Millones de magueyes crecen en el campo de Oaxaca (al sur de México) mientras adquieren la madurez suficiente para convertirse en mezcal. Desde la siembra de la planta hasta que el destilado llega al vaso de veladora y está listo para beberse, pueden pasar entre siete y 30 años.
Más de 17.000 personas trabajan todos los días en México para que esa magia suceda. A partir de un recorrido oaxaqueño por viveros y plantaciones de maguey, por la destilería de Los Danzantes, y por dos palenques o fábricas de pequeños productores de la marca Alipús, te contamos cuáles son los pasos más importantes de este proceso artesanal.
1. Siembra
La industria del mezcal vive un momento de bonanza: en apenas veinte años, la bebida pasó de considerarse como un pariente pobre del tequila a tener el mismo número de ventas en territorio mexicano y en el extranjero. Actualmente se exporta a 52 países, según cifras del Consejo Regulador del Mezcal. Por eso las plantaciones de maguey son cada vez más comunes en el paisaje oaxaqueño, donde se concentra el 80% de la producción del destilado de maguey cocido.
Los pequeños productores suelen aprovechar las tierras para sembrar otras plantas para su consumo, como maíz, frijol o aguacate. El mezcal tomará características de la tierra donde fue sembrado el maguey.
2. Crecimiento y maduración
El tipo de maguey más sembrado en los Estados mezcaleros es el Espadín -el de las hojas angostas- por su alta concentración de azúcares y el tiempo relativamente corto de su maduración (siete años). Otras especies silvestres como Tobalá, Arroqueño o Bicuixe pueden tardar hasta 30 años en estar listos para ser cocidos, fermentados, destilados y bebidos.
En los últimos años, la multiplicación de monocultivos de Espadín ha encendido las alarmas de algunos productores por la posible pérdida de diversidad de la planta. Marcas como Los Danzantes -una de las pioneras en la industria- Real Minero y Lalocura han comenzado a desarrollar semilleros y viveros de magueyes silvestres. Este tipo de proyectos aseguran, además, la sostenibilidad de la industria.
3. Corte o jima del agave
En el corazón o la piña del maguey se concentran los azúcares acumulados durante los años de crecimiento. Por eso cuando la planta está madura, se le cortan las hojas y se conserva únicamente el centro.
4. Piñas al horno
Las piñas del maguey se cocinan de tres a cinco días en un horno cónico fabricado con piedra de río. El horno se tapa con petates y se sella con tierra.
El maguey cocido recién salido del horno es fibroso, jugoso y tan dulce como el mamey.
5. La molienda
El mezcal artesanal se puede moler a mano (con un mazo y en una tinaja de madera) o bien en una tahona o molino egipcio, que funciona gracias al movimiento generado por un caballo al caminar en círculos.
6. Fermentación en tinas de madera
El maguey ya molido se deposita en tinas de madera, a las que se añade agua tibia y una levadura que ha comenzado previamente el proceso de fermentación. Después se deja reposar aproximadamente seis días, durante los cuales hay que remover la mezcla ocasionalmente para hacerla más homogénea.
A partir del cuarto día se empiezan a medir los azúcares con un sacarímetro. El maestro mezcalero utiliza sus cinco sentidos para saber cuándo ha llegado el momento de comenzar a destilar.
7. Destilación
El resultado de la fermentación se deposita en ollas de barro o en alambiques de cobre -según el método- y se calienta hasta hervir y vaporizar. Los vapores viajan a un condensador, donde se enfrían y se convierten en líquido. El producto que se obtiene tras esta primera destilación tiene una concentración de alcoholes de entre 15% y 30%.
En la segunda destilación, aumenta la concentración alcohólica. El nivel sugerido para el mezcal artesanal es de entre 45 y 55 grados. También en esta etapa se potencian los sabores y los aromas producidos durante la fermentación.
9. La venencia
El maestro mezcalero se encarga de dejar al punto el producto final. Para eso realiza la venencia, que consiste en tomar mezcal con un carrizo y verterlo sobre una jícara. Las perlas que se forman son los indicadores para conocer la concentración de alcohol.
10. Embotellar, servir y beber
El mezcal artesanal está listo para disfrutarse (con moderación). ¡Salud!