Tostadas de jícama y camarón al pibil, medallones de res en salsa de jamaica y buñuelos de manzana. No es el menú de un restaurante de comida mexicana gourmet, son los platillos que le dieron el trofeo de MasterChef Junior México a Alana Lliteras el pasado 3 de julio. Desde el inicio del reality en junio por el Canal Trece, la yucateca de 12 años se perfilaba como una de las preferidas por sus platillos exóticos con ingredientes mexicanos. “Cuando anunciaron que era la ganadora no me lo creía, sentí que el tiempo se había congelado” dice a Verne vía telefónica. “Esta fue una experiencia increíble que va a marcar toda mi vida”.
Desde los seis años de edad, Alana comenzó a ayudar a su mamá a cocinar en casa. “Cuando estaba chiquita, siempre la veía cocinar y me llamaba la atención", cuenta. "Empecé a ayudarle picando o mezclando ingredientes y descubrí que me gustaba mucho. A ella al principio no le gustaba mucho la idea porque le daba miedo que me cortara o me quemara, pero la primera vez que me dejó cocinar sola no me pasó nada. Ella me siguió supervisando y como a los ocho años, me dejó estar sola en la cocina”.
Fue a esa edad cuando utilizó su habilidad culinaria para un solo propósito: comprarse un perro de peluche rosa. “Tenía que ahorrar y decidí abrir un restaurante en mi comedor", comenta. "Les decía a mis papás y a mis hermanos que, por cinco pesos, les preparaba lo que ellos quisieran. Luego empecé a abrirlo los domingos y preparaba un menú, un día era comida mexicana, otro francesa, otro española, y luego les dejé de cobrar”. En uno de esos domingos, concibió su platillo estrella: un pollo con costra de almendras, nuez y perejil. “Es el platillo que presenté en el casting de MasterChef, del que más orgullosa estoy y el que puedo preparar con más confianza”.
La residente de Mérida asegura que para ser buen cocinero lo único que se requiere es voluntad. “Yo les recomendaría que se atrevan a cocinar, porque si te gusta, se te olvidan los miedos y empiezas a mejorar poco a poco". Este es solo uno de sus consejos para los que son 10, 20 o 30 años mayores que ella y que viven de los pedidos a domicilio. Aquí te pasamos otras de sus recomendaciones.
1. Atrévete a preparar algo más que quesadillas: “Pueden empezar haciendo platillos que parecen sofisticados pero son muy fáciles de preparar para que se sientan orgullosos cuando los preparen y les nazca el amor a la cocina”. Su pollo en costra de almendras es uno de esos platillos, comenta. “Solo hay que echar en un procesador almendras, nueces, perejil y romero y hacer trocitos, no un polvo. Al pollo le untas aceite de oliva y mostaza Dijon y luego lo empanizas con la mezcla de almendras. Lo salteas un rato y luego lo metes al horno y ya está”.
2. No le tengas miedo a tu horno: “La primera vez que use un horno tenía ocho años e hice cupcakes. La verdad que no es muy complicado, solo hay que seguir las recetas. El instrumento que hay que usar con más cuidado es la olla exprés porque si la abres mal te puede explotar. Esa sí la empecé a usar como a los nueve o diez años para hacer tamales”.
3. Investiga en internet y en libros de cocina: “No he tomado ningún curso de cocina, he aprendido sola de lo que investigo en internet. Los tutoriales en YouTube ayudan mucho para aprender técnicas. También les recomiendo leer muchos libros de cocina. Mis favoritos son el de Comida Mexicana de Larousse y La Cuchara de Plata, de cocina italiana.”
4. La cebolla y el ajo no pueden faltar en tu cocina: "Yo siempre salteo con cebolla y ajo porque creo que intensifican los sabores. Realmente no importa mucho qué utensilios tengas, lo que importa es que uses ingredientes con los que te sientas cómodo y con los que te identifiques”.
5. Entrena tu nariz en el supermercado: “Después de ver recetas, voy al súper a buscar los ingredientes y los huelo. Con el puro olor más o menos sabes a qué saben y con qué otros ingredientes se pueden combinar. Les recomiendo que vayan al área de especias y las huelan. Pueden empezar con las más comunes como el perejil, el cilantro, el tomillo y el romero”.
6. No te dejes llevar por los nombres: “Me gusta mucho cocinar con huitlacoche porque me gustan mucho los sabores prehispánicos. Creo que muchos le huyen porque el nombre suena complicado pero es muy fácil de cocinar, es como cualquier otro champiñón”.