Carla y Polo son dos de los adolescentes que protagonizan Élite, la serie de Netflix que, debido a su éxito, anunció su segunda temporada tan solo 12 días después de su estreno. Ambos mantienen una relación y, ya en el primer capítulo, invitan a Christian, otro personaje, a que se acueste con Carla. Polo, a una cierta distancia, los mira y se excita.
Esta práctica se incluye dentro del ambiente de las parejas liberales y se conoce con el nombre de cuckolding o "cornudo consentido". Sus adeptos defienden que es una práctica muy morbosa por, entre otros motivos, la desobediencia de la norma social que dice que las parejas se deben exclusividad sexual. En definitiva, a una persona le pone ver a su pareja disfrutando con un tercero, mientras que al miembro de la pareja que mantiene relaciones le pone que su pareja le vea.
Aunque no sea el caso de Élite, ya que Christian no sabe que le observan, lo más común es que el tercero sea plenamente consciente del juego. A este invitado, además del aliciente del sexo sin compromiso, le pone hacérselo con alguien delante del "cornudo" (importantes las comillas porque al haber consentimiento no hablamos de infidelidad).
Con el paso de los capítulos nos enteramos de que Carla y Polo han incorporado a un tercero a su relación para animarla un poco y recuperar la pasión. Es habitual que las parejas acudan a juegos eróticos para meter chispa a su relación, pero aquí hablamos de chicos y chicas de 16-17 años. ¿Tan avanzados están, hoy en día, en el sexo y en las relaciones?
Yo con 16 años.
— Jorge Gar 🏳️🌈 (@jorge_jungle) 1 de noviembre de 2018
Los de #Elite con 16 años. pic.twitter.com/znTIDQ8ro9
Ficción y realidad
Según un estudio publicado en la revista de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, la edad de inicio de las relaciones sexuales con penetración se sitúa entre los 15 y 16 años (para un 50,9% de jóvenes). Otro estudio, este realizado por dos investigadoras de la Universidad Autónoma de Madrid, apunta que solo un 5,1% de jóvenes de 15 a 16 años mantiene más de una relación estable al mismo tiempo. El porcentaje sube ligeramente hasta un 14,3% en la franja de 17 a 18 años.
A la vista de estos datos, no debería ser habitual que una pareja de primero de bachillerato esté aburrida de su relación. ¡Si su pasión está dando los primeros pasos! Ni tampoco es frecuente que chicos y chicas de esas edades mantengan relaciones con varias personas.
En la práctica del cuckolding, además, hay un factor interesante implicado: es una práctica que supone romper con los estereotipos vinculados a la fidelidad. ¿Qué tal se llevan los adolescentes con esto? El informe "¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá? Identidades de género en la adolescencia", del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, destaca que la fidelidad es el estereotipo sobre relaciones sexuales que más valoran los jóvenes, por encima de otros como que las chicas tengan más facilidad que los chicos para tener sexo o que los chicos tengan más necesidad de sexo que las chicas. Y "con mucha diferencia respecto a todos las demás", según el propio estudio.
Además, el informe del Gobierno "Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud" (en PDF) mostraba que la población joven es más tolerante que el conjunto de la población con conductas como controlar los horarios de la pareja, impedir que vea a su familia o amistades o decirle las cosas que puede o no puede hacer. Estos datos parecen poco compatibles con las complicaciones propias de las relaciones a tres bandas, donde se juntan las expectativas y los sentimientos de varias personas, lo que requiere de mucha experiencia y complicidad para que todo funcione.
Con todo esto, cuesta imaginar que una pareja tan joven como Carla y Polo sea tan madura como para aceptar a un tercero en su cama como revulsivo.
Diversidad y estereotipos
Élite es una serie que muestra diversidad sexual y rompe con estereotipos. No solo a través de los personajes de Carla y Polo, que, como ya hemos visto, muestran posibilidades no monógamas en las relaciones afectivas. También lo hace con las orientaciones sexuales al presentar a personajes homosexuales. Aunque este es un elemento casi fijo en las series adolescentes desde Al salir de clase, en Élite, a diferencia de otras series anteriores, los personajes "no viven su homosexualidad como una tortura", tal y como explicaba a Verne Carlos Montero, uno de los creadores de la serie.
En la trama de Élite también hay VIH y embarazos. Con respecto a lo primero, la serie expone cómo cualquiera puede estar infectado por una enfermedad de transmisión sexual (creo que no hago un gran spoiler si digo que el personaje homosexual no es el infectado por VIH). Porque, frente al desafortunado tópico que vincula el VIH con las prácticas homosexuales, el colectivo que presenta mayor proporción de nuevos diagnósticos es el de hombres heterosexuales, según recordaba el informe sobre vigilancia epidemiológica del VIH y Sida en España 2015. En lo que se refiere exclusivamente a los jóvenes, y siguiendo el mismo informe, el 11% de los nuevos diagnósticos corresponde a personas de entre 15 y 24 años.
Con respecto a los embarazos, aunque pocos jóvenes declaran haberse quedado embarazadas o haber dejado embarazada a su pareja (un 3,6% según el estudio "Hábitos sexuales en los adolescentes de 13 a 18 años", publicado en la revista de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria), su visibilidad en la serie nos recuerda otro de los peligros de las prácticas sexuales de riesgo. Y que es una situación que afecta a todas las clases sociales, ya que el personaje que queda embarazada vive en una situación acomodada.
Eso sí, en Élite, aunque estos peligros sean visibles, el preservativo no aparece en ningún plano (ni en imagen ni en diálogo), como pasa en tantas series de ficción. Por suerte, aquí también hay choque entre la realidad y la ficción: un 91,3% de los jóvenes utiliza algún método anticonceptivo en sus relaciones, según el estudio "Hábitos sexuales en los adolescentes de 13 a 18 años".
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