"En mi trabajo me piden que no los nombre": oído en el casting de 'Gran Hermano 18'

"Si me cogen, en mi pueblo tendrán de qué hablar durante dos meses"

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"Voy a entrar y voy a decir: 'Mi nombre es Javier y tengo los pezones para cortar cristales'. Porque dicen que valoran mucho la sinceridad, ¿no?".

Javier, además de sincero, tiene frío. Es una de las cientos de personas que hacen cola para el primer casting presencial de Gran Hermano 18, celebrado en Madrid. Estamos a 29 de junio, pero a la sombra refresca. Mucho. Los variopintos aspirantes están nerviosos, e intercambian trucos, consejos y frases de ánimo.

– "Este año buscan perfiles superrevolucionarios, hay que mostrar actitud"

– "Puedes estar tranquila que tú pasas seguro: te pareces un montón a Laura, de Gran Hermano 12".

– "Es importante ser simpático con la gente en la cola, porque hay infiltrados que trabajan en los castings. La cola forma parte del casting".

Esa frase es una de las más escuchadas en la fila, de modo que la gente actúa como si el casting fuera, en cierto modo, un Gran Hermano que hay que superar para ir a otro Gran Hermano: todos hablan con todos, chillan, bailan. Hasta rapean. Entre los que sostienen que hay infiltrados en la cola hay veteranos de los castings y verdaderos expertos del reality:

– "A lo mejor me has visto en la tele, he estado en First Dates, en la edición superhéroes. Iba disfrazada de Xena".

– "Este es mi tercer casting de 2017 y es el peor organizado. Cuando intenté mandar un vídeo [es obligatorio para entrar en el proceso de selección] la web petó. Funciona peor que la de Renfe".

– "El año pasado llegué a los castings de plató, no sabes la de pruebas que hacen. Hasta médicas: psicológicas, de orina...".

– "En el último casting conocí a algunos de los que al final entraron, y estaba cantado que iban a entrar, se lo curran un montón: van con vídeos de presentación súper profesionales, sus vestiditos...".

– "Yo me presenté el año pasado y no me cogieron. Menos mal, porque viendo luego el programa me di cuenta de que me hubiera pegado con más de uno".

– "Soy ya como de la casa, conozco personalmente al Súper [la voz en off que dirige y modera a los concursantes de la casa]".

Los hay con más y con menos experiencia, pero todos los que están en la cola piensan lo mismo: que tienen el perfil perfecto para "dar guerra en el programa".

– "Doy el perfil porque soy superoriginal: soy una chica, trabajo de guardia de seguridad y me encanta Disney. Tengo a las princesas Disney tatuadas en el brazo".

– "Yo voy a entrar porque nunca ha habido un friki de los videojuegos. De Japón y de cómics sí, pero de videojuegos no".

– "Hay que ser diferente y en la cola no hay nadie como yo. No soy de los que son 'amigos de sus amigos' y le gusta 'salir de marcha".

– "Entro fijo porque soy un grescas. Si quieren salseo, me tienen que tener a mí".

El casting tiene lugar en un hotel de la Plaza Pedro Zerolo, uno de los puntos más transitados de las fiestas del Orgullo. Algunos aspirantes se han quedado de empalmada. Otros, han dormido horas escasas.

– "Anoche me multaron por mear en la calle. Luego he visto la cola y he pensado que era una señal del destino. El karma va a recompensarme haciéndome ganar Gran Hermano".

– "Llevo una resaquita rica rica", comenta un joven. "Al menos te has acostado, yo vengo de empalme... A lo mejor les mola este rollo", contesta otro.

Tal vez se les pase la resaca (o la borrachera) antes de que lleguen al casting. A las 11 de la mañana, la cola es eterna y apenas se mueve. "Yo me recogí a las 6 de la madrugada y ya había gente haciendo cola", cuenta uno de los resacosos.

– "¿Para qué es la cola?". Pregunta una señora desde un balcón de la calle San Marcos. "¡Para el casting de Gran Hermano!", chillan varios aspirantes al unísono. Están en la peor parte de la fila: junto a una hilera de cubos de basura colocados para el Orgullo. "Vamos a entrar oliendo a vino y pis", se queja una chica. 

– "Vamos a turnarnos porque habrá que ir al baño y al chino. Necesitamos bolis para rellenar los formularios, unas birras y unos Doritos".

– "Yo tengo que entrar a currar a las 16:00, a ver qué me invento para no ir".

–"Yo le he dicho a mi jefe que no podía ir por un asunto muy personal. Espero que no haga preguntas"

– "En mi curro saben que he venido y solo me han pedido una cosa: que, por favor, no diga dónde trabajo en la tele".

– "Si en la cola hay 500 personas, y el casting de cada persona dura un minuto... ¿Cuánto nos queda de cola?".

–"Cinco horas, ¿no?"

– "Perdona, ¿dónde está el final de la cola?"

– "Uf, lejos. Tardas menos en taxi".

Los que terminan el casting salen con cuentagotas del hotel. "Hay que madrugar para pillar a los entrevistadores frescos", afirma uno de los que salen. Los que están en la cola les interrogan. "¿Cómo es? ¿Qué os preguntan?".

– "Es una señora muy maja, da mucha tranquilidad y dura unos tres minutos".

– "Te preguntan por tu personalidad, cómo te ves dentro de la casa, si estás soltero, cuáles son tus puntos fuertes y por qué quieres entrar en la casa", cuenta un chico a un amigo que todavía está en la cola. "¿Y tú qué le has dicho?", pregunta. "Que si me cogen, en mi pueblo tendrán de qué hablar durante dos meses".

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