Yo tengo ganas de OT

Esta es la crónica de Manuelesky de la gala 0

Por fin ha llegado OT2018. La Academia más famosa de la televisión ha abierto de nuevo sus puertas para acoger a una nueva generación de triunfitos. Y 2,3 millones de espectadores, entre pizzas y palomitas, presenciaron anoche la vuelta al cole más televisiva. Así lo vi desde mi sofá.

Mucha expectación y añoranza

La noche empezó con un Roberto Leal “felis, felis, felis de que los tengo”. Y nosotros, aún más felices de que apareciera en pantalla. Se le veía enérgico, pero muy relajado. Muy diferente al Roberto de la gala 0 del año pasado. Y es que, después de hacer el reto de Men´s Health y llevar no sé cuántos meses comiendo lechuga, este hombre puede con cualquier cosa.

Nos fueron presentando en bloques de cuatro a los concursantes, pero, antes de nada, teníamos que presenciar el traspaso de poderes. Apareció Miriam de OT2017, que, como delegada de la clase, fue la encargada de introducir a sus compañeros con unas palabras por las que media España tenía una mano en el bol de palomitas y la otra buscando un cleenex en el bolso. Qué bien habla esta chica siempre. Se avecinaba el primer momento duro de la noche.

Decir adiós a OT2017

Fueron apareciendo uno a uno para cantar el Himno de OT2017 Camina... (o revienta).

Llegaron todos y cada uno y con ellos los grandes recuerdos que nos dejaron. Hasta los cámaras temblaban por la emoción del momento. Hemos escuchado Camina hasta la saciedad, siendo testigos de su nacimiento, bautizo y comunión. Tengo que reconocer que más de una vez dije que estaba harto de la cancioncita, pero esta vez era diferente. Era la última. Queríamos que se quedaran, que total, donde caben 16 caben 32. Pero no pudo ser.

Por una vez, no quería que terminara Camina. Terminó y se fueron. Para nunca más volver. Bueno, hasta que Roberto anunció una nueva fecha de la GiraOT 2017, el 27 de diciembre. Como sigan alargándola veremos a los hijos de Amaia y Alfred en la gira. Pero no nos importa, lo vemos bien.

El plató

Han cambiado muchas cosas. Por ejemplo, el plató. Es una maravilla. Muy puntero todo. Pegando todo a las paredes del plató han conseguido crear un espacio donde vamos a presumir de modernos ante toda Europa cuando vean nuestra preselección para Eurovisión. Este año tenemos de todo. Mappings, focos a reventar, un audio que ríete tú del dolby surround y un aforo que ni la boda de Lolita. Y, por supuesto, muchas reminiscencias a OT1. Eso, queridos amigos, siempre funciona.

El año pasado, la gala 0 fue un pelín desastrosa en cuanto a sonido. Aún resuenan en mi cabeza los gallos de Juan Antonio. Pero él no tuvo la culpa, fue el sonido. Esta vez era fabuloso, así que si cantaban mal es porque cantan mal. Y no fue así. No sé dónde estaban metidos estos chicos el año pasado. Menudas voces.

Pero si hay algo que me inquieta, me perturba y me atormenta es su naturalidad frente a las cámaras. Si a mí me pusieran frente a un plató con 900 personas, con media España escuchando a ver qué sale de mi boca, sin saber aún si entro o no a la Academia, con los abdominales de Roberto Leal preguntándome de dónde soy, y encima siendo la primera vez que salgo en la tele…

¿Cómo es posible que se les notara tan relajados, como si estuvieran en el sofá de casa? ¡Si estaba más nervioso yo con mi pijama puesto! ¿Repartían bocadillos de valeriana entre los concursantes? Pregunto. Es para mí un Expediente X 2018.

Los concursantes

Este año tenemos de todo. El pijipi, la chica más pro de Pamplona, el gracioso, la que su padre trabaja en Hacienda y compuso La Puerta de Alcalá cuando era niña, la que lo ha dejado con su ex pero entra en OT y ahora soy yo la que me río de ti, chaval. Y encima son superjóvenes. Yo, viéndolos cantar, lo guapos que son y con esas edades, espero cogerles cariño pronto porque todo da como un poquito de asco en cuanto envidia sana se refiere.

Este año hay mucho nivel. Nos lo han puesto difícil para tener un claro favorito. Aunque aún es pronto. Quedan muchas clases, muchas flexiones con Magalí como para saber con quién vamos a ir a muerte. Pero, ¡ojo cuidao!, porque las chicas de esta edición vienen pisando fuerte. Otra vez.

El jurado

Y en la parte negativa, repiten Manuel Martos, el hijo de Raphael, y Joe Pérez-Orive, el Risto menos malo. Y en sustitución de la divertida reina malvada del cuento, Diva grande de España, Mónica Naranjo, han puesto a Ana Torroja. Ana es una gran Institución en este país, más que Hacienda y aunque no es la máxima autoridad mundial del ocultismo. Sí lo es del pop y por eso merece estar ahí. Y porque es muy maja y te dan ganas de tomarte un cafelito con ella.

Pero ya empezamos a tener diferencias, como es lógico con el jurado. Y es que, a pesar de que los chicos cantaban y se movían por el escenario como Pedro por su casa, estos no hacían más que poner a casi todos en duda para entrar a la Academia. Hombre, algo tienen que hacer. Pero todo esto lo veríamos injusto si no supiéramos ya que todo es parte del guion, que obviamente es parte del show y más cuando el año pasado dejaron en duda a Amaia de España. Tienen que tener un poco de cuidado con estas tácticas porque el espectador ya está muy espabilado y las estrategias se ven desde lejos.

La Academia

La Academia no ha sufrido grandes cambios. Una nevera nueva, algunas cositas en cuanto a decoración y que la sala de Manu Guix ya no parece Star Wars. Todo ok. Todo sigue prácticamente igual. Y si no, que se lo digan a Ricky Merino, que cuando entró para presentar el chat estuvo toda la hora intentando encontrar un estado emocional estable. Estaba entre la euforia y la depresión postparto. Porque, claro, ¿nadie cayó en que Ricky no ha vuelto a pisar esa Academia desde que Cepeda lo expulsó?

Presentar algo alegre, divertido y de mamarracheo en un lugar donde has vivido tantas emociones no pudo ser tarea fácil. Tengo que decir que contar con Ricky será todo un acierto. Es un gran showman. Para él, ahora empieza una nueva Academia con la que llegar a ser un gran presentador. Ya se intuye que lo será.

Todo había terminado. Los chicos en casita con mamá Noemí y los profes que nos recibieron con una versión muy icónica del Yo ya no quiero ná de Lola Indigo. Un gran momentazo de esta edición que ya tenemos.

Ganas de OT

Muero de ganas de sofá y mantita viendo cómo hacen deporte con Magalí mientras me pongo fino desayunando. Ganas de cambiar la hora con el dentista porque me coincide con el reparto de temas o llegar tarde a una reunión de amigos porque estaba en mitad de un pase de micros. Y, por supuesto, ya tengo ganas de presenciar una bronca de Noemí Galera y darle la razón en todo en modo vecina del quinto con la bata puesta. Señoras y señores:

Yo tengo ganas de OT.

Manuelesky es el nombre en redes sociales de Manuel Fuentes, tuitero y creador de contenido. Comenta las galas de Operación Triunfo en directo a través de su cuenta de Twitter y analizó la anterior edición en su canal de YouTube.