“Yo te aviso” y otras formas que tienen los mexicanos de decir que no (sin decirlo)

“A todos diles que sí, pero no les digas cuándo”

Tan simple y tan difícil a la vez.

Dos letras que son casi imposibles de pronunciar para los mexicanos, sobre todo si alguien les pide algo. No: una palabra que expresa una rotunda negación y que no deja abierta ninguna posibilidad. Aunque según Corin Robertson, embajadora de Reino Unido en México, se trata de una costumbre compartida entre ambas naciones.

“Yo te aviso”, “lo reviso con calma”, “yo te marco después” o “déjame pensarlo”, son algunas de las fórmulas clásicas para expresar una negativa indirecta. “En los mexicanos está ligado a un asunto psicológico porque no nos sentimos capaces de tomar la última decisión, de tener el poder sobre la relación con otra persona”, dice a Verne Georgina Barraza Carbajal, doctora en lingüística y gramática de la Academia Mexicana de la Lengua.

Como se trata de negar, existen numerosos recursos para darle la vuelta al asunto. “Le tenemos tanto rechazo al no, que usamos formas opuestas, como empezar diciendo que sí”, dice a Verne Arturo Hernández Bravo, académico en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. “Cosas como ‘Me encantaría verte, pero no tengo tiempo suficiente’, y solemos dar explicaciones para justificar la negativa", señala el académico. “Me doy una vuelta”, “déjame preguntar y lo vemos” o “en esas ando”, dependiendo del contexto, también son otras formas que tienen un no por detrás.

El exceso de amabilidad

Preguntar una ubicación en una calle de México puede llevarte a muchos lados y llenarte de explicaciones erróneas. “Estamos acostumbrados a creer que decir que sí a todo es un indicador de amabilidad y cortesía”, dice Barraza. La búsqueda de simpatía es tal, que es frecuente escuchar frases como “mi casa es tu casa” o decir “mande” cuando alguien pide algo, una frase que confunde mucho a personas de otras nacionalidades.

“Dame oportunidad de verlo y te regreso la llamada”, o “me encantaría, pero…” son otras frases frecuentemente usadas para alargar la situación sin rechazar la oferta. “El interlocutor no tiene manera de saber cuándo es que llegará el tiempo o pasará el motivo de nuestra justificación, por eso se cae en ambigüedades”, señala Hernández Bravo.

En materia lingüística, elaborar explicaciones tan amplias para decir que no requiere de un uso extenso de palabras, algo así como un barroco de la Lengua. “Cuando damos una orden nunca se codifica con un verbo imperativo, sino que lo codificamos a través de preguntas”, explica Barraza. “‘¿Serías tan amable de prestarme tu sal?’ En vez de decir simplemente ‘dame la sal, por favor’, porque nos parece ofensivo”, dice la lingüista.

Y por qué no, usar diminutivos para extender la negativa hasta el infinito: "ahorita lo reviso" o "te llamo en un ratito". Y claro, la cortesía también incluye un "gracias" al inicio, pero que en muchos casos suele ser una negación a una oferta. "¿Quiere firmar esta petición para salvar a los tamagotchis?" "Gracias", dice alguien mientras hace un gesto con la mano y se aleja.

En su libro Anatomía del mexicano, el sociólogo Roger Bartra señala que a los indígenas sometidos por los españoles no se les permitía decir que no. Una costumbre que prevalece a casi 500 años de la caída de México-Tenochtitlan. “El enfrentamiento es algo que los mexicanos rechazan y tiene que ver con nuestra historia”, dice Barraza.

La pandemia: el pretexto perfecto

Explicaciones sobran, pero la pandemia derivada de la covid-19 ha dado un nuevo motivo a los mexicanos para aplazar o negarse a planes. “Si me invitas a algún lugar, yo ahora puedo decir ‘Sí, pero ahora que Susana Distancia nos lo permita’, ‘en cuanto la pandemia pase’ o ‘ahora que el semáforo pase a verde’”, explica Hernández Bravo.

El uso extendido de medios electrónicos derivado de la contingencia sanitaria también ha planteado una nueva forma de comunicación, que incluye el uso de emojis en mensajes de texto, o la costumbre de hacer videollamadas. “No pude hablarte porque se cayó mi internet”, “mi cámara no sirve” y “se trabó la computadora”, con algunas de las negativas ambiguas con las que se enfrentan quienes continúan en confinamiento.

La llegada de una vacuna puede poner fin al distanciamiento social, no obstante, los mexicanos podemos seguir identificando cuando alguien nos da largas sin decir abiertamente que no. “La entonación de una persona o que alguien reaccione simplemente con una mano con el pulgar arriba son claros ejemplos de que nos están diciendo que no”, dice Barraza.