‘Cruzazulear’: el verbo mexicano para designar una derrota que inició como triunfo

Se trata de un neologismo que se ha exportado del ámbito deportivo a otras áreas

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La reacción del jugador del Cruz Azul, Ignacio Rivero, luego de que Juan Vigón, de Pumas de la UNAM, anotara el cuarto gol en la semifinal de este domingo
La reacción del jugador del Cruz Azul, Ignacio Rivero, luego de que Juan Vigón, de Pumas de la UNAM, anotara el cuarto gol en la semifinal de este domingo. Reuters

El equipo de fútbol mexicano fue derrotado este domingo por el equipo de Pumas de la UNAM tras ser goleado en el partido de vuelta de las semifinales de la Liga MX. Aunque iniciaron el encuentro con una cómoda ventaja de cuatro goles obtenida en el partido de ida, todo cambió durante la segunda mitad. Aunque el resultado global fue de 4-4, su posición en la tabla de equipos terminó por eliminar al equipo celeste del torneo.

No es la primera vez que el equipo de Cruz Azul decepciona a sus hinchas en el último minuto. La Academia Mexicana de la Lengua recopila en un artículo los matices del verbo cruzazulear y lo define como un neologismo que alude a “la acción de perder un partido luego de tener la victoria prácticamente asegurada”. 

La cantidad de veces que el equipo ha repetido este tipo de derrotas le ha dado fortaleza al uso de cruzazulear. Uno de los primeros descalabros de este estilo fue en mayo de 2013, cuando el equipo cementero perdió la final contra el club América luego de mantener una ventaja de dos goles hasta el minuto 89. Los últimos minutos bastaron para que se perdiera el torneo. En 2016, igualmente contra el América, el Cruz Azul perdió 3-4, cuando todo el primer tiempo llevaron una ventaja de tres goles. “Es el verbo por antonomasia para hacer referencia a un fracaso monumental pese a que haya condiciones óptimas para triunfar”, dice a Verne Georgina Barraza Carbajal, doctora en lingüística, y gramática de la Academia Mexicana de la Lengua.

Aunque se trata de un verbo ampliamente extendido en redes sociales y usado por los medios de comunicación del país, se trata de un neologismo que aún no se acepta en ningún corpus lingüístico. La RAE ha señalado que este neologismo se encuentra en revisión en el observatorio de palabras, pero no hay una propuesta de inclusión en el diccionario académico. “El verbo cruzazulear es un derivado usual en el periodismo deportivo mexicano que alude a una situación determinada por ser algo que frecuentemente sucede al equipo Cruz Azul”, señala la autoridad lingüística.

Aunque no sería el primer neologismo de origen mexicano que sería recogido en un diccionario, como lo recuerda Barraza. “Algo semejante sucedió con el actor mexicano Cantinflas y su estilo de hablar”, dice la académica. Hablar mucho sin decir nada era uno de los rasgos cómicos de Mario Moreno, recogido en el Diccionario de la Lengua Española como cantinflear: “hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada con sustancia”.

Aunque las redes sociales y las periódicas derrotas del equipo cementero refuerzan el uso de este verbo, cruzazulear tiene que esperar para ser recogido en el diccionario de la RAE, pero puede tener cabida en el Diccionario de Mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua. “Depende de la extensión del término, la frecuencia, y ayuda que sea más extendido o generalizado el grupo de hablantes”, explica Barraza.

No solo el Cruz Azul se ha colado en el lenguaje de los mexicanos. El famoso Síndrome del Jamaicón, que hace referencia a alguien que extraña mucho a su tierra, proviene del Jugador José Villegas Tabares, conocido como El Jamaicón. “Cuenta la historia que en el Mundial de Suecia 1958 lo encontraron muy triste, diciendo que extrañaba su comida, las tortillas, las gorditas”, refiere Barraza. Y no solo eso, sino que también fue asociado a una derrota, como lo recuerda Jorge F. Hernández, columnista de EL PAÍS. “El Jamaicón hizo el ridiculazo frente a Inglaterra en Wembley (un bochornoso partido que perdió México 8 a 0) nomás porque extrañaba a su jefecita, las garnachas y el guacamole”, dice el escritor.

Si el equipo cementero sigue dando alegrías que se transforman súbitamente en derrotas, este verbo podría incorporarse a otros corpus lingüísticos. “Tendría que volverse una voz de uso generalizado, y todavía está limitada a un ámbito geográfico del país”, dice Barraza. Para consuelo de sus seguidores, este verbo aún sigue siendo pura anécdota del fútbol mexicano y no un verbo de uso cotidiano.

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