A partir de junio, los alumnos de educación básica en Ciudad de México pueden escoger entre vestir falda o pantalón como parte de su uniforme diario. Pero esta noticia no ha caído bien a todos.
Varios usuarios y agrupaciones reaccionaron a la disposición dada a conocer a inicios de semana. La principal queja no fue que las menores de sexo femenino puedan usar pantalón, sino que los estudiantes varones tengan posibilidad de usar falda. En Twitter y Facebook, el grupo conservador Frente Nacional por la Familia, manifestó su rechazo a que los menores varones puedan usar esta prenda para ir al colegio.
En su discurso este lunes, la alcaldesa de la capital mexicana, Claudia Sheinbaum, dijo que los estudiantes podrían escoger entre falda o pantalón para vestir. “Los niños pueden traer falda si quieren y las niñas pueden traer pantalón si quieren, eso es una parte de la equidad, de la igualdad”, mencionó Sheinbaum al dar a conocer el uniforme neutro.
El jueves, el secretario de Educación a nivel nacional, Esteban Moctezuma, dijo en entrevista con varios medios de comunicación que el uniforme neutro es una medida enfocada a las niñas. “En ningún momento señalamos, ni en mi persona ni en el documento, nada dirigido a los niños. La propuesta va dirigida a las niñas”, dijo el funcionario.
Como mencionamos en este artículo de Verne, la falda es una prenda que ha formado parte de la indumentaria masculina desde hace varios siglos. Pero no fue hasta el siglo XX que esta vestimenta fue asociada al sexo femenino, según dice a Verne Amneris Chaparro, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM. “La posibilidad de pensar que los niños (varones) puedan usar falda choca con la idea que se nos ha transmitido que es natural, las mujeres de falda y los niños de pantalón”, dice vía telefónica. “El escándalo viene del desconocimiento de lo que significa la masculinidad y feminidad, ya que ambos conceptos son construcciones sociales”, apunta.
A las mujeres, señala la investigadora, se les ha restringido muchos movimientos físicos mediante la popularización de la vestimenta. “Corsés que dificultan respirar, tacones y adornos que impiden moverse con total libertad”, indica. “Lo masculino tiende a ganar preponderancia en los discursos sociales”, comenta Chaparro.
Ana Pecova, directora de la organización Equis, dice a Verne que es una vulneración al concepto de masculinidad lo que hace polémica la idea de que los niños puedan usar esta vestimenta. “Hay un rechazo a lo femenino, que se representa en forma de una falda”, dice vía telefónica. “Quien ‘se pone los pantalones’ siempre es quien tiene poder, y en este caso son los hombres”, puntualiza.
En el verano de 2017, un grupo de niños en Reino Unido protestaron usando faldas cuando les negaron la posibilidad de usar shorts (pantalones cortos) debido a las altas temperaturas de la temporada. Chaparro señala que la idea de que los hombres solo pueden usar pantalón se ha generalizado como correcta. “Se minimiza la idea de que las niñas puedan ser más libres al ser una transgresión de que los niños usen pantalones”, indica.
Para ambas investigadoras, el uniforme escolar debe ser funcional para darle libertad a los menores para moverse, pero tampoco debe distinguir clase o posición social. “Los menores deben tener la misma posibilidad en todos los aspectos, para eso está pensado un uniforme”, dice Pecova. “Son las instituciones quienes determinan los roles de masculinidad o feminidad, se busca que haya una neutralidad para que los niños hagan sus actividades sin importar su género”, dice la investigadora de la UNAM.