (en tiendas especializadas), Magic empezó a traducirse al español en 1995. Este fue el titular de EL PAÍS cuando el juego aterrizó finalmente en nuestro país: “Aparece la versión española de las cartas fantásticas Magic, el juego de moda”.
Para jugar a Magic solo hace falta un mazo de 60 cartas que puede comprarse en tiendas por menos de 20 euros. Pero para ser buen jugador hace falta invertir mucho más, tanto tiempo como dinero: tiempo, en conocer cuáles son los mazos o estrategias que más se juegan (lo que se conoce como metajuego), cómo van a afectar a ese metajuego las cartas de las siguientes colecciones, qué nuevas estrategias pueden surgir con las nuevas cartas... Y dinero para hacerse con ellas. El precio de una carta depende de su rareza (la probabilidad de que aparezca en un sobre de 15 cartas) y de su demanda: si la carta escasea y se utiliza mucho, lo normal es que su precio se dispare.
Yo fui de los que invertí mucho tiempo y dinero en Magic. Comencé a jugar en 2003 con uno de esos mazos preconstruidos (uno de clérigos, de la colección Embestida) que venden en tiendas para jugar con mis amigos. Empecé a comprar sobres, intercambiar cartas, jugar torneos y leer revistas especializadas. En 2005, la revista Serra, una de las más populares, publicó un especial por el X aniversario de Magic con algunos de los mejores mazos de la historia del juego. Empecé a preparar uno de ellos y a competir con él.
Actualmente salen al año cuatro nuevas colecciones de Magic, de cerca de 200 cartas cada una, y ese es el motivo por el que finalmente acabé dejándolo: el juego es tan amplio y cambia tan rápido que mantenerse “competitivo” (lo suficiente para jugar torneos a nivel amateur) requiere mucho tiempo. Así que guardé mis Magic en el cajón en 2009 y no las he desempolvado hasta este año. Ahora, que he intentado venderlas, he descubierto algunas cosas más sobre este juego:
El problema de la broza
En Magic se conoce coloquialmente como broza (o caspa) las cartas muy poco jugables y cuyo valor en tienda ronda los 20 céntimos. Y si en tienda cuestan 20 céntimos, tú puedes venderlas... Por nada: a nadie le interesa cambiar, comprar y vender esas cartas, que son casi imposibles de colocar. Una de las soluciones es convertirlas en repacks, packs de cartas de escaso valor en los que se incluyen algunas cartas más caras que compensen comprar el lote completo. En mi caso, he decidido dejarlas en el cajón.
De profesión, especulador de Magic
Este verano quedé con un chico que conocí por internet para venderle una decena de cartas. Cuando le pregunté qué mazo jugaba (clásica pregunta de magiqueros, para romper el hielo), me dijo que no jugaba. Solo compraba y vendía. Y no es el único. Hay personas que viven de especular con Magic como si se tratase de la bolsa. Los especuladores profesionales se dedican mayoritariamente a la compraventa de cartas antiguas, que tienen precios mucho más elevados que las ediciones nuevas. Un ejemplo es el famoso Black Lotus: en 1996, esta carta costaba 32.000 pesetas (192 euros). De haberla conservado en buen estado, ahora podría venderse por cerca de 15.000 euros.
Sin embargo, también puede especularse a pequeña escala y con cartas nuevas para rascar algo de beneficio o, como hacen muchos jugadores, invertir ese dinero en hacerse con más cartas. Un ejemplo más reciente es el Tarmogoyf, que cuando salió, en 2007, podía adquirirse por menos de diez euros. Actualmente, y a pesar de haber sido reeditado en varias ocasiones, su precio es de más de 45 euros.
Nunca recuperaré el dinero que me gasté
Al comprobar el precio de mis cartas para ver qué iba a poder vender y qué dejaba en el cajón de la broza, me he llevado algunas sorpresas agradables y otras no tanto. Entre las agradables, que cartas que compré por bastante poco ahora valen mucho, como el Santuario de Serra. La compré en 2006 por 7 euros. Ahora cuesta 110 euros. Sin embargo, la noticia desagradable es que es no creo que recupere todo el dinero que gasté en Magic. Por un lado, ya hemos dicho que la broza es invendible. Por otro, es inviable vender las más de 300 cartas que tengo con algún valor de una en una. Las opciones son venderlas por mazos, álbumes o colecciones, pero nadie compría un mazo completo por el precio que valen sus cartas por separado. Por el único mazo que he vendido hasta la fecha (similar a este) apenas recuperé poco más de la mitad de lo que me costaron las cartas sueltas en tiendas.
Wallapop, otro canal de compraventa
Antes de que dejara de jugar, la forma más rápida y efectiva de comprar, vender e intercambiar Magic era acudir a grandes torneos. Ebay también ha sido (y es) muy utilizado, pero muchos jugadores prefieren ver las cartas físicamente antes de comprarlas porque su valor depende, en gran medida, de su estado de conservación. Por eso, Wallapop se ha convertido en un canal muy utilizado por los magiqueros: puedes encontrar cartas que te interesen a través de internet pero hacer la transacción en persona, después de ver las cartas. Es así como he conseguido ir librándome de álbumes y algunas cartas sueltas. Y ya es como si lo viera: cuando Magic celebre su 35 aniversario, estaré maldiciéndome por haber vendido alguna carta que valdrá algún cero más.
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!