La creatividad de los piñateros mexicanos nunca deja de sorprendernos. Este 2016 las piñatas que obtuvieron más atención mediática fueron las de Donald Trump. Como explicamos en un artículo sobre ellas, las piñatas no solo son artefactos de fiesta y celebración, también, como en ese caso, son de protesta y catarsis. Solo pregúntenles a los legisladores del PRD que en su posada rompieron una piñata del ahora presidente electo de Estados Unidos.
Esta notoriedad no ha logrado que a la figura de Trump esté entre las más vendidas en los puestos de piñatas del Mercado de Sonora, uno de los más grandes y antiguos de la Ciudad de México. "No me la piden y además si tuviera a ese personaje en mi negocio me salaría”, dice a Verne Norma Olvera, vendedora de piñatas en ese mercado desde hace 20 años. "La gente lo que quiere son héroes". Por eso, añade, algunas de las más populares son El Hombre Araña, Deadpool y las Tortugas Ninja.
Este año, los puestos ofrecen piñatas que van desde los 50 hasta los 450 pesos. Además de los superhéroes predominan las figuras de BB-8 de Star Wars, las protagonistas de Mi Pequeño Pony, los de la Patrulla de Cachorros, pero ninguno supera a Elsa y Anna, las hermanas de Frozen. “En esta temporada llegamos a vender hasta 40 piñatas por semana. En otras épocas vendemos 10 o 15”, señala Yazmín Pérez, otra comerciante de piñatas. Florencio Díaz, vendedor desde hace más de 40 años añade: “Las técnicas cambian. Por ejemplo, este año las estamos haciendo más chaparritas, como si fueran enanitos, pero los personajes que piden casi siempre son los mismos".
A pesar de que la competencia es dura, las tradicionales estrellas de siete, cuatro y hasta diez picos siguen manteniéndose en el gusto de las personas. Norma Torres, artesana originaria de Chimalhuacán (Estado de México), y su familia llegaron al mercado de Sonora en octubre y se irán el 22 de diciembre. “Vinimos a hacer piñatas. Hay personas de Oaxaca, Ecatepec y Neza”, explica. En dos meses y medio, Torres calcula que su familia de nueve integrantes ha hecho más de 4.500 piñatas. “No está nada mal. Aunque las otras piñatas estén de moda, siempre hay alguien que va a buscar estrellas”, asegura. Esta figura tiene un doble significado: representa la estrella de Belén y cada pico simboliza un pecado, por eso debe romperse.