En el mundo se compran 1.440 millones de botellas de plástico al día. Una de ellas es mía. La compro al llegar al trabajo y, al final del día, acaba en el reciclaje, aunque no todos los plásticos corren la misma suerte. Solo en 2017, ocho millones de toneladas de plástico acabaron en el mar. Esta cifra debería disminuir drásticamente durante la próxima década: 250 empresas han firmado un acuerdo, junto a la fundación de economía sostenible Ellen MacArthur y ONU Medio Ambiente para que, en 2025, el 100% de los plásticos sean reutilizables, reciclables o convertibles en compost. Solo hoy, he utilizado ocho piezas de plástico.
El acuerdo, respaldado por ONU Medio Ambiente, coincide con la aprobación, por parte del Parlamento Europeo, de una resolución para que determinados plásticos de un solo uso –como vasos o cubiertos– desaparezcan del mercado en 2021. Algunas ciudades también han empezado a tomar medidas concretas para frenar un problema que deja imágenes como las islas de basura flotando sobre los océanos o las playas atestadas de plásticos. En España, la primera medida al respecto ha sido la de la prohibición de las bolsas de plástico gratuitas, pero nuestro consumo sigue siendo elevado. Este ha sido el mío durante un único día que hemos tomado de referencia para la prueba:
Por orden, este ha sido mi día de plásticos:
- 9.30: Bolsa de plástico. En ella venían unas roscas de anís que me he comido para desayunar.
- 10.00: Bote de gel. Después de aplicar el truco de rellenarlo con un poco de agua para apurar un último baño, mi bote de gel ha dicho adiós tras la ducha.
- 11.00: Dos palitos para remover el café. Al llegar al trabajo he sacado un café de la máquina... Que ha resultado estar averiada y me ha dado agua caliente. Así que he pillado un segundo café de otra máquina. Ambos venían con un palo de plástico a modo de cuchara. Los vasos, al menos, eran de cartón.
- 17.00: Yogur, cuchara y otro palito del café. De la merienda recupero otro palo de remover café y el recipiente de un yogur con muesli, de los que llevan su propia cuchara, también de plástico.
- 22.00: Envase tiramisú. Mis compañeros de piso y yo pedimos pizza para cenar y un tiramisú para compartir. El tiramisú venía en un recipiente de plástico.
En total, han sido ocho piezas de plástico. Según mi báscula de cocina, son 130 gramos en total. Vale, está incluido un bote de gel grande que no se gasta todos los días, pero de haber hecho la compra, por ejemplo, el peso sería más elevado. Piensa en todo el plástico que cargamos en los supermercados y del que nos deshacemos al mismo llegar a casa, bolsas aparte: bandejas y envoltorios de fruta, guantes de plástico para cogerla a granel, packs de latas con embalajes o anillas de plástico...
Suponiendo que cada español –46 millones– gaste cada día la mitad de plástico que yo (unos 65 gramos), el consumo sería de 2,9 millones de kilos diarios. Y en España solo reciclamos un 60,7 % de nuestros plásticos, según Ecoembes.
¿Y qué pasa con todo ese plástico?
Antes de nada, hay que explicar que hay muchos tipos de plásticos, y algunos ni siquiera son reciclables. ¿Has tirado alguna vez un tupper viejo o un macetero de plástico al cubo amarillo? Mal hecho. Para saber qué tipo de plástico tenemos entre manos y qué hacer con él, los envases están marcados con un símbolo –un triángulo con un número del 1 al 7–, aunque a veces hay que mirar bien para encontrarlos. Te reto a que lo busques en el palito para remover el café:
Aquí va la solución: está en un lateral, y es un tipo 6.
Generalmente, los tipos de plástico numerados del 1 al 6 pueden tirarse al cubo amarillo (aquí tienes una guía elaborada por Materia, la sección de ciencia de EL PAÍS, con algunas de las dudas más frecuentes, y aquí una guía de tipos de plásticos y su uso en reciclaje publicada por Ecoembes), siempre y cuando no tengan residuos orgánicos. Al tipo 7 corresponden los plásticos de tuppers, juguetes, bidones de agua para bicicleta, macetas... Otros plásticos, como los de tipo 2 (polietilenos de alta densidad, como la mayoría de botes de detergente o lejía) o 4 (polietileno de baja densidad, como las bolsas de plástico) son reutilizables, así que pueden tener una segunda vida en tu casa en vez de en la planta de reciclaje. Este es el posible futuro de los plásticos que he utilizado hoy:
- Bolsa de plástico. Las bolsas de plástico están hechas de polietileno de baja intensidad (tipo 4) que es reciclable y reutilizable. En mi caso, en vez de al cubo amarillo, irá al recipiente donde guardo las bolsas para reutilizarlas.
- Bote de gel y botella de agua. La mayoría de las botellas son de tipo 1 (polietileno tereftalato) y son fácilmente reciclables, pero no reutilizables: están pensadas para un único uso y, cuando se degradan, pueden liberar partículas tóxicas o albergar bacterias. Yo la he utilizado a lo largo del día –la he rellenado un par de veces– y luego la he echado al cubón amarillo. Las de tipo 2 sí son reutilizables.
- Palitos del café, cuchara de plástico y envase del tiramisú. Están hechos con poliestireno (tipo 6) y, aunque pueden tirarse al reciclaje, se consideran un plástico caro de reciclar. Además, en muchas ocasiones, la máquina que separa los elementos en la planta de reciclado es incapaz de separar elementos tan pequeños como la cubertería. Por eso, son los primeros que gobiernos y empresas pretenden eliminar.
- Envase del yogur. Es, al igual que otros envases como el de la margarina, un polipropileno (tipo 5), que es tanto reciclable como reutilizable. Eso sí, muchos recipientes de estos tipos –como es el caso de yogur que me he comido– van envueltos a su vez en cartón, y este no puede tirarse al cubón amarillo. Antes de tirarlo, acuérdate de separar.
¿Y qué puedo hacer para consumir menos plástico?
Si no hacemos nada por evitarlo, en el año 2050 habrá más plástico que peces en los océanos. Como ya hemos visto, hay organismos internacionales, empresas y gobiernos locales y nacionales tomando medidas para evitarlo, pero también podemos aportar nuestro granito de arena desde casa. En este artículo puedes encontrar varios consejos sobre cómo consumir menos plástico. Son idea de la asociación francesa No plastic in my sea (Ningún plástico en mi mar).
- Hacer la compra con una bolsa reutilizable en vez de una de plástico.
- Usar jabón de manos en pastilla en vez del líquido.
- Beber agua de grifo en cantimplora en vez de botella de plástico.
- Comprar productos a granel en vez de envasados en plástico.
- Escoger materias naturales para evitar así las microfibras plásticas que acaban en el agua.
- Beber en un vaso de agua y una taza de café reutilizables y descartar los de plástico.
- Comer en una vajilla convencional y no una desechable.
- No utilizar ni pajitas para beber ni globos inflables.
- Y, si finalmente se utiliza plástico, separarlo al reciclar (al cubo amarillo).
En Verne también publicamos el testimonio del plasticariano Javier Barrios, que lleva años intentando reducir al mínimo su consumo familiar de plásticos. Entre las medidas que él ha tomado, está llevar tuppers a la compra para introducir los productos a granel y utilizar utensilios y envases no perecederos, como pajitas y cubertería de metal o botellas rellenables de aluminio. Esa va a ser mi primera medida para bajar esos 130 gramos de plástico al día.
En el Instagram de Verne hemos publicado más imágenes y detalles de mi día de plásticos. Si estás rápido, puedes verlas en nuestras stories.
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