Los cambios no nos gustan. Si son cambios grandes en nuestra vida y no llegamos a amoldarnos a ellos, los psicólogos lo llaman trastorno adaptativo. Pero cuando son pequeños o incluso anecdóticos, como el logotipo de una empresa o el corte de pelo de un compañero de trabajo, también nos molestan. Nos enfadamos mucho y recurrimos al humor amargo. Como en este caso.
Correos también ha renovado recientemente su logo y toda su imagen corporativa sin muy buenas críticas. Por fortuna, el disgusto en estos casos suele durarnos poco.
Las modas en el campo del diseño influyen en este rechazo inicial. Tiene que ver el llamado flat design o diseño plano, como apunta a Verne Jordi Ensenyat, director de Arte del estudio Code Barcelona.
Desde hace ya años, la tendencia en los logotipos prefiere prescindir de todo elemento decorativo y simplificar el mensaje visual. Al final de este artículo puedes votar si prefieres las versiones actuales (las planas) o las anteriores en la imagen corporativa de varias marcas.
Un ejemplo claro de esta tendencia es la evolución visual de la cadena de cafeterías Starbucks. Su camino hacia la simplicidad (en la primera imagen) también ha sido objeto de bromas y parodias (en la segunda imagen).
"Cuando la gente apenas ve cambios entre el logotipo anterior y el nuevo, lo percibe como un diseño no trabajado. No entienden el punto de vista del creador, que busca eliminar elementos superfluos", comenta el diseñador por teléfono.
Lo que explica Ensenyat es que a veces solo se necesita un cambio pequeño. Cuanto más minimalista es el emblema, más práctico le resulta a la empresa.
Por ejemplo, a la hora de imprimirlo en soporte físico o descargarlo en una plataforma digital. Ocurre también con los planos del metro: si son más sencillos, son más informativos. "De primeras, los responsables de las empresas tampoco lo entienden y a menudo tienes que librar una batalla con ellos. Poco a poco, todos se van acostumbrando", dice.
Aunque la vida está hecha de continuos cambios, la ruptura de la normalidad es algo que nos abruma o nos asusta. A veces sin atender a razones.
"Los seres humanos tienen una asombrosa capacidad para olvidar que una de las pocas certezas con las que pueden contar a lo largo de la vida es que esta va cambiando. En cuanto las cosas dan un giro inesperado, tendemos a sentirnos abrumados por la incertidumbre. Pero cuando empezamos a aplicar la idea del quizás vemos que el ciclo del cambio es incesante. Cada resultado ofrece más posibilidades futuras", cuenta en su libro La ley del quizás, la consultora de negocios Allison Carmen.
Esa sensación de incertidumbre puede provocárnosla la nueva versión de un logotipo que llevamos toda la vida consumiendo. Vota en esta encuesta si preferies la opción antigua o la actual de los emblemas de estas marcas.