Hay un cumpleaños que Facebook no te ha recordado esta semana: el del propio Facebook. Este 4 de febrero, la red social ha cumplido 15 años. Y no se parece demasiado a cómo era hace una década, cuando aterrizó en España: su aspecto ha cambiado, ha incorporado nuevas funciones y eliminado otras. En las stories de Verne preguntamos a nuestros lectores qué recordaban de aquellos primeros años de esta plataforma, ¿Qué fue lo que nos enganchó? ¿Qué echamos de menos? Estas son algunas de las cosas que recordamos con nostalgia de nuestros primeros años en Facebook.
1. Los toques
Los toques en Facebook no tenían una utilidad muy clara, pero precisamente por eso podían servir para cualquier cosa. Eran una técnica de ligoteo, una herramienta para intentar cotillear –cuando dabas un toque, la persona “tocada” podía ver tu perfil completo y, si te devolvían el toque, podías ver el de la otra persona– o un sustituto al “dar un toque” en el móvil. Si quieres echar una lagrimilla recordando a quiénes diste un toque (y quiénes nunca te lo devolvieron) puedes hacerlo en este enlace.
2. Cuando los comentarios de una publicación se convertían en un chat grupal
El espacio para comentarios en fotos, álbumes o publicaciones se podía convertir en un chat grupal igual o más caótico que los grupos de WhatsApp. Aunque con una diferencia: en estas conversaciones colectivas improvisadas podía entrar quien quisiera, sin que nadie lo invitara. Podías empezar hablando de la locura que fue el sábado en una foto de esa noche –con las tres amigas que aparecían en la foto– y acabar hablando con tus compañeros de universidad de quién podía pasarte los apuntes.
3. Despertarse y tener siete millones de notificaciones (aproximadamente)
La aplicación móvil de Facebook se lanzó en 2011 y es muy probable que no llegara a tu móvil hasta unos años después. Eso significa que, hasta entonces, la única manera de mirar las novedades de tu cuenta era mirándolo en el ordenador. Como hubieras tenido a unos cuantos amigos etiquetándote en todas las fotos de una noche de fiesta y en alguna de las imágenes se hubiera montado un chat grupal… Las notificaciones podían alcanzar las tres cifras.
4. Farmville y los juegos de Facebook
Facebook te podía hacer perder mucho tiempo al día, y este podía duplicarse cuando descubrías la pestaña de juegos. Entre las cosas que más nos han recordado los lectores de Verne a través de nuestras stories están el Songpop, el Geochallenge... y, sobre todos los demás, Pet Society y Farmville. Hubo un tiempo en el que solo había dos tipos de usuarios de Facebook: los que jugaban a estos juegos y no paraban de mandarte notificaciones para que te unieras… Y los que estaban hartos de recibirlas.
5. La migración de Tuenti a Facebook
Seguro que hace diez años escuchaste una conversación parecida a esta:
– Oye, ¿tienes Facebook?
– No, yo es que uso Tuenti.
Como ya hemos explicado en alguna ocasión en Verne, la resistencia al cambio es algo común: ocurre cuando se habla de racionalizar los horarios en España, cuando hacen modificaciones en alguna red social a la que estamos habituados… O cuando llega el momento de abrirse una nueva. Para muchos jóvenes, sobre todo los que tenían fotos que preferían que no viera todo el mundo, el motivo del cambio definitivo a Facebook fueron los álbumes privados, colecciones de fotos que solo puedes ver y comentar con los amigos que selecciones. Al final, con el cierre de Tuenti, el cambio el fue inevitable.
6. Los test de personalidad y las galletas de la suerte
Si buscas entre las primeras aplicaciones a las que diste acceso a Facebook –y si no las borraste después del escándalo de Cambridge Analytica– es muy probable que te encuentres con alguna app de test de personalidad. Eran facilísimos de usar: solo tenías que dar acceso a la aplicación y esta te calculaba cualquier cosa de tu personalidad con un método 0% científico: qué capítulo de Gossip Girl eres, qué fichaje de la época de Jesús Gil, qué malasañero, qué tipo de profesor... Las galletas de la suerte funcionaban con el mismo sistema 0% científico, pero el resultado final era un consejo para tu futuro. ¿Eran difusos? Sí. ¿Poco prácticos? Sí. ¿Abrías una docena de galletas al día? También.
7. Los concursos
Quien diga que ganar a la lotería es complicado es porque nunca participó en un concurso de Facebook. Por si no los recuerdas, solían ser algo así:
¿Quieres entrar en el sorteo de este fantástico par de calcetines? Solo tienes que seguir los siguientes pasos:
- Hazte fan de la página MundoCalcetín
2. Hazte fan de la página Todo Sorteos
3. Comenta y explica por qué crees que te mereces los calcetines
4. Publica el enlace a este concurso en tu muro
5. Pide a tus amigos que compartan tu publicación
6. Etiqueta a 50 amigos
Si el tiempo es oro, es normal que participaras en estos concursos: esos calcetines salían muy, muy caros.
8. Inventarse relaciones sentimentales y familiares
Cualquiera de tus contactos en Facebook podía convertirse, con dos clics, en tu marido, mujer, hermano, primo... Si no has estado casado con alguno de tus amigos, no has disfrutado de todo lo que puede ofrecerte Facebook.
9. Cuando había páginas de absolutamente todo... Y te hacías fan de todas
Antes, las páginas de Facebook no te gustaban: te hacías fan. Y, si había algo de lo que fueras fan en la vida real, ¿cómo no lo ibas a dejar patente en Facebook? Primero eran grupos de música, deportistas, películas o actores. Luego, cualquier cosa: las noches de verano, volver de fiesta y comerse una tripa de fuet, salir a tomarse una y recogerse a las seis de la mañana... Y un ejército de señoras que hacían cosas. Estas eran algunas de las más famosas:
- Señoras que se ponen una bolsa en la cabeza cuando llueve.
- Señoras que dicen "oyoyoyoyoy" cuando se enteran de un cotilleo.
- Señoras que siguen los consejos de Saber vivir y son inmortales.
- Señoras que se cruzan la bata para decir algo importante.
- Señoras que dicen "yo no digo ná..." y luego lo dicen.
- Señoras que se sacan una silla a la calle y se montan su Sálvame Deluxe.
- Señoras que van paseando y se paran en seco para dramatizar la conversación.
10. El momento en el que todo cambia: tus padres quieren ser tus amigos en Facebook
Facebook era un sitio en el que tú, tus amigos y vuestras 300 fotos de botellón campabais a vuestras anchas... Hasta que llegaron tus padres. Fue muy divertido ver cómo compartían chistes que tú viste en páginas como Alcachondeo, Yonkis o ElRellano diez años antes, pero a cambio tuviste que desetiquetarte de muchas fotos, explicarles que no es que salieras mucho de fiesta, sino que trabajando y estudiando no te hacías fotos... Y también por qué, según Facebook, uno de tus amigos es tu padre y otro tu mujer.
11. Etiquetar fotos como si no hubiera mañana
Es domingo y acabas de despertarte. Haces memoria: saliste con tres amigos, estuviste en dos bares y una discoteca... E hiciste cerca de 30 fotos. Los domingos eran más divertidos cuando tenías que ocuparte de reconstruir la noche de tus amigos y conocidos subiendo sus fotos y etiquetándolos. Y, cuando terminabas con tus fotos, tocaba rastrear las del resto. ¿Qué en la discoteca había fotógrafo y han subido imágenes? Etiquétalas. Y cuando termines, pasa al punto 12.
12. Desetiquetarte de fotos como si no hubiera mañana
Cuando terminabas de etiquetar todas tus fotos, toca hacer el recorrido inverso: tus amigos también han subido fotos y, sorpresa, te han etiquetado en todas esas fotos que sales con los ojos entrecerrados, con un vaso en la mano y/o haciendo cosas vergonzosas. La velocidad y el cabreo por este tipo de etiquetas dependía, en parte, de si tus padres –o jefes– estaban ya en Facebook o no.
13. "¿Qué estás pensando?"
Ahora ya estamos acostumbradísimos a que, en la caja donde escribimos los post de Facebook, aparezca el mensaje "¿Qué estás pensando?". Hace años, respondíamos de verdad a esa pregunta: si buscas en tu biografía o en la de tus amigos, no te resultará complicado encontrar publicaciones con mensajes como: "¿Y a ti que más te da en lo que piense?" o "¿Qué demonios ha pasado en Lost?" o "En ti".
14. Jugar al "¿Qué fue de...?" y acabar agregando a gente que hace años que no ves (ni verás)
Una de las aportaciones de Facebook frente a Fotolog o Tuenti era que podías buscar a gente de todo el mundo tanto por el buscador –por nombre y apellidos– como por localización, estudios o lugar de trabajo. Así era mucho más fácil buscar amigos, conocidos... y a prácticamente cualquier persona con la que te hubieras cruzado en tu vida. ¿Qué habrá sido de tus amigos de Erasmus? ¿Y de tus compañeros del instituto? ¿Y del colegio? Al final, acababas haciendo una investigación para cada uno de ellos que se culminaba con una solicitud de amistad. No has vuelto a hablar casi con ninguno de ellos.
15. Utilizar cualquier cosa para quedar, menos los eventos
Como ya hemos comentado en el punto 2, cualquier publicación de Facebook podía convertirse en un chat grupal. Y también en un evento. De repente, alguien se topaba con una foto tuya y dejaba un comentario de: "Ey, ¡tenemos que quedar!". Y tú contestabas en la misma foto que por qué no quedabais para un café. Porque utilizar el chat o los mensajes privados no era tan divertido.