Chocolates, flores, joyas y tarjetas, el 14 de febrero es el día en que los enamorados obsequian al objeto de su afecto un detalle –a veces exorbitante– para demostrar su amor, pero no siempre fue así. Durante la época victoriana en Inglaterra la práctica más común era el envío de dulces tarjetas que se intercambiaban entre enamorados o admiradores secretos. Pero la tradición victoriana incluía un lado más oscuro, o mejor dicho, agrio: los Vinegar Valentines (tarjetas de San Valentín avinagradas).
La doctora en historia del diseño y catedrática de la Universidad de Brighton (Reino Unido), Annnebella Pollen, ha investigado profundamente el lado obscuro del San Valentín victoriano. “El anonimato en el envío de una postal permitió que los impresores fabricaran lo que llamamos vinegar valentines. Postales con mucho humor negro que incluían una caricatura cutre con un verso insultante, burlón o juguetón. Eran la contraparte de las elaboradas y afectuosas versiones llenas de encaje y corazones”, explica Pollen vía telefónica a Verne.
Pollen se encontró con el lado “más desconocido, ácido y amargo” de las misivas de San Valentín al comisariar una exposición sobre el amor. Las postales “avinagradas” no solo se hacían para despechados en el amor, pues existían versiones para enviar a gente que no eran familia o amigos: profesores, vendedores y médicos podían ser blanco de las burlas vía tarjeta. Añadido al insulto de recibir una postal de San Valentín cruel y anónima, Pollen cuenta que muchas veces se enviaba de tal forma que el recipiente estaba obligado a pagar por el giro postal.
Amor entre las rosas
Después de la cena papá reposa, / es entonces entre las dulces rosas / cuando vas a ver a tu amante, pero supón / que papá despierta y ¡ay…! Entonces quién sabe.
“La tradición de enviar postales durante las festividades en Inglaterra comenzó alrededor de 1830, cuando se empezaron a fabricar de forma masiva por las imprentas, las personas empezaron a estar alfabetizadas y el servicio postal se abarató. Estas tres cosas fueron decisivas para que se popularizara el enviar tarjetas de San Valentín, incluidas las versiones crueles”, explica la investigadora, quien volcó todos sus hallazgos en un artículo publicado por la Universidad de Brighton.
Algunas de las ilustraciones resultan picarescas, pero otras son sumamente misóginas y crueles. Las mujeres y hombres que simpatizaban con el movimiento sufragista en Inglaterra se convirtieron en diana para algunas tarjetas de San Valentín avinagradas. “El sentido del humor en las postales puede llegar a ser controversial para la moral actual. Algunas siguen siendo muy graciosas, pero otras son muy ofensivas y crueles, al punto de desearle a alguien que se quite la vida. Se burlan de las mujeres que hablan mucho, los maridos que cuidan de los niños y los alcohólicos. Insultos que hoy en día ya no son aceptables o percibidos como debilidades”, dice Pollen.
No te hagas la ridícula usando ropa de hombre.
La tradición británica –que también llegó a Estados Unidos– fue popular hasta 1880, cuando pasó de moda. “La prensa criticó a los impresores que las manufacturaban. Los acusaban de arruinar la hermosa tradición de intercambiar postales afectuosas. En algunos artículos de prensa se planteaba que las tarjetas de San Valentín avinagradas eran culpables del suicidio de una mujer”, explica Pollen.
Para la doctora en historia del arte la existencia de los Vinegar Valentines prueba que el anonimato permite a la gente ser desagradable y que no es la tecnología la única responsable del troleo anónimo. Lo que sí es cierto es que en la época victoriana no tenían memes para compartir durante la empalagosa celebración.
A continuación una galería de tarjetas del día de los enamorados cortesía de los fondos bibliotecarios de la Universidad Metropolitana de Manchester (Reino Unido), Universidad de Penn (Estados Unidos) y del Museo de Brighton.
Así gastas tu tiempo.
Eres un limón.
Sufragista
Presumes del sufragio femenino/ y de lo que harás el próximo otoño, / pero si tu partida de cartas coincide con el día de las elecciones, / no irás a votar.
Si pudiéramos vernos a nosotros mismos de la forma en la que nos ven los demás
He visto a unos cuantos pequeños presuntuosos, / pero ninguno que me desagrade más que tú. / Este amable consejo te doy con la esperanza de que lo sigas, / y así dejes de ponerme ojitos.
Nunca serás una reina de película/ ni actuarás en ningún escenario;/pero si tienes que actuar,/ por qué no actuar como una persona de tu edad.
Deudor
La forma en la que pides prestado todo el tiempo/ ¡repugna a todo el mundo! /Pero felizmente te prestaba veneno/ si pensara que te lo tomarías rápido.
Pelo en corte bob
Eres como Sansón;/cuando te cortaste el cabello,/ perdiste la mente/ porque todo tu cerebro estaba contenido ahí.
Apiádate de un pobre corazón herido. / Se dice que compartes tu amor con muchos, / pero yo creo que no tienes / al menos, no para repartir. / Te lo quedas solo para ti, dicen.
Saludos de Día de San Valentín: "Déjame tener mi fotografía", dice el payaso.
No pienses que eres la única piedrecilla en la playa. Hay otras.
Profesora
Crees que conoces todas las respuestas, / que sabes de qué trata todo. / ¿Por qué no buscas una goma de borrar y te borras a ti misma?
Este pepinillo es extra agrio.
Afinidades
Este pepinillo que ves aquí./ Es afin a ti./Y aun así, ¡pobre de ti! Digamos la verdad,/ es muy dulce comparado contigo.
Acabo de escuchar que quieres una esposa,/ así que te envío el retrato fidedigno./ Te gustaría que fuera más joven, de eso no tengo duda,/ pero si no la quieres, quédate solo.
El beso de la botella es la felicidad de tu corazón, / confundido te tambaleas a casa cada noche./ No te importan las damas, sin importar lo bellas que sean, / no tienes amor para dar más que para el licor.
Unido a la fuerza
Tu mujercita te tiene en su poder, / No te atreves a desobedecer sus órdenes / y cada centavo que ganas/ ella se lo queda… por lo que tiene dinero para quemar.
No imagines que nadie te describirá como caballero.
Querida, solo digo la verdad /al decir que eres tan gorda como la mantequilla./ Amo a las mujeres gordas así que no me rechaces/ a ser mi encantadora enamorada de San Valentín.
Te pavoneas orgulloso todo el día, / creyendo que eres muy alegre, / aquí puedes ver tu figura. / Y aunque fueras un “ave valiente” / y cacarearas en alto, sería en vano. / ¡Jamás te jactarás de volar sobre mí!