Antes de que Parásitos hiciera historia en los Oscar como la primera producción de habla no inglesa en llevarse el premio a mejor película de la Academia de Hollywood, Bong Joon-ho ya había colaborado a que la ola cultural surcoreana, llamada Hallyu, sea un fenómeno mundial. Con su éxito, culmina la conquista del país asiático en Occidente en los campos de la música, el cine, la televisión y el arte contemporáneo.
Superando el hito de Oldboy
Algunas de las películas de Bong Joon-ho, de género híbrido y rodadas en coreano, como Memories of Murder (2003), The Host (2007) o Mother (2009) llegaron a las salas de todo el mundo tras competir en los principales festivales de cine europeos. Luego, el cineasta empezó a rodar en inglés, con Snowpiercer: rompenieves (2013) y Okja (2017). Pero ha sido con Parásitos con la que ha logrado superar el éxito de Oldboy (2003) de su compatriota Park Chan-wook, considerada hasta ahora el gran hito del cine surcoreano. Este thriller tuvo incluso un remake en inglés en 2013 dirigido por Spike Lee. Quizá el espectador no sepa que La casa del lago (2006) con Sandra Bullock y Keanu Reeves también es una adaptación de Siworae (2000) de Lee Hyun-seung.
La industria de Hollywood lleva años encaprichada de los directores del país asiático. El propio Park Chan-wook, también responsable de Sympathy for Mr. Vengeance, Sympathy for Lady Vengeance y Soy un Cyborg, rodó Stoker (2013) con Nicole Kidman. Y Kim Jee-woon trabajó con Arnold Schwarzenegger en la película de acción El último desafío (2013). Tras su experiencia en Estados Unidos, todos ellos decidieron regresar a su país y hacer las cosas a su manera y en su idioma, logrando igualmente el reconocimiento mundial. Para muestra, este hilo que publicó en Twitter el usuario @Ikisabicanal a finales de enero, que repasa decenas de títulos surcoreranos. Entre ellos no puede faltar el cine emocional de Kim Ki-duk, otro habitual desde hace décadas de los festivales internacionales de cine.
El fenómeno de K-Pop y BTS
La música es el género en el que Corea del Sur se ha convertido en una potencia mundial, movilizando a masas. En 2018, el género del K-Pop ya era una industria musical de 4.700 millones de dólares (3.800 millones de euros), según la Agencia de Contenido Creativo de Corea del Sur (Kocca, en sus siglas en inglés). La banda masculina BTS es su punta de lanza. Su disco Map Of The Soul: Persona a punto estuvo de convertirse en el disco más vendido del 2019 en todo el planeta, con 4,2 millones de copias vendidas. La estadounidense Billie Eilish les apeó al segundo puesto en el último momento. Pero los surcoreanos confirmaron el éxito del año anterior, donde tanto ellos como otra boyband, Exo, se colaron en la lista de grandes éxitos mundiales. Las bandas Monsta X y BLACKPINK también arrasan en YouTube.
Esta moda musical se inició en 2012 con el Gangnam Style de PSY y se ha convertido en motor económico del país. La Oficina de Turismo de Seúl ya propone rutas especializadas que se centran la ola cultural surcoreana y el Centro Cultural de la Embajada de Corea del Sur en España recibía en 2018 "el triple de solicitudes de españoles que desean aprender coreano" de las que podía atender, confirmaba entonces a Verne. "Y esta música ha sido, junto a los Juegos Olímpicos de Invierno Pieonchang 2018, los dos factores que nos han ayudado a aliviar las tensiones con Corea del Norte".
Esta infografía repasa el ascenso imparable del género del K-Pop en España a través de sus escuchas en Spotify. Entre 2014 y 2018, las reproducciones subieron un 718% en nuestro país y un 1624% en Estados Unidos.
Un vídeo de BLACKPINK que supera los mil millones de reproducciones en YouTube
Del K-drama a The Masked Singer
La popularidad del país asiático en el resto del mundo se ha gestado a través del mayor vehículo de cultura popular: la televisión. Aunque le hayan ganado la partida los culebrones turcos, fueron las series dramáticas coreanas (K-dramas) las que comenzaron a exportarse a lugares como Japón y China. Con ellas, se popularizaron las melodías de esos grupos que ahora son tan exitosos. El ejemplo más claro es el de The Good Doctor, la serie estadounidense en la que Freddie Highmore interpreta a un médico con autismo. Es un remake de un drama del país asiático de mismo título emitido durante una sola temporada en 2013.
Donde sí ha logrado Corea del Sur colocar sus formatos televisivos es en el género del talent show. The Masked Singer fue la revelación de la temporada 2019/2020 en cuanto a audiencias se refiere. Su mecánica, completamente disparatada desde el punto de vista occidental, ha enganchado a los espectadores de medio mundo. Famosos de todo tipo cantan, ocultando su identidad tras surrealistas disfraces, ante un jurado de expertos que tienen que adivinar quién se encuentra tras la voz que escuchan. Junto a The Good Doctor, es uno de los pocos programas de las cadenas estadounidenses en abierto que resisten ante la fuerza de la televisión en streaming de Netflix y HBO. El programa ya ha sido un éxito en Reino Unido y México y Atresmedia preparan su propia versión para España.
Tras el triunfo de este programa, la televisión estadounidense ha comprado los derechos de otro formato igual de raro: I Can See your Voice (puedo ver tu voz), que es un giro de tuerca a La Voz. En el concurso, que se estrenará a finales de 2020, un participante con los oídos tapados optará a un premio en metálico si logra adivinar si los cantantes que suben al escenario tienen o no talento vocal. Se fiará solo de su vista. El cantante que elija, tendrá que hacer un dúo en directo con una estrella de la música, con independencia de sus cualidades para la música.
Arte y eSports
Gracias al éxito de BTS, el arte surcoreano también empieza a exportarse fuera de sus fronteras. La banda de música ha lanzado a mediados de febrero un evento artístico que recorrerá cinco ciudades del mundo a lo largo del año. El proyecto, titulado Connect BTS, está comisariado por el surcoreano Daehyung Lee. Nombres consagrados como el británico Antony Gormley y el argentino Tomás Saraceno crearán instalaciones artísticas en ciudades como Londres, Berlín, Buenos Aires, Nueva York y Seúl. A ellos se sumará la coreana Yiyun Kang.
Corea del Sur también es un gigante de los eSports y uno de los responsables de que esta nueva modalidad deportiva, más cercana a los videojuegos, se esté convirtiendo en un negocio de lo más rentable. En 2014, ya se había convertido en uno de los deportes nacionales del país asiático, contaba The New York Times, gracias a la enorme inversión que su Gobierno dedicó en los años 90 y los 2000 al desarrollo de la infraestructura de internet y las telecomunicaciones. Una de sus estrellas, el veinteañero Lee Sang-hyeok conocido como Faker, entró en 2019 la lista Forbes de personas más influyentes de Asia menores de 30 años en la categoría de Deportes y Entretenimiento.
Cuatro estrellas mundiales procedentes de Corea del Sur: el director Bong Joon-ho (arriba a la izquierda), el futbolista Son Heung-min (arriba a la derecha, la banda BTS (abajo a la izquierda) y el gamer llamado Faker.