Indonesia está sufriendo desde mediados de septiembre sus incendios forestales más devastadores desde 2015, cuando quedaron carbonizadas dos millones hectáreas de bosques y plantaciones. Las llamas han provocado una nube de humo y polución que se ha extendido también por los países vecinos y, durante el fin de semana, ha teñido de rojo el cielo de algunas zonas de la isla de Sumatra, el epicentro de los incendios.
“No es de noche, es por la tarde, y esto no es Marte, es el planeta Tierra”, escribía en Twitter Zuni Shofi Yatun Nisa, una de las ciudadanas que ha grabado el fenómeno. “No es un filtro de Instagram”, aclaraba otra. Según ha explicado la corresponsalía de la cadena BBC en Indonesia, el cielo rojizo pudo verse en la provincia de Jambi, en Sumatra, entre las 11 de la mañana y el atardecer. La Agencia de Climatología, Meteorología y Geofísica de Indonesia (BMKG) ha atribuido esta anomalía al fenómeno de la dispersión de Rayleigh, el mismo que hace que, en un ambiente sin humo ni polución, veamos el cielo azul.
En circunstancias normales, la luz que llega del Sol entra en la atmósfera y se dispersa en todas las direcciones. La luz azul tiene una longitud de onda más corta, por lo que se dispersa más que las luces rojas y amarillas, dando al cielo su azul característico. Cuanto más limpio esté el cielo (no solo de polución, sino también de partículas como el vapor de agua), más intenso será el azul que nos llega. Tras el incendio de Indonesia, la polución y el humo se han disparado, por lo que la luz azul se disipa: “La componente azul de la luz del Sol se va perdiendo a medida que va atravesando la capa de humo”, explican a Verne desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). “A la superficie terrestre nos llega, pues, la componente roja”.
Este mismo proceso también explica que veamos los atardeceres rojizos. Como el sol está bajo en el horizonte, la luz tiene que atravesar un tramo mayor de la atmósfera para llegar a nosotros, por lo que la luz azul se pierde antes y nos llega la roja.
“Este fenómeno también se da en incendios en España, donde muchas veces vemos un color rojizo en el ambiente”, cuentan desde la Agencia Estatal de Meteorología. Que se observe más o menos depende de la cantidad y el tamaño de las partículas suspendidas en el aire, pero puede darse en cualquier incendio.
La AEMET explica que, además, este proceso y otro similar, la dispersión de Mie, permiten conocer el tamaño de las partículas suspendidas en el aire. Cuando estas son grandes, la luz se dispersa en su color original, blanco. A este fenómeno, que se da por ejemplo en la niebla, se el conocido como dispersión de Mie. “Si la luz ambiente dispersada es blanquecina es porque las partículas tienen un tamaño relativamente grande, mientras que si la luz dispersada es azulada y la residual es rojiza, las partículas tienen un tamaño relativamente pequeño”.
La neblina roja de la región de Jambi indica, por tanto, que las partículas suspendidas son pequeñas, lo que ha favorecido que la nube tóxica se desplace a otras ciudades alejadas del foco del incendio, como Kuala Lumpur en Malasia, Hanoi en Vietnam o Singapur. Además, ha causado problemas respiratorios a algunas especies protegidas de la selva de Borneo.