Pies, ¿para qué os quiero?

El fetichismo por esta parte del cuerpo sigue estando muy poco estudiado

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Los pies son un fetiche que famosos como Tarantino, Carlos Baute o Risto Mejide se han atrevido a expresar públicamente
Los pies son un fetiche que famosos como Tarantino, Carlos Baute o Risto Mejide se han atrevido a expresar públicamente. Retrofile/Getty Images

Estoy sentada en una especie de diván, cómodo, pero no en exceso. La habitación es pequeña y el ambiente cargado. Un hombre se acerca y me sonríe. Me pide, si es posible, quitarme los zapatos y ofrecerme un masaje de pies. “Por supuesto”, le respondo. Deshace el nudo de los cordones con una sorprendente delicadeza, en parte ansioso y en parte excitado. Quiere saber qué se esconde detrás de mis zapatos. Mis pies están desnudos y su cara ha cambiado completamente de expresión. Está maravillado. Toca la punta de mis dedos rechonchos y empieza a acariciar suavemente la planta de mis pies. Los masajea durante minutos, sin apartar la vista ni un segundo. Los besa, los lame y los vuelve a masajear. Jamás había visto a alguien tan entregado. Y el tiempo pasaba, pero para él, las horas eran un simple número. Como el tamaño de mi pie. Justo en ese momento, pensé, en cómo se desarrollaría el fetichismo de pies o en definitiva, ¿por qué, Sergy, el hombre que tenía en trance besando mis pies, podía sentir excitación y yo no?

Ha pasado un año desde que asistí a ese rincón foot fetish (fetichismo de pies) que se celebraba en el Salón Erótico de Barcelona, pero el fetichismo en general se sigue considerando una “desviación sexual”, según recoge la RAE. Personas como Sergy luchan para ofrecer otra visión de la sexualidad. Él descubrió su fetiche siendo muy joven, “tendría 4 o 5 años”, comenta. “A esa edad, ya intentaba meter los pies en mis juegos inocentes con otras niñas o niños. El término fetichista lo aprendí hace pocos años”.

Pasamos de la infancia a la adolescencia y la sexualidad empieza a florecer. Según Cristina Callao, sexóloga y terapeuta de parejas, “el fetichismo empieza con el interés por la sexualidad, antes incluso de la adolescencia. Existe cierta predisposición a desarrollar un fetiche sexual en la pubertad, donde puedes darte cuenta de que te excitan cosas que no están catalogadas como normativas”. Es en esta fase cuando el fetichista siente rechazo hacia su propia sexualidad. “Esa persona descubre que le excitan los pies y le resulta un problema, porque ¿a quién se va a dirigir? ¿A sus amigos que se reirían de él y de sus gustos? Por lo tanto, no comunica ni busca el apoyo en terceros”, cuenta la experta.

El viaje del fetichista hacia la aceptación es un camino lleno de obstáculos. En la mayoría de los casos, se sienten perdidos y buscan ayuda profesional. Aunque en la actualidad, muchos se cobijan en foros de internet, donde pueden descubrir la existencia de una comunidad. La suerte para el fetichismo de pies es resultar ser uno de los más comunes socialmente. Otros fetichistas no encuentran esa comunidad.

David Livingston (Getty Images)

No existe mucha información al respecto: la única cifra que tenemos actualmente es que existen más de 549 parafilias registradas. “¿Para-qué?”, estarás pensando. Una parafilia es un patrón de comportamiento sexual hacia objetos, situaciones o actividades. Digamos que serían las prácticas menos convencionales. Ahí podríamos encontrar un abanico tan amplio y dispar como el sadomasoquismo, la zoofilia o el fetichismo. El fetichismo se describe como la excitación y las fantasías a partir de objetos o partes del cuerpo que son el centro de toda la atención. Como fetiches menos comunes encontramos la agalmatofilia, persona que se excitan con muñecas o estatuas; somnofilia, cuando te excita ver a tu pareja mientras duerme; o la mecanofilia, la excitación por las máquinas (bicicletas, motos, coches…), entre otros muchos.

Pero, ¿qué se siente cuando tienes ese fetiche delante? Arola Poch, psicóloga especializada en sexualidad y con amplio conocimiento sobre el foot fetish, explica que, según un estudio que realizó hace unos meses, “hay respuesta genital (lubricación o erección) en un porcentaje elevadísimo cuando se juega con el fetiche”.

Esa respuesta genital podría explicarse a través de varias teorías, aunque queda mucho por estudiar sobre este tema. Una de las teorías más extendidas es la que el doctor Vilayanur Ramachandran, neurólogo, recoge en su libro Fantasmas en el cerebro, donde explica que el fetichismo de pies podría deberse a una superposición cerebral. Según el estudio que realizó, las áreas cerebrales que controlan las partes y los impulsos sexuales del cuerpo se encuentran justo al lado de las responsables de las emociones y enfrente de la parte que controla los pies. Ramachandran afirma que la diafonía que se produce podría explicar el porqué del fetichismo de pies (y de otros fetiches a partes del cuerpo consideradas tradicionalmente no sexuales).

La teoría que contrapone la hipótesis del doctor Ramachandran, es la teoría pavloviana, que defiende que la sexualización de esa parte del cuerpo es algo adquirido por una situación determinada. Esta investigación se llevó a cabo en los años 60, desarrollada por el Dr. Lehmiller, psicólogo y autor del libro La psicología de la sexualidad humana. En el estudio, reunió a un grupo de hombres y les mostró imágenes de mujeres desnudas junto con imágenes de botas. Algunos de ellos tuvieron una reacción sexual cuando veían esas fotografías de botas, puesto que lo relacionaban con las imágenes explícitas de desnudos. Lehmiller explica que, si estás expuesto a algo durante las épocas en que estás sexualmente excitado, tu cerebro puede llegar a vincular ese objeto con el deseo sexual.

El fetichismo empieza con el interés por la sexualidad, antes incluso de la adolescencia. Alinari Archives (Corbis via Getty Images)

Sea como fuere, la ciencia ha investigado poco en lo que a fetichismos se refiere. “No se ha estudiado, ni se ha invertido tiempo ni dinero en hacer una investigación científica. Esto crea cierto rechazo o miedo a no considerar como algo válido o normal una práctica que no infringe ni implica daños a terceros ni a uno mismo”, afirma Cristina Callao. Es por ese motivo por el que los fetiches no son aceptados como algo normativo. “Seguimos manteniendo una visión demasiado cerrada de la sexualidad. Se da una imagen de que el fetichismo sigue siendo algo raro, cuando el sexo es mucho más que genitalidad”, explica Arola Poch.

Poco a poco, personas como Sergy y Arola trabajan para normalizar el fetichismo de pies. Realizan fiestas foot fetish donde pueden sentirse libres y disfrutar de esa parte del cuerpo sin tapujos. Un fetiche que famosos como Tarantino, Carlos Baute o Risto Mejide, se han atrevido a expresar públicamente. “Necesitamos que algunos famosos más hablen sobre su fetichismo de pies para ayudar a la normalización. Mientras, no puedo más que aconsejar a todos los fetichistas que no se queden detrás de sus pantallas. Que se reúnan con otros, que hablen, que los vean jugar en público. Ser fetichista es muy bonito. Hay que estar orgulloso de tener tanta sensibilidad como para serlo”, finaliza Sergy.

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