Probablemente, te hayas encontrado alguna vez (o muchas veces) a alguien que no recicla porque ha escuchado que después todo se mezcla, o que no cree en el cambio climático porque se lo ha escuchado decir a un político.
En Verne, desmontamos con datos objetivos estos y otros bulos para que la próxima vez puedas explicarle a “tu cuñado” por qué sus afirmaciones son falsas. Y, para dejarlo bien claro, los acompañamos con el talento de cuatro ilustradores: Soy Cardo, Miguel Bustos, Jess García y Bàrbara Alca.
Allá vamos...
1. Reciclar no sirve para nada porque después se mezclan todos los residuos
Piénsalo bien. Es absurdo pensar que las administraciones públicas y entidades sin ánimo de lucro como Ecovidrio invierten millones de euros en colocar en nuestros municipios y ciudades cientos de miles de contenedores de reciclaje para luego mezclar todos los residuos.
En España hay 378.272 contenedores amarillos para plásticos, latas y briks; 218.146 contenedores verdes para envases de vidrio; y 212.852 contenedores azules para papel y cartón que funcionan las 24 horas, los 365 días del año, según datos de Ecoembes y Ecovidrio, encargadas de gestionar los residuos de plástico, papel, cartón y vidrio en nuestro país.
Como explican en sus páginas web, la cadena de reciclaje comienza con nosotros, pero continúa con la recogida, la separación y la transformación de los envases. Por ejemplo, los envases de vidrio tienen vidas infinitas. Ni un superhéroe puede decir eso. En otras palabras, son reciclables al cien por cien y pueden dar lugar a infinitos nuevos envases sin perder propiedades ni calidad. Fíjate si sirve reciclarlo.
Todo el mundo tiene bastante claro lo que tiene que meter en el contenedor verde: apenas un 2% de lo que llega al camión no es vidrio. Lo bueno de todo eso es que el material a reciclar es de muy alta calidad.
Tras su recogida, se lleva a las plantas de tratamiento –existen 14 en España–, donde se separa y tritura obteniendo el calcín, una nueva materia prima compuesta de pequeños fragmentos de vidrio limpio. Gracias a este proceso se evita la extracción de otras materias primas como la arena, la sosa y la caliza para crear nuevos envases de vidrio, se reducen emisiones de CO2 y se ahorra energía porque la temperatura de fusión del calcín es menor que la de las otras materias primas.
Quizá alguna vez has visto que algunas fracciones de residuos se vacían en el mismo camión. Pues eso no significa que termine todo mezclado. Los vehículos llevan cajas distintas en su interior, así que cada cosa va en su sitio, en distintos compartimentos, y así llegan a las plantas de reciclaje. Nada se mezcla ni se revuelve, ni en el caso de envases ligeros, ni en el del papel y cartón, ni en el del vidrio.
2. El cambio climático es mentira
¿Y cómo explicas los fenómenos meteorológicos extremos que vive el mundo? El cambio climático no es mentira ni algo que se vaya a producir en el futuro, sino un problema actual que se extiende a todas las regiones del planeta y que nos afecta de distintas formas.
Soy Cardo lo cuenta muy bien en esta ilustración. Hay dos cosas que son verdad: el cambio climático y que no sabes ligar, pero oye, envíale esto a tu crush y si cuela, cuela.
Las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera han provocado un incremento de la temperatura del planeta de un grado centígrado con respecto a los niveles anteriores a la revolución industrial, según el último informe elaborado por un el grupo de científicos asesores de la ONU en materia de cambio climático (IPCC por sus siglas en inglés). El calentamiento global ya ha producido el aumento de fenómenos extremos como el incremento del nivel del mar o el deshielo en el Ártico.
Como explicaba a Verne Antti Lipponen, investigador del Instituto Meteorológico de Finlandia, si otras regiones como “la Antártida se deshielan al tener un clima más caluroso, esa enorme cantidad de agua se transformará en inundaciones en otros países".
Lipponen elabora gráficos en movimiento pensados para las redes sociales que explican el calentamiento global en menos de un minuto. Uno de los últimos que publicó en su cuenta de Twitter, creado a partir de datos de la NASA, muestra las anomalías térmicas de más de 190 países entre 1880 y 2017.
El IPCC advierte que de no reducirse las emisiones de CO2 a la atmósfera, “es probable que se llegue a un aumento de 1,5 grados centígrados entre 2030 y 2052, incumpliendo así el objetivo más importante establecido en el Acuerdo de París, lo que podría traer consecuencias catastróficas para nuestro planeta”.
Según datos facilitados por la Comisión Europea, entre 1980 y 2011, las cada vez más frecuentes inundaciones son el resultado del cambio climático. Afectaron en ese periodo de tiempo a más de 5,5 millones de personas y causaron pérdidas económicas directas por más de 90.000 millones de euros.
Otra de las consecuencias actuales del cambio climático son las olas de calor, los incendios forestales y las sequías con mayor impacto en los países en vías de desarrollo, cuyos habitantes suelen depender más del entorno natural y tienen menos recursos para hacer frente a estos problemas.
El máximo organismo europeo también señala que “el cambio climático se está produciendo tan deprisa que muchas especies de plantas y animales están teniendo problemas para adaptarse”. Muchas se han tenido que trasladar a otros hábitats y otras corren un grave riesgo de extinción si las temperaturas medias globales siguen subiendo de manera descontrolada.
3. El reciclaje quita puestos de trabajo
Claro, y el Ratoncito Pérez existe… La gestión y prevención de residuos no solo no quita trabajo sino que tiene el potencial de crearlo. Por ejemplo, 7.860 personas están empleadas de forma directa o indirecta para completar el proceso de reciclaje de envases de vidrio. Así lo calcula un estudio de la Universidad de Málaga, la Universidad Carlos III de Madrid y Par Tres Egabrense. Y lo mismo ocurre con otros sectores como el del reciclaje de envases ligeros, el papel y cartón.
Los puestos de trabajo vinculados con el reciclaje son considerados por el Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA) como empleos verdes porque “reducen el impacto ambiental y las escaseces ecológicas para mejorar el bienestar humano y la equidad social”, y suponen uno de los pilares de la economía circular, un modelo de producción y consumo con el que se pretende extender el ciclo de vida de los productos.
Según estimaciones de la Comisión Europea, recogidas en este informe elaborado por la Fundación COTEC, si se aplica toda la normativa vigente en materia de residuos –entre los que se encuentran el reciclaje del 70 por ciento de residuos domésticos y el 80 por ciento de envases– se crearían más de 400.000 empleos en la Unión Europea, de los cuales 52.000 se localizarían en España.
4. No pasa nada porque desaparezcan especies
¿En serio no pasa nada? En poco más de 40 años, se ha perdido el 60 por ciento de las poblaciones de aves, mamíferos, anfibios y reptiles debido a la actividad humana, según el Informe Planeta Vivo de World Wildlife Fund (WWF). Un dato más que evidente, según esta organización conservacionista, “para redefinir nuestra relación con el Planeta”.
Las poblaciones más afectadas son las de agua dulce, que han descendido un 83 por ciento y los ecosistemas de las zonas tropicales de América Central y del Sur son los más amenazados.
El citado informe describe la biodiversidad (el conjunto de especies vegetales y animales que viven en un espacio determinado) como “la infraestructura que mantiene toda la vida en la tierra”. Su existencia es, por lo tanto, un requisito indispensable para que los humanos podamos seguir viviendo en ella.
Su desaparición está también ligada a los efectos del cambio climático, provocado por la huella del hombre. La Comisión Europea señala en su página web que “muchas especies de plantas y animales continúan teniendo problemas para adaptarse y corren un grave peligro riesgo de extinción si las temperaturas medias globales siguen subiendo de manera descontrolada”.
Piensa en qué pasaría si desaparecieran las abejas. De hecho, mucha gente lo hace. Esa pregunta fue una de las más buscadas en Google en 2015. Si se extinguen, se destruiría el equilibrio ecológico de la Tierra, asegura Greenpeace. Tan brutal como sencillo. Su polinización es una pieza fundamental para que las especies vegetales sigan existiendo. En otras palabras, si falta esa pequeña parte de la fauna, se destruye la flora.