Los vídeos que aparecen en este artículo tienen algo en cómún. Una chica practica snowboard sin percatarse de que, justo detrás, un oso corre a pocos metros; un joven australiano persigue un tornado en otro de ellos, para hacerse un autorretrato con el móvil; y unos cazadores que posan con un león muerto terminan perseguidos por otro miembro de la manada. Todos son falsos, creados por la misma productora y han alcanzado audiencias millonarias.
Snowboarder perseguida por un oso. 8,3 millones de reproducciones
Snowboarder perseguida por un oso. 8,3 millones de reproducciones
El estudio independiente The Woolshed Company ha invertido más de dos años en explorar cómo funciona el fenómeno de los vídeos virales. Ocho grabaciones tan espectaculares como poco espontáneas componen The Viral Experiment, un proyecto audiovisual que ha logrado 205 millones de reproducciones -el equivalente a 164 años visualizando contenido- y 1,6 millones de "me gusta". También ha servido para rellenar infinidad de espacio en los medios de comunicación.
Bañista se encuentra un tiburón y lo graba con Go Pro. 34,5 millones de reproducciones
Bañista se encuentra un tiburón y lo graba con Go Pro. 34,5 millones de reproducciones
Los componentes de esta productora australiana quisieron crear y distribuir pequeñas piezas audiovisuales, que resultaran entretenidas para el gran público y sin ayuda de publicidad ni de campañas promocionales pactadas. "Hemos aprendido que el contenido viral es otra forma de entretenimiento, así que cada vídeo necesita de un concepto narrativo clásico, que incluya principio, nudo y desenlace", comentan a Verne sus responsables a través del correo electrónico.
En este vídeo se resume el alcance mundial de estas grabaciones.
La mayoría de los medios de comunicación que reproducían las imágenes de The Woolshed Company, prefabricadas en postproducción y con efectos especiales, planteaba la duda de su autenticidad. De hecho, "crear debate es una de las razones que dispara la viralidad", considera el director ejecutivo de The Viral Experiment, Davie Christison. La otra, "que la premisa del vídeo contenga una promesa de contenido sorprendente o divertido. Así, el espectador se engancha al menos los diez primeros segundos para comprobar qué ocurre después", dice.
En busca de un selfi con un tornado. 13,4 millones de reproducciones
En busca de un selfi con un tornado. 13,4 millones de reproducciones
En cada uno de los 8 vídeos colgados en YouTube a través de cuentas falsas aparece ahora un cartel en la parte superior izquierda de la pantalla que se pregunta: "¿Real o falso? Dale al click para descubrirlo". El mensaje enlaza a la web oficial del proyecto. "Nuestra intención nunca fue engañar a nadie con estos vídeos, solo entretener y generar debate", explica el australiano.
Un león se venga de unos cazadores. 7,3 millones de reproducciones
Un león se venga de unos cazadores. 7,3 millones de reproducciones
Estos dos años de pruebas en forma de vídeo han servido a la compañía para entender que, con independencia del formato y la duración de sus creaciones, lo que engancha a la audiencia es un contenido "que sorprenda o que haga reír o que atemorice para, en definitiva, poder entretenerse", concluyen.
A través de este enlace se pueden encontrar las otras cuatro grabaciones que forman parte de este proyecto, como el de la chica a punto de ser alcanzada por un rayo en Sidney o la pelea con palos selfies.