El sábado pasado se jugó el último clásico de la Ciudad de México en el estadio Azul, que el próximo año será demolido para construir en su lugar un centro comercial. El Cruz Azul perdió 1-3 en su cancha al enfrentarse al América, su eterno rival.
A pesar de la derrota, este partido fue muy especial para uno de los aficionados de los cementeros: Erik Israel Camacho, un joven invidente de 20 años que visitaba por primera vez un estadio de fútbol. Lo hizo acompañado de su hermano menor, Luis Ángel, de 16 años y aficionado del América, quien le narró a Erik todo lo que sucedía en la cancha más antigua de la Primera División mexicana.
Sin que los hermanos Camacho se dieran cuenta, otro aficionado grabó el momento en el que Luis Ángel le narraba a Erik el penal a favor del Cruz Azul que terminó en gol. También se observa la celebración de ambos, a pesar de llevar camisetas contrarias. El video ha sido retomado por distintos medios de comunicación y compartido miles de veces en las redes sociales. Esta versión en Twitter acumula más de 4.400 retuits en dos días.
Erik y Luis Ángel Camacho nunca habían visto en vivo un partido de fútbol profesional, cuentan a Verne vía telefónica. "Mi papá no nos dejaba ir porque decía que había mucha violencia y temía que nos pasara algo", dice el mayor de los dos, quien nació prematuro y con ceguera congénita. "Era nuestro sueño ir al estadio", añade el joven aficionado del Cruz Azul, quien se propuso conocer la sede de su equipo antes de que desaparezca y se cambie al Estadio Azteca.
Los hermanos, y vecinos de Iztapalapa, aseguran que debieron trabajar las últimas semanas en un puesto de fruta en el mercado para poder comprar sus boletos. "Él es muy inteligente", dice Luis Ángel sobre su hermano invidente: "acomodaba la fruta, exprimía las naranjas para los jugos y yo los repartía", narra el estudiante de preparatoria.
Él explica que le narró todo a su hermano desde un palco exclusivo para personas discapacitadas: "Le decía qué estaba haciendo cada jugador desde el calentamiento. Después le contaba qué equipo traía el balón y en qué parte de la cancha estaban". Cuando llegó la hora del penal, Luis Ángel le explicó a Erik que el jugador que iba a tirar era Edgar Méndez. Unos segundos después, supo por la celebración colectiva que había anotado. El marcador se colocaba en 2 a 1.
"Yo le voy al América, para ser sincero", aclara Luis Ángel, "pero festejé porque sabía que ir al estadio era el sueño de mi hermano y por todo lo que hicimos para poder ir. Me emocionó que metieran gol por verlo feliz", dice. Erik, por su parte, cuenta que la experiencia del sábado pasado fue "muy emocionante, divertida e inolvidable". Al día siguiente y con la ayuda de su hermano, publicó en Facebook una foto de él mismo en el estadio Azul y escribió: "El mejor día de mi vida".