El mal querer de Rosalía se inspiró en Flamenca, un texto medieval anónimo olvidado durante siglos sobre el amor entre un caballero y una mujer casada con un hombre posesivo. Tras el éxito del disco, que sigue entre los tres más vendidos en España diez meses después de haber salido a la venta, Roca Editorial ha reeditado el libro con el reclamo de "un clásico feminista del siglo XIII" que ha inspirado a la cantante.
El anuncio de la segunda edición del libro, que sale a la venta en septiembre, ha despertado la alegría de unos y el recelo de quienes se preguntan si es esta la mejor manera de vender libros. Además, el texto es muy anterior al momento del nacimiento del feminismo como movimiento político y social.
Anton M. Espalader lo ve como algo positivo. Es el traductor del texto al catalán y al castellano del original escrito en occitano, lengua romance que se habla en regiones de Francia, Italia y España. "Hay que felicitarse y agradecer a Rosalía por este fenómeno que no está ocurriendo en estos momentos en otros países. Siempre es una buena noticia que una novela medieval de estas características regrese a las librerías", dice a Verne por teléfono.
El texto, de autor anónimo y título original El roman de Flamenca, se encuentra incompleto y cuenta la historia de una mujer que da nombre al texto y que vive prisionera en una torre por culpa de los celos de su marido. Guillem de Nevers es un caballero que se disfraza de clérigo para poder seducir y liberar a Flamenca, la dama encerrada.
A partir de este relato de adulterio, se ordenan los capítulos que conforman las distintas canciones de El mal querer. Así, Malamente (Cap.1: augurio) y Que no salga la luna (Cap.2: boda) inician el álbum, que se cierra con los temas Maldición (Cap.10: cordura) y A ningún hombre (Cap.11: poder). Fue el artista Pedro G. Romero quien le sugirió la novela a Rosalía mientras preparaba su segundo álbum, como ella explicó en un vídeo de Instagram, donde analizó los pormenores del disco.
Adulterio en tiempos de la Inquisición
Desde el siglo XIX, la única copia de esta novela ha permanecido en la biblioteca de Carcasona (Francia). Espalader realizó una traducción al catalán para la Universidad de Barcelona en 2015. Tras la buena acogida del disco de Rosalía, la Universidad de Murcia reeditó el texto en castellano a finales de 2018. Roca Editorial decidió lanzar poco después "una nueva versión que no fuera una edición exclusivamente universitaria ni crítica", comenta a Verne su directora editorial Carol París.
La valía de la novela se encuentra en su contexto. "El autor reivindica la libertad creativa con una historia que trata el adulterio en tiempos de la Inquisición en Occitania (región del sur de Francia de donde procede el texto). Es sin duda un acto de valor importante y todo un gesto político", comenta el traductor de esta edición, pensada para todos los públicos.
Flamenca da pie a Rosalía a construir un disco de contenido feminista, aunque esa lectura feminista se haga desde la perspectiva actual. "El texto tiene el atrevimiento de considerar al hombre y la mujer como absolutos iguales, tanto en lo intelectual como en lo moral. Lo hace además a través de un poderoso personaje protagonista femenino: Flamenca no solo es inteligente, también es culta", dice el traductor.
Haber sido un libro rupturista es, en opinión de su traductor, la causa por la que han desaparecido algunos de sus fragmentos: "Aunque permanece anónimo, sí sabemos del autor que era alguien de gran cultura, con conocimientos de teología, filosofía, narrativa francesa y medicina. Propuso un texto hedonista que sugiere que entregarse al placer es la forma correcta de interpretar la obra de Dios. Probablemente, el libro sufrió la tijera de la censura".
Como ocurre en el disco de Rosalía, la traducción actual se divide en capítulos, en este caso en 23, para hacer su lectura más accesible. La editorial asegura que la intención es que Flamenca se entienda desde una perspectiva actual. "Lo publicamos como una novela que es absolutamente vigente, al tratar temas tan actuales como el maltrato, los celos, el consentimiento, la violencia de género, la libertad de las mujeres…", dice Carol París.
La directora editorial cree que este fenómeno en torno a Flamenca evidencia que "cuando hay una audiencia o un público lector" se puede dar una nueva vida a un texto clásico: "No somos los editores quienes marcamos el canon literario, son los lectores, por suerte, quienes lo hacen. Nosotros, como editores, estamos obligados a escuchar".