Florencia Giaquinta, una joven argentina de Buenos Aires estaba haciendo limpieza hace unos días en su casa cuando de repente apareció en un rincón una pieza histórica de gran valor familiar: el álbum de su fiesta de quinceañera.
Vestida de blanco muy sonriente, Florencia posaba frente a la cámara en el año 2000, antes de su fiesta. Cargada de buen humor subió la foto a su cuenta de Twitter e invitó al resto de amigas y conocidas a compartir imágenes similares. "Hagamos un álbum de quien tiene las peores fotos de 15, yo acá dejo una acariciando un arbusto".
En dos días, el hilo que impulsó la joven argentina de 33 años ha tenido más de 100.000 'Me gusta', ha sido compartido 25.000 veces y el número de seguidores de @conurbanera pasó de 2.000 a más de 7.000.
Alerta, spoiler: la foto de Florencia sale bien parada comparada con algunas escenas que han compartido otras usuarias. Las peores pesadillas de cualquier quinceañera están recogidas en este álbum colectivo que ha llegado a otros rincones de Latinoamérica.
En Argentina, al igual que en otros países de América Latina y ahora también en Estados Unidos y España, la fiesta de los XV Años es un evento muy importante tanto para la festejada como para la familia. En ella se celebra que la niña ha pasado a ser una mujer y comienza una nueva etapa en su vida. Además de la fiesta, es común hacer una sesión fotográfica con la chica.
"En mis 15 rentaron un salón, recuerdo que llegabas con tu papá en auto y hacías una entrada triunfal. En mi celebración sonaba November Rain de Guns and Roses", cuenta Florencia Giaquinta a Verne por teléfono. La cena, rodeada de familia y amigos se acababa convirtiendo en una fiestón lleno de música y bailes que duraba hasta el día siguiente.
La autora del hilo cree que hace unos años no hubiera existido algo así. Risa colectiva entre mujeres, sin burla, sin crítica. "Fue genial que las chicas participaran sin vergüenza y expusieran sus ridiculeces y que otras chicas se rieran en comunidad de manera espontánea. Renunciando a los cuerpos hegemónicos que vemos en redes, aceptando nuestra difícil época en la que teníamos granos y hierros en la boca", dice Giaquinta.
"Creo que tiene que ver con esta explosión del feminismo. Estamos transitando al cambio y cada vez nos importa menos cómo nos vemos y cómo nos ven los demás", añade entre risas.