Lo que vemos en nuestras pantallas, aunque sea con sutileza, moldea nuestra percepción de la vida. El sexo no es ajeno: que los protagonistas de las películas sean un hombre y una mujer de cuerpos esculturales y que celebren sus triunfos con un orgasmo simultáneo manda un mensaje equivocado sobre lo que ocurre en nuestras camas. Una coordinadora de intimidad y un consultor LGTBQ, dos cargos novedosos en las producciones audiovisuales, nos hablan de sus esfuerzos por que las escenas sexuales en las series se acerquen a nuestra cotidianidad.
Viajemos hasta los primeros tiempos de Hollywood. Después de unas primeras décadas bastante permisivas en lo erótico, en 1934 entró en vigor el Código Hays. Este código moral, vigente hasta 1967, prohibía los desnudos, marcaba el tono de las escenas sexuales y vetaba la homosexualidad y el divorcio, entre otros aspectos.
Si durante treinta años la principal industria cinematográfica solo mostraba matrimonios heterosexuales, puede entenderse más fácilmente que a cierto público le costara aceptar otras relaciones afectivas. Si la censura de los cuerpos llegaba al punto de que mostrar un ombligo pareciese escandaloso, era fácil que se generara un pudor excesivo hacia muchas prácticas sexuales.
No es ningún secreto que aquello que vemos en nuestras pantallas traslada un modelo a nuestras relaciones e incluso penetra en nuestros dormitorios. Ya lo explicó en 1981 el sociólogo y escritor Josep Vicent Marqués, que en su libro ¿Qué hace el poder en tu cama? escribió esta frase extraordinaria: "Hablar del sexo es hablar de lo que la gente no se quita cuando se desnuda".
Hace muchos años que se levantó el Código Hays, pero la representación de la sexualidad en Hollywood aún deja mucho que desear. En cuanto a las relaciones sexuales, nos traslada repetidamente una misma y ordenada pauta: tensión sexual, beso fogoso, cuerpos unidos y orgasmo final (a poder ser simultáneo). Las relaciones eróticas, no hace falta ser experto para saberlo, no son como en las películas.
La representación de identidades sexuales también es escasa. A pesar de una aparente apertura hacia la homosexualidad, la última entrega del informe anual sobre diversidad sexual de la ong GLAAD ("Alianza Antidifamación de Gays y Lesbianas") señalaba que la representación de minorías sexuales en las películas mainstream no sólo no había aumentado, sino que había descendido.
Y, en cuanto a los roles de género masculinos y femeninos, siguen muy marcados. Por ejemplo, según el estudio "Gender Disparity On Screen and Behind the Camera in Family Films", del Geena Davis Institute of Gender in Media, incluso en las producciones más familiares las mujeres aparecen en pantalla con atuendos más sexis que los hombres, y también reciben más comentarios sobre su físico.
El estudio concluye que "dichas representaciones pueden contribuir y/o reforzar la objetivación y sexualización de las niñas/mujeres en la sociedad". Y añade: "Existen múltiples vías para cambiar la naturaleza de las representaciones de género en la pantalla. Sin embargo, lo más sencillo es trabajar con creadores de contenido".
Precisamente, en los últimos meses se ha incorporado a los platós una figura que muestra una mayor sensibilidad hacia cuestiones de género y diversidad: los coordinadores de intimidad. Se trata de una figura surgida al calor del movimiento #metoo y que se ocupa de garantizar que las escenas de contenido sexual se graben de forma cómoda y segura para sus protagonistas.
Este puesto, que desde su estreno en la serie de The Deuce se ha extendido a otras producciones, ¿sirve también para hacer más creíbles las escenas sexuales y mejorar la representación de la diversidad? Amanda Blumenthal, que trabaja como coordinadora de intimidad para HBO en Los Ángeles, cuenta a Verne que, efectivamente, estos profesionales "pueden ayudar, sin duda, a que las escenas de sexo se vean más reales".
Además de asesorar a actores y actrices sobre movimientos y posturas, añade que "gracias a mi experiencia como coach de relaciones sexuales y mi participación en talleres educativos, aporto mi opinión en las producciones en las que trabajo sobre cómo retratar con precisión las escenas eróticas".
Respecto a la representación de la diversidad sexual, Amanda nos cuenta que muchas producciones no solo están empezando a contar con coordinadores de intimidad, sino también con consultores LGBTQ. Y por eso hemos hablado con Scott Turner Schofield, consultor LGBTQ en la serie Euphoria, que actualmente está grabando HBO.
"La mayor distorsión de los personajes y las historias de LGBTQ proviene de la falta de personas LGBTQ reales involucradas en la narración de esas historias", nos cuenta. Una de las protagonistas de la serie en la que actualmente trabaja es trans, por lo que su trabajo consiste en leer los guiones "para asegurarme de que no se haya escrito nada que repita sin querer los estereotipos". Cuando la serie esté finalizada, también participará en la labor de marketing para "no caer en imágenes dañinas al describir las diversas sexualidades y géneros", explica.
Por supuesto, no debemos dejar en manos de la industria cinematográfica nuestra educación sexual. Pero no deja de ser una gran noticia que, a diferencia del Código Hays, que imponía un modelo único de sexualidad, estas figuras nos ayuden a ampliar nuestros horizontes.
Con esto y un poco de suerte, puede que se normalicen escenas sexuales en las que los protagonistas, con cuerpos diversos, se muestren torpes en los juegos eróticos. O que el happy end no sea necesariamente un orgasmo. O, quién sabe, quizás veamos un matrimonio con bajo deseo pero que consigue erotizar su relación con pequeños gestos. O hasta puede que los personajes bisexuales no estén confundidos con su orientación o que los personajes trans sean interpretados por actores y actrices trans. Algunas series, afortunadamente, ya trabajan en ello.