Eran en torno a las 3.30 de la madrugada y el edificio Windsor seguía ardiendo. Llevaba así varias horas, desde que poco después de las once de la noche se desatara el fuego en la planta 21 donde, en teoría, no había nadie trabajando porque era sábado, aunque después se descubrió que sí. Enriqueta Fernández y Carlos Just, casados y residentes en Reus, pasaban el fin de semana del 12 y 13 de febrero de 2005 en Madrid en casa de unos familiares situada cerca del edificio en llamas. Como han relatado varias veces, vieron luces encendidas en algunas oficinas varias plantas abajo de la 21 -en la que surgió el fuego- y dos figuras que se movían dentro y decidieron grabarlo. A esas sombras que nunca quedó claro qué eran se les apodó “los fantasmas del Windsor” y se convirtieron en uno de los misterios sin resolver más famosos de Madrid.
Hace 10 años no existía YouTube -el primer vídeo se subiría en abril de ese 2005- pero es casi imposible que alguien estuviera esos días en España y no viera las imágenes. Los cinco canales de televisión que existían en esa época las repitieron sin parar preguntándose qué era lo que había detrás de esas sombras y las imágenes fueron analizadas desde el telediario al programa de Iker Jiménez (entonces solo en radio). El matrimonio las vendió por 300 euros cada copia. Con cada aniversario hubo reportajes y programas especiales que rescataban la grabación. Los blogs y los foros se convirtieron en el lugar para debatir sobre qué buscaban las sombras allí. Esta entrada de Microsiervos de 2005 refleja con humor algunas de las hipótesis más inverosímiles como “parejita morbosa, becarios, militares o, por supuesto: viajeros del tiempo”. Incluso Antena 3 las utilizó para una campaña publicitaria de su serie Manos a la obra.
El vídeo fue entregado por el matrimonio a la justicia por si podía ayudar en la investigación del caso pero la causa penal fue archivada en 2006 sin esclarecer qué eran aquellas sombras. Sin una explicación oficial, las teorías de la conspiración se multiplicaban sin que en estos diez años se haya podido demostrar si alguna es cierta.
El misterio quedó sin resolver, pero estas son algunas de las explicaciones más extendidas sobre los fantasmas del Windsor.
1. La teoría de la grabación falsa
Viendo las llamas arrasar el edificio durante 26 horas sin posibilidad de que los bomberos hicieran nada, la primera reacción al descubrir la grabación de las sombras del Windsor es pensar que son falsas. ¿Cómo iba a haber alguien en esas oficinas si el edificio estaba ardiendo y podía desplomarse? Sin embargo, el juez que instruía el caso sí aceptó la cinta en su investigación como real, aunque consideró que no era importante en la investigación. "Aunque se pudiera admitir la posibilidad de la presencia de personas en el interior del edificio [a las 3.31 horas], no existe evidencia alguna de que ello hubiera tenido alguna incidencia en la causación o propagación del fuego".
2. La teoría del reflejo
Otra de las explicaciones que más se repitieron en los primeros días es que las sombras de la grabación fueran el reflejo en la fachada del edificio Windsor de algo que estaba ocurriendo en otro edificio frente a este. Es decir, que la cámara grabara algo que estaba teniendo lugar en otro lugar y que se proyectaba en las ventanas del Windsor. Varios expertos se encargaron de luchar contra esta teoría explicando que, si las figuras hubiesen estado en otro edificio, el reflejo no se habría proyectado hacia donde se encontraba el matrimonio de Reus sino en otra dirección. Finalmente el juez descartó que fuera un reflejo “proveniente del exterior”.
3. La teoría de los bomberos
La última persona en abandonar el edificio antes del incendio lo hizo sobre las 21.30 y, en teoría, desde entonces solo accedieron los 223 bomberos que intentaron apagarlo. ¿No es posible que dos de ellos estuvieran revisando otras plantas? “La señora Enriqueta dijo que esa noche llamó a Emergencias para avisar de lo que estaba viendo y le dijeron que eran los bomberos trabajando. Para el libro hablé con un bombero que tuvo un papel relevante en la extinción del incendio y aseguró que a la 1:00 todos sus efectivos estaban fuera del edificio”, asegura la periodista Raquel Peláez, autora del libro ¡Quemad Madrid! (o llevadme a la López Ibor), que dedica un capítulo del libro al incendio. En este reportaje de Antena 3 por el quinto aniversario del siniestro, otro bombero da la misma explicación. “Personal bombero no puede ser porque habría salido en el recuento que faltaba alguien. Y si hubiese sido personal no bomberos, algún bombero lo habría visto”.
4. La teoría de “los buscadores de documentos”
Esta es la hipótesis que ha levantado más suspicacias. El fuego se inició en la planta 21, donde se encontraban las oficinas de la consultora Deloitte. Una de las teorías más nombradas, tiene que ver con Francisco González, presidente del banco BBVA, como recuerda la periodista Gabriela Cañas, autora de Torres de Fuego, una novela ambientada en el siniestro. En esas oficinas había unos documentos que había solicitado la Fiscalía Anticorrupción el día anterior del incendio sobre FG Valores, una sociedad fundada por el banquero. El banco ha explicado que esa auditoría está disponible en la CNMV y Deloitte aseguró que esos papeles estaban en la planta 20, por lo que el fuego ya habría acabado con ellos y que las sombras estaban varias plantas por debajo. Por otra parte, Deloitte tenía información sobre otras muchas empresas y en el edificio Windsor había más compañías como Comparx España S.A, que aseguró que tenía una caja fuerte ignífuga en cuyo interior guardaba “documentos reservados del Ministerio de Defensa”. ¿Es posible que alguien se arriesgara a entrar a las oficinas para salvarlos?
5. La teoría de que, de verdad, fueran fantasmas
Si la grabación era cierta (teoría 1), las figuras no eran un reflejo (teoría 2) y no eran los bomberos (teoría 3), ¿qué nos queda? Bueno, la teoría 4, pero hay otro elemento que añade más misterio al asunto. “Los bomberos me aseguraron que a las 3.30, hora aproximada a la que Enriqueta vio las siluetas, las temperaturas eran ya tan infernales dentro del edificio que ningún ser humano hubiese podido aguantar dentro”, dice Peláez. La explicación es que las temperaturas en esa zona estarían entre los 100 y los 400 grados y que, como recoge este artículo, “los supuestos intrusos hubieran necesitado equipos autónomos de respiración para sobrevivir”.
Diez años y muchas teoría después, seguimos sin saber qué eran esas dos sombras que Enriqueta y Carlos grabaron aquel sábado. Pero, como decía uno de los bomberos entonces, “imposible, imposible no hay casi nada".
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