El océano Pacífico alberga tanto plástico como para cubrir tres veces la superficie de Francia, según un estudio publicado en la revista Nature el pasado año. En su superficie, al igual que en la del resto de masas de agua del planeta, flotan toneladas restos de botellas, cubiertos o platos de plástico. Y muchos de esos plásticos acaban en la costa: un vídeo grabado el pasado 24 de marzo en Playa Grande, en El Porís (Tenerife), muestra cómo una capa de plásticos cubre buena parte de la arena. El vídeo ha viralizado a través de WhatsApp y algunas copias publicadas en Facebook y Twitter se ha compartido miles de veces.
El vídeo fue grabado por María Celma, fundadora del movimiento por la limpieza marina Océano Limpio Tenerife. “Había una limpieza coordinada por otra organización para ese día, y cuando vi la playa así me decidí a hacer el vídeo”, cuenta por teléfono a Verne. También es suya la voz emocionada que se escucha en el vídeo, que cuenta que no hace falta "irse a una playa de Indonesia" para encontrar grandes superficies cubiertas de plástico. “Si cuando veo la playa así siento frustración y desolación, lo muestro”, dice. “Ojalá más gente lo vea, se sienta igual y sea consciente del problema”.
Celma explica que el día que grabó el vídeo “había bastante cantidad” de plástico, pero que es difícil encontrar esa playa completamente limpia. “Vayas el día que vayas, encuentras plásticos”, dice. “Incluso cuando terminamos de limpiar la playa no se queda limpia, no abarcamos lo suficiente”.
Playa Grande no es, sin embargo, la única playa tinerfeña en la se producen imágenes como estas. “Esa playa es muy llamativa por dos motivos, porque llega muchísimo plástico y porque además es muy visual”, explica Celma. “Al ser de arena todos los plásticos se quedan expuestos, pero hay playas de roca que están mucho más sucias y solo te das cuenta cuando te pones a levantar piedras”.
Los residuos que llegan a la costa pueden llevar años en el mar y hacer miles de kilómetros antes de quedar varados en nuestras playas. “Llegan en gran medida arrastrados por las corrientes”, cuenta a Verne May Gómez, catedrática de biología e investigadora de ECOAQUA, el Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que ha realizado diversos estudios sobre microplásticos marinos.
“Las islas Canarias constituyen una barrera natural frente a la Corriente del Golfo y su rama descendente, la Corriente de Canarias, por lo que actúan como colectores de la basura marina que se encuentra en el Atlántico Norte”, explica la investigadora. En este mapa, publicado en la revista científica Proceeding of the National Academy of Sciences, puede verse cómo los plásticos se desplazan por esas corrientes:
Un plástico difícil de reciclar
Cuando Celma y el resto de voluntarios terminan de recoger la playa –”las tres o cuatro personas que estábamos trabajando en mi zona recogeríamos unas dos bolsas completas de unos 30 kilos”, dice– solo pueden hacer una cosa con lo recogido: “Dejarlo todo al lado del cubo de la basura”. Esto se debe a que la mayoría de los residuos que llegan son microplásticos, fragmentos minúsculos que se forman cuando los envases se van descomponiendo en el océano.
Como ya explicamos en este reportaje sobre la cantidad de plásticos diarios de un solo uso que utilizamos en el día, muchos plásticos no pueden reciclarse, bien por su composición o bien por su tamaño. La máquina que separa los elementos en la planta de reciclado es incapaz de separar utensilios pequeños como la cubertería, y por eso ese tipo de plásticos son los primeros que gobiernos y empresas pretenden eliminar. Si es difícil separar una cucharilla de café, imagina cuando estas se descomponen en decenas de fragmentos.
Los microplásticos son pequeños trozos de plástico de menos de 5 milímetros, bien porque fueron creados así (están en muchos cosméticos, por ejemplo) o bien por descomposición de otros más grandes. Los distintos estudios que analizan estos desperdicios estiman que un adulto medio puede ingerir entre 2.000 y 11.000 microplásticos al año. Todavía se está investigando cuál es su repercusión en la salud.
Muchos de los plásticos que llegan actualmente a las costas llevan años en el mar, pero el problema sigue agravándose. Solo en 2017, ocho millones de toneladas de plástico acabaron en el mar. Tanto el gobierno como las grandes empresas están tratando de plantear soluciones para amortiguar el impacto ecológico de los plásticos en el futuro pero, mientras, tú también puedes empezar a colaborar en la disminución del consumo de plásticos. En este artículo puedes encontrar varios consejos sobre cómo consumir menos plástico. Son idea de la asociación francesa No plastic in my sea (Ningún plástico en mi mar).
- Hacer la compra con una bolsa reutilizable en vez de una de plástico.
- Usar jabón de manos en pastilla en vez del líquido.
- Beber agua de grifo en cantimplora en vez de botella de plástico.
- Comprar productos a granel en vez de envasados en plástico.
- Escoger materias naturales para evitar así las microfibras plásticas que acaban en el agua.
- Beber en un vaso de agua y una taza de café reutilizables y descartar los de plástico.
- Comer en una vajilla convencional y no una desechable.
- No utilizar ni pajitas para beber ni globos inflables.
- Y, si finalmente se utiliza plástico, separarlo al reciclar (al cubo amarillo).
En Verne también publicamos el testimonio del plasticariano Javier Barrios, que lleva años intentando reducir al mínimo su consumo familiar de plásticos. Entre las medidas que él ha tomado, está llevar tuppers a la compra para introducir los productos a granel y utilizar utensilios y envases no perecederos, como pajitas y cubertería de metal o botellas rellenables de aluminio. Si no hacemos algo para evitarlo, en el año 2050 los océanos albergarán más kilos de plástico que de peces.