Desde hace una semana, integrantes del colectiva feminista Ni Una Menos y familiares de víctimas de violencia en México, tomaron la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). La activistas decidieron establecer en el viejo caserón un centro de acopio y un refugio para mujeres víctimas de violencia. Las manifestantes reclaman que sus casos ante la institución que debería acompañarlas como víctimas no avanzan y exigen soluciones.
Como parte de la toma, las activistas intervinieron con pintadas varios cuadros de héroes nacionales y los exhibieron en la calle. Su intención es subastarlos para que lo recaudado sirva para las víctimas y sus familiares. En el marco en el que México celebra sus fiestas patrias, la política de símbolos de Andrés Manuel López Obrador se ha visto caricaturizada con la intervención de los retratos de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez y Francisco I. Madero.
El día después de la toma de las instalaciones, el presidente se mostró abiertamente enfadado por el daño ocasionado a los cuadros “no me gusta ver a Madero ultrajado (...) ojalá protesten de otra forma”, dijo el mandatario. “No estén llorando por ese cuadro, ese cuadro no siente!”, “¡las mamás que buscan a sus hijas sí se sienten!”, respondió una de las mujeres que participa en la toma de la CNDH.
La primera reacción que tuvo José Manuel Núñez, autor del retrato de Francisco I. Madero, fue criticar el acto: “Dañar obra del estado no resolverá los problemas de la nación, pero sí será un retroceso para nuestros valores”, escribió en sus redes sociales. Unos días después, el pintor de 42 años dice que su postura es completamente opuesta. “Actué de manera visceral, pero luego entendí el contexto y ningún cuadro vale más que una vida humana”, dice el pintor a Verne a través de llamada telefónica.
“Hablé con la madre de la niña [que pintó una parte del cuadro], le ofrecí disculpas y le dije que me solidarizo con ella. Voy a pintar un nuevo cuadro y a donarlo a la causa de estas mujeres para que también lo vendan y saquen fondos”, agrega el artista conocido como Jomanu.
En tonos cálidos y con la leyenda en el fondo “Sufragio efectivo, no reelección”, Núñez pintó el cuadro hace unos 15 años y lo donó a la CNDH. Reconoce que casi no se acordaba de él. “Estaba en una sala de juntas, solo lo veían 10 funcionarios al día y ahora todo el mundo lo conoce. Estas mujeres me hicieron un favor”, reconoce. “Creo que ahora con la intervención ha mejorado, tiene un aire kitsch. Antes era muy mocho, muy sobrio. Si no es por ellas, el cuadro no se habría hecho famoso jamás”, expresa.
Con el pelo morado, sombra de ojos y los labios rojos, la imagen del expresidente mexicano ha sido utilizada por numerosos usuarios en redes sociales como foto de perfil para mostrar apoyo a la toma de la CNDH. El cuadro de Madero pasó de decorar una pared a ser un símbolo de la lucha de las mujeres que se rebelan contra el estado patriarcal. “Yo creo que si le preguntáramos a Madero y después de esto hubiera un cambio en nuestra sociedad, él no se opondría a que pintaran su cuadro” y recuerda una de las frases más conocidas del expresidente, “con estos acontecimientos comprendo que los que deseábamos un cambio, nada debíamos esperar de arriba”.
Las protestas frente a las sedes de Derechos Humanos se han repetido en otros Estados del país como Tabasco, Veracruz, Puebla o Ecatepec y las mujeres que se encuentran en la CNDH se reunieron con la secretaria de Gobernación para llegar a un acuerdo en estos días.