El poliamor está de moda, es un hecho: aparece en televisión, en revistas, en artículos e incluso, es un reclamo de campañas de publicidad. Si todavía no tienes muy claro de qué va este modelo relacional, te lo explicamos brevemente. El poliamor es una relación no monógama donde no existe ni exclusividad sexual ni afectiva y donde hay pleno consenso y conocimiento de todas las partes. Sí, eso significa que se pueden tener más de una relación afectiva.
Existe un diccionario poliamoroso, una serie de cuestiones y palabras que son propias de dicha comunidad. Jorge Roldán, representante de Poliamor Madrid (un colectivo en Madrid enfocado a las formas de amar no monógamas), afirma que “al final un grupo necesita de su identidad, por lo tanto, usar el prefijo poli- en algunos conceptos nos ayuda a identificarnos con ciertas cosas”. Con policosas, esas palabras novedosas que sirven para reconocer situaciones que a muchos les pueden resultar familiares. La más común de encontrar, incluso si eres monógamo, probablemente son los polifakes.
“Poli¿qué?” Sí, los polifakes, “aquellas personas que dicen ser poliamorosas y no lo son. Suelen expresar que quieren vínculos y cuidados, pero por su parte no lo hacen y lo disfrazan de libertad individual”, concluye Jorge.
En resumen, los polifakes son aquellas personas que se definen como poliamorosas pero no parten de la base ética y consensuada que se requiere en el poliamor. A Amarna Miller, actriz, activista pro sex y poliamorosa, el concepto no le acaba de gustar. “Me parece que dentro de cualquier opción relacional hay personas que no tienen 100% claro lo que están haciendo. Hay gente que empieza en una relación poliamorosa y al cabo de un tiempo decide que aquello no es lo suyo. Otros que están en la monogamia sin sentirse cómodos dentro de ese modelo. Otra cuestión sería hacerte pasar por poliamoroso con fines poco éticos, como llevarte a alguien a la cama. En cuyo caso, eres idiota; te identifiques como monógamo, poliamoroso o cono de tráfico”, comenta.
En todo caso, los polifakes pueden llegar a camuflarse muy bien, pero al final, en la gran mayoría de las situaciones, se acaban descubriendo. “Hasta que no la lía y hace algo, no se puede saber. En Poliamor Madrid vetamos a alguien porque nos habían alertado de su comportamiento varios miembros. Decidimos que esa persona no formara parte del colectivo y que no asistiera a ninguna de las reuniones que organizamos”, explica Jorge.
“Quiero ser poliamoroso contigo”
Sara, autónoma y poliamorosa, conoce a los polifakes de cerca. “Él no estaba preparado para cuidar las crisis. Hay que tener una bonita inteligencia emocional para todo esto y una empatía muy grande. Además, él tenía pareja monógama e intentó introducir este tema con calzador”, asegura. Porque sí, también están aquellas personas que, sabiendo que te identificas con este modelo relacional, intentan seducirte con frases del tipo “yo quiero ser poliamoroso contigo” o “quiero ser tu segundo poliamor”.
Son personas que, aunque nunca hayan escuchado hablar del concepto, ya se sienten identificadas con lo poco que le explicas y quieren tirarse a la piscina (contigo, claro). Pero ¿por qué lo hacen? “Queda muy pro decir que tienes una relación con varias personas, cuando la gracia está en poder elegir, en la libertad que te aporta”, asegura Sara. “También me he encontrado con varios chicos que, a nivel sexual, podrían tolerarlo, pero a nivel sentimental, ni de broma. Y a veces tengo la sensación que la no exclusividad sexual era cuestión de tiempo: tarde o temprano me querían cambiar”.
Los dramas dentro del poliamor
Parecido al perfil de polifake, encontramos el polikamikaze, aquellas personas que descubren el poliamor y “entran a saco, se relacionan con muchísima gente y después no saben gestionarlo. A partir de ahí, ocurren dos cosas: o dejan un montón de 'cadáveres' a su alrededor, o desaparecen y no se les vuelve a ver”, aclara Jorge.
Cadáveres en forma de polidramas. “Entiendo los polidramas como aquellos problemas que se derivan de tener relaciones poliamorosas y que solo se dan dentro de este modelo relacional. Por ejemplo, la dificultad a la hora de gestionar dos parejas simultáneas, que una de tus parejas sienta celos de la otra, o que tú mismo no sepas manejar de forma constructiva ciertas situaciones”, explica Amarna. “He vivido varios polidramas, sobre todo relacionados con los celos, que es uno de esos paradigmas que nos inculcan desde pequeños y por lo tanto, es muy complicado de deconstruir”.
“No dejan de ser personas en una relación intentando gestionar un conflicto amoroso”, asegura Sara. Esto, seguramente, nos suene a todos, seamos poliamorosos o no. “Se gestiona con mucha comunicación y escucha e intentando no poner el ego por delante”, aconseja Jorge, quien afirma no tener polidramas en su vida porque “los corta de raíz”.
Cuando esos polidramas se repiten en varias relaciones poliamorosas se suele expresar como poliinfierno, un concepto que introduce Kathy Labriola en El Libro de los Celos y que define como “tres conductas clave que se derivan de una situación insoportable en la que parece que se ha perdido el control de las cosas y tienes la impresión de que tu relación principal va a ser destruida por una relación externa”. El primer círculo es “bajar el nivel; cuando de repente, la pareja principal siente que se la ha bajado el nivel de ser única a ser una de las dos parejas”. El segundo círculo es “el desplazamiento; cuando sientes que la relación externa está recibiendo tantos cuidados que está desplazando a la relación principal”. Y finalmente, el tercer círculo, “la intromisión; cuando la relación externa invade el espacio de la pareja y hace que la pareja principal se sienta insegura”.
¿Existe tanta diferencia entre las policosas y las monocosas?
Aunque muchas de estas situaciones resultan exclusivas de las relaciones poliamorosas, en realidad, pueden aparecer en la monogamia. Al fin y al cabo, nos centramos en la gestión de emociones positivas y negativas, como puede ser el amor, los miedos o las inseguridades (más conocidas como celos); y como asegura Jorge, “por fin, cada vez más nos vinculan a emociones y sentimientos, que es, en realidad, lo que significa el poliamor”.
Para crear comunidad y acercar el poliamor a personas dentro del mismo modelo relacional (o no), en Poliamor Madrid crearon “las policañas”, reuniones que tienen lugar el segundo sábado de cada mes y donde se reflexiona sobre conceptos y cuestiones como el amor, la fidelidad, los celos o la inteligencia emocional. Las policañas están abiertas a todos aquellos que, con respeto y empatía, quieran acercarse a las policosas que envuelven este mundo poliamoroso.
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